La coyuntura reaccionaria

Detrás de las cortinas de humo, emerge la economía

“En síntesis, el superávit fiscal vale oro. Pero por sí solo no nos saca. El mercado de cambios puede ser superavitario. Pero el combo nivel de reservas, normalización del cepo-régimen cambiario-precio del dólar, pago de deuda, riesgo país, genera un enorme desafío. Por lo tanto, no prestar atención integral y simultáneamente a los dos problemas puede obstaculizar la pretendida automaticidad del ajuste en ambos sentidos, sus timings y dinámicas, ya sea porque no alcancen los ajustes o porque se logren a costa de la paz de los cementerios. La administración deberá en consecuencia iniciar el proceso de recuperación de la credibilidad y confianza que hasta aquí evidentemente le cuesta lograr”

“El equilibrio indispensable que tanto cuesta lograr”, Carlos Melconian y Pablo Goldin, La Nación, 13/08/24

Informe de Roberto Sáenz en el último Comité Central del Nuevo MAS, el pasado domingo 11 de agosto.

Comenzar por un breve comentario sobre la coyuntura internacional tiene su importancia para no ser unilaterales en los análisis –sin perder el contexto general de la etapa reaccionaria mundial–, porque hay puntos y contrapuntos, tendencias y contra/tendencias.

El mundo es más contradictorio de lo que parece

Aunque sucede en un país imperialista y es un reflejo electoral distorsionado, lo de Kamala Harris es significativo: dejó en “tres segundos” a la defensiva a Trump, porque con sus acentos progres empatiza –simbólicamente, lógico, porque su política es imperialista– con esa “revolución” lenta pero en profundidad del movimiento de mujeres y lgbtt. Y con otra revolución –que también tiene su contrarrevolución en los movimientos racistas y anti-inmigración como se acaba de ver en los disturbios en Londres– que es la lucha de las personas afrodescendientes en EEUU.

Trump, varón rubio (White Anglo-Saxon Protestant), se quejó de que la circunstancia es “injusta”: “Ya le gané a Biden y ahora tengo que ganarle a ésta”, reacción típica de los “cancheros”, que al menor contratiempo se ponen a llorar.

Esto establece parámetros para el debate con el mandelismo (o con un Valerio Arcary de Resistencia, Brasil, o mismo de la gente de Jacobin Lat), que parecen “filósofos del Muro de los Lamentos” que solo ven los aspectos reaccionarios de la situación internacional y no saben ver los contrapuntos (una mirada sesgada en la militancia cotidiana y que cede terreno gratuitamente al enemigo).

El crimen de dejar pasar la oportunidad

En la Argentina, el 12 de junio se votó en Senadores la Ley Bases con algunas modificaciones (luego su ratificación en Diputados fue un trámite). Entre el 23 de abril –la marcha educativa– y el 12 de junio (7 semanas) el gobierno tembló, pero -precisamente en ese momento- el peronismo y la burocracia sindical se llamaron a silencio (dejaron pasar la ley; dieron gobernabilidad). El día de la votación de la ley en Senadores, Camioneros ni siquiera entró a la Plaza (no entró porque no quiso, no porque no pudiera hacerlo); el resto de la burocracia sindical se retiró temprano (a las 15 horas), y de inmediato comenzó la represión.

Le salvaron la vida a Milei. Recordemos que había mucho temor en la burguesía por la crisis de gobernabilidad que se habría abierto si la ley no salía (el gobierno atisbó el abismo en esos días). En ese momento dijimos que el gobierno había obtenido un triunfo táctico; ahora quiere transformarlo en triunfo estratégico. Es la tarea que tienen por delante; es parte del giro reaccionario de la coyuntura que se desarrolla dentro de una etapa del mismo signo pero que se desarrolla con muchísima inestabilidad.[1]

Pasó a la ofensiva en todos los planos. Primero, de manera timorata porque parecía que se abría un nuevo impasse donde no reglamentaba la Ley Bases. Pero luego la cosa se empezó a destrabar y la coyuntura tiene peligros porque se ponen en juego conquistas que son estructurales: o se lucha, o hay derrotas. (Por añadidura, señalemos que no hay peor derrota que la que ocurre sin luchar). La línea de la burocracia sindical e, incluso, la de la conducción del SUTNA (hasta el momento), parece ser “que se doble pero no se quiebre”,[2] al revés de la consigna de Alem (Leandro N Alem, fundador de la UCR a finales del siglo XIX, tenía la consigna más intransigente de que “se rompa, pero no se doble” en relación a los principios de su corriente política. Volveremos sobre esto).[3]

Esta mini-coyuntura reaccionaria (en estos momentos cloacal) empezaba a ser desplazada por los elementos más visibles de la crisis económica, pero estos elementos, aunque siguen tallando por abajo (la patronal se muestra cada vez más preocupada, como se puede ver en las secciones económicas de los diarios), fueron a su vez desplazados de la atención pública por dos eventos recientes (uno más nacional y otro más local, en Córdoba).

El primero es el desastre de Alberto Fernández y Fabiola Yáñez, un hecho de carácter público, porque el maltrato a las mujeres se ha vuelto un hecho público gracias al movimiento de mujeres, y más aún si está involucrada la investidura presidencial. Un hecho que, paradójicamente o no tanto dada la coyuntura, está siendo extrapolado y utilizado contra el movimiento de mujeres.[4] Y el otro efecto es mostrar a la política como una cloaca, para que la gente se aleje más de la política; la desafectación política, el apoliticismo, el no compromiso, es un fenómeno de derecha.

Esto se combina con otro acontecimiento, este del orden de lo privado, que fue el asesinato de Susana Montoya a manos de su hijo, una tragedia psiquiátrica en una familia desgarrada por la desaparición del padre -policía y simpatizante de la izquierda- a manos de la dictadura. El perpetrador fue un referente de HIJOS, por lo que el gobierno de la provincia lo aprovecha para desacreditar a los organismos de derechos humanos. Este hecho desgraciado nos educa también en el sentido de que a la hora de hacer política hay que ser precavidos, no salir corriendo a “gritar” cuando hay señales de que la cosa puede ser más complicada de lo que parece; en este caso, llamaba la atención que la familia afectada no saliera a denunciar. Por eso estuvimos de acuerdo con hacer vigilia, pero no llamar a movilización hasta tener más claridad.

Bueno, estos dos hechos dieron lugar a una ofensiva del gobierno en dos planos: desacreditar las causas del movimiento de mujeres y de los DDHH (esto último con el contrapeso de la escandalosa visita de un sector de la bancada de diputados de la LLA a Astiz y otros genocidas).

Significativamente, editorialistas del diario La Nación -conservador y liberal- como Claudio Jacquelin, salieron a plantear su preocupación por las derivas ideológicas de Milei, al que ven como de una “especie” que no es la que esperaban: una suerte de “populista liberal”. Es decir: emparentado con aquellos regímenes a la moda en algunos países ultra neoliberales en lo económico pero ultramontanos en lo ideológico (casos de Trump, Orban, Bolsonaro, etc).[5]

La preocupación de algunos medios escritos (la TV está mil veces más degradada y cholulizada), es que Milei lleve al régimen político -y la política misma- a un nuevo lugar, más degradado aún que el actual, que no es la categoría clásica de bonapartismo que solemos usar (aunque una cosa es complementaria de la otra, pero desde otro ángulo), sino a un régimen “iliberal” (el concepto de regímenes iliberales se está utilizando para aquéllos que cuestionan o que no se basan en la democracia burguesa y los valores identificados con “Occidente” en general, que son los de las formas democráticas y los de la Revolución Francesa -por decirlo en general).

Se trata de los regímenes que no tienen los valores de la ilustración que expresa el centro burgués, sino valores ultra reaccionarios (es decir, que defienden la sin razón contra la razón[6]), además de cuestionar los regímenes electorales y otras libertades democráticas. Es tan morbosa la explotación por parte del gobierno del caso de Fernández y Yáñez, que hasta algunos editorialistas de derecha se quejaron de esa utilización tan vulgar del caso (el concepto científico sería el de instrumentalización por la derecha y contra el movimiento de mujeres de una circunstancia de opresión de la mujer).

Los desaguisados económicos del oficialismo

Como contrapeso en esta coyuntura adversa, hay crecientes elementos de ansiedad económica de la burguesía con el gobierno. Las reservas no alcanzan, el Banco Central está en tres mil millones de dólares negativos que para fin de año serán 7.000 (es decir, no tan lejos del balance negativo de reservas del BCRA que dejó Massa); el riesgo país está en 1.500, lo que impide el acceso a los mercados internacionales, y nadie sabe cómo van a hacer para pagarle al FMI los 15 mil millones de dólares que vencen en 2025…

También hay un lío con el cepo: para invertir en la Argentina quieren poder llevarse las ganancias; Milei había prometido la dolarización y ni siquiera es capaz de levantar el cepo. Y los capitalistas también se quejan porque no saben cuál sería el régimen cambiario que vendría después del cepo: ¿convertibilidad, mercado libre, dos tipos de cambio?

Lo de la baja de la inflación está incierto; dicen que bajó en julio a nivel nacional… pero en CABA subió: ¿cómo puede ser?

En definitiva y como desde hace décadas, el problema económico central del país gira en torno al tipo de cambio. La Argentina tiene una inserción en cierto modo “frustrada” en el mercado mundial que le impide hacerse de las divisas que le permitan funcionar a su entramado económico e industrial. Se da vueltas como en la calesita de un régimen económico a otro pero este problema central no se resuelve. Y el problema se tapa posteriormente con emisión monetaria y medidas por el estilo. En el caso de Milei no: su religión es el superávit y la emisión cero. Pero esto tampoco resuelve nada en materia productiva porque la gran pregunta es cómo el país se hará de divisas reales para funcionar. La apuesta seria a las inversiones extranjeras (ya que las exportaciones no alcanzan y el consumo está pisado). Pero la inversión extranjera no vendrá si es que no pueden girar las ganancias al exterior, si es que permanece el cepo, si es que no se impone un régimen de saqueo liso y llano que, por lo demás, tampoco resuelve estratégicamente el tema de las divisas porque lo que “entra” vuelve a salir enseguida y para colmo de manera multiplicada.

Esta incertidumbre económica es un contrapunto que puede traerle al gobierno consecuencias más temprano que tarde (incluso el contexto económico internacional ya se está dando vuelta de manera adversa y trayendo problemas). Sin embargo, esto no nos tiene que llevar a diluir lo crucial de este momento, en el que están sobre la mesa las dos pruebas importantes de las que hablamos en el punto anterior (la “esencialidad” en la educación y el SUTNA): si no se concretan luchas, es un problema.

Es el momento de salir a pelear

Por razones estructurales y políticas, el gobierno aprovecha para descargar varias ofensivas, en una situación contradictoria de mucha “plancha” en el AMBA y conflictos importantes en el interior; lo que pasa con los docentes de Córdoba y Neuquén es muy distinto de lo que pasa en provincia de Buenos Aires. O con el conflicto de Aceiteros, donde el gobierno llama a la negociación (y ahora la conciliación obligatoria) pero no le da ni de lejos para militarizar (si intentan militarizar a un sector de trabajadores organizado, puede haber muertos, y el gobierno se ha cuidado mucho de que no haya muertos en las represiones).[7]

De cualquier manera, hay dos ataques graves: uno es que quieren declarar la “esencialidad” de la educación, algo de la magnitud del DNU de diciembre, porque puede cercenar el derecho de huelga de la docencia nacional. El problema es que cada dos por tres hay grandes huelgas docentes, porque el salario es miserable, las condiciones de trabajo pésimas y hay estabilidad laboral; si se recorta el derecho de huelga, esa estabilidad se pierde (las huelgas pueden ser ilegalizadas lo que sería una excusa perfecta para que la burocracia no convoque a nada). La burocracia docente no va a mover un dedo, porque con esto destrozarían a la oposición (no hay manera de cansarse de repetir que la burocracia sindical es el aparato más cínico del Estado).[8]

El sábado pasado (10 de agosto) hubo una reunión de la oposición en los gremios docentes a nivel nacional para discutir qué acciones tomar frente a la sesión parlamentaria de hoy miércoles 14, pero la base docente no está consciente de la magnitud del problema (siquiera está informada del tema). El miércoles se vota en Diputados, y si se aprueba, es muy probable que después se apruebe en Senadores.

En la población en general es difícil la explicación, la gente cree que está mal que los docentes hagan paro y compran la idea de la “esencialidad” (¿cómo la educación no va a ser esencial?).[9] Pero cuando hay una huelga docente hecha y derecha, recibe apoyo de la población; los compañeros de Córdoba cuentan que por ahora prevalece ese sentimiento de solidaridad; han hecho marchas de 20 o 30 mil docentes contra Llaryola.

La única manera de alertar a la docencia de la gravedad de la situación es que el miércoles se arme un escándalo en el Congreso, con delegaciones del interior (esta es la pelea que dio el partido durante todo el fin de semana y los días previos al cierre de esta edición).

El segundo ataque es contra el SUTNA. En Bridgestone hay 450 suspensiones por tiempo indeterminado; es Cancha Rayada eso si no se para, más los casi 100 despidos y 100 “arreglos” más en FATE. Y a los que no llamaron a arreglar los quieren llamar para que firmen la aceptación del régimen de trabajo de 6 x 1, en turnos rotativos con pérdida de francos y de otras conquistas…

En concreto, este nuevo régimen laboral implica que no habría más pago de horas extra los sábados y domingos, lo que significa una disminución del salario de un 30%, según calculan los compañeros. Es difícil que alguien firme esto; cuando los trabajadores aceptan un régimen de trabajo de mayor explotación, suele ser a cambio de aumentos en sus ingresos, no de disminuciones. Y ya sabemos que tienen que derrotar a FATE para derrotar al gremio.

La patronal quiere el 6 x 1, el sindicato dice que no lo va a firmar: ¿entonces qué?, ¿hasta cuándo se tira de la soga, aunque Crespo prefiera “que se doble pero no se quiebre”?[10] Si hay cientos de despidos sin luchar, es una derrota mucho peor que luchando, y para colmo en el sector más importante de los que dirige la izquierda.

El PO no parece querer luchar. Está “administrando” la cosa para “salvar al sindicato” –esa es la lógica profunda de su orientación hasta ahora, aunque no lo diga–, pero no se entiende cómo van a salvar al sindicato si pasa a ese régimen laboral, si los trabajadores se desmoralizan, si echan al activismo. Aunque formalmente quede la Negra al frente del sindicato, se queda sin base que la defienda frente a los ulteriores ataques de la patronal. Con los piqueteros pasa igual; el PO y el MST fueron a San Cayetano; nadie entiende para qué cuando las direcciones tradicionales ya habían entregado las peleas de la primera etapa contra Milei (se ausentaron de la pelea contra la Ley Bases).

Tiene ciertos peligros la coyuntura. La etapa reaccionaria de crisis permanente en la que estamos está abierta, pero sabemos que Milei tiene que imponer algunas derrotas. Hay una serie de batallas que, si no se dan, es un lío. Y un partido revolucionario no puede ser solamente una “usina de análisis”: tiene que ser un factor de reagrupamiento de la vanguardia, de los sectores más combativos, para enfrentar los ataques del gobierno y la patronal en medio de la traición histórica del peronismo.

Contra el sindicalismo y el electoralismo

En la izquierda hay una pelea de estrategias que se agiganta conforme pasan los meses. El PTS y el PO han sido responsables, ambos, de dividir la coordinación que existió en la primera mitad del año. Daría la impresión que ya están en sus típicas peleas de aparatos previas a su negociación electoral.

Lo del PTS ya es “morboso”. Todo se reduce a si Bregman y del Caño miden o no miden en las encuestas. Es de un oportunismo electoralista cada vez más feroz esta corriente. La estrategia “soviética” de las asambleas ahora parece que se circunscribe a comités de apoyo electorales a la candidatura intergaláctica de Myriam Bregman.

La división del frente único conformado para luchar no ha redundado en nada positivo para enfrentar a Milei. Ahora el operativo se traslada a la Universidad de Buenos Aires donde reeditan las maniobras de tufillo estalinoide de jugar a una “unidad” que no quieren. La izquierda tiene pocas representaciones en general y también pocas en el movimiento estudiantil; sin embargo prefieren arriesgar un triunfo seguro en Filosofía y Letras de la UBA para que el Ya Basta! y el Nuevo MAS no podamos acceder a la presidencia del Centro de Estudiantes de dicha facultad que nos merecemos por militancia concreta en el lugar de estudio.

Está clarísimo para todo el mundo que nuestra agrupación en dicha facultad es, por lejos, la agrupación universitaria más grande en una facultad de la izquierda en todo el país. Sin embargo, no: el PTS arrastrando al PO como lamebotas sigue el jueguito de que ellos serían la “unidad” en una elección en Filo que será por tercios y donde nuestra agrupación, incluso yendo en “soledad”, puede alzarse con el Centro de Estudiantes, a fuerza de ser la agrupación de lejos más grande y militante de la facultad.

Las elecciones estudiantiles en la UBA y en otras universidades adelantan en cierta forma las elecciones nacionales aunque falte mucho para ellas. El PTS tiene como único portaestandarte la bandera de “Myriam Bregman”; ahí empieza y termina toda su estrategia (tanto al PTS como ni hablar al PO se los ve debilitados en su militancia estudiantil en todo el país).

En fin: nuestro partido seguirá planteando la unidad de la izquierda, buscando un reagrupamiento de la misma para enfrentar de manera independiente los duros conflictos que se vienen al tiempo que, también, estamos en una ofensiva de armazón estratégico y formación hacia la militancia y la vanguardia, así como la docencia y los intelectuales con la próxima aparición de nuestra obra El marxismo y la transición socialista. Tomo I: Estado, poder y burocracia.

Ahora es cuándo

Es un momento donde el gobierno intenta pasar de un triunfo táctico a uno estratégico. No es un momento de análisis, es un momento de lucha. Para la esencialidad, si este miércoles 14/08 no hay cachengue en la puerta del Congreso, no pasa nada; la gran acción de propaganda que puede hacer la vanguardia es en la puerta del Congreso. La burocracia hay que ver qué hace; no es tan fácil levantar la mano (al momento del cierre de esta edición está transcurriendo la sesión). Pero lo que tiene que hacer la vanguardia es plantarse frente al Congreso y hacer un quilombo de órdago; y en las provincias, los que no puedan venir hacer algún quilombo en la provincia y venir con delegaciones (como finalmente hizo la UEPC de Córdoba, sobre todo por la pelea dada por nuestro partido). No se estira más la cuerda, es ahora.

Es difícil que alcance lunes y martes para crear un “estado deliberativo” en la docencia como para convocar a más gente. Lo hicieron a propósito (la convocatoria “entre gallos y medianoche” para discutir esencialidad). Pero si el miércoles hay un quilombo bárbaro, se va a notar que pasa algo grave. No hay ninguna resolución que podamos votar que resuelva el problema; la resolución es ir y plantar bandera.

En FATE es igual. Ahora están especulando que el 14 puede haber lock out patronal. Hay que decirle a la Negra que no hay más tiempo, no hay más audiencias, hay que salir a luchar: Asamblea General del gremio para luchar.

Es el momento de pasar de las palabras a los hechos.


 

[1] La etapa reaccionaria de inestabilidad permanente que transita el país le permitió al gobierno lograr una cosa y quedo inhibido -al menos, hasta el momento- de otra: a) el gobierno ha logrado sostenerse y mantiene una durísima ofensiva macroeconómica y en otros terrenos sobre las masas, b) el gobierno no ha logrado avasallar al régimen político ni cercenar realmente el derecho a la protesta aunque ese terreno se haya puesto más duro con la aplicación del Protocolo.

Por lo demás, y como en todo, las relaciones de fuerzas se miden en el terreno y el gobierno muchas veces “boquea” más de lo que logra. El régimen político en la Argentina continúa siendo democrático burgués con elementos bonapartoides. (Las miradas impresionistas de las cosas volvieron a fallar. Además, una cosa es ser responsables y otra muy distinta impresionistas, pero lógico que para no ser impresionistas hay que ser militantes y no meramente comentadores de la realidad).

[2] Causa gracia que el PO saque artículos ridículos sobre la supuesta “crisis del NMAS” [sic] cuando no tiene balance alguno de la ruptura de su partido a la mitad, de su retroceso militante a ojos vista y de sus gravísimos errores en materia de la mezcla de partido y movimiento (que lo han dejado en manos de la justicia patronal). Pero bueno: del ridículo no se vuelve.

[3] Partido de las masas pequeño burguesas emergentes, se terminó suicidando alrededor de determinadas querellas. Era la época del “fraude patriótico” y del dominio de la burguesía roquista (por Julio Argentino Roca) que tanto le gusta a Milei.

[4] El caso Yánez no tendría el impacto que está teniendo sino existiera el movimiento de mujeres. Sin embargo y simultáneamente, está siendo utilizado por la derecha, sencillamente por el marco general en el que está operando.

[5] Ultramontano lo utilizamos por referencia a los gobiernos conservadores ideológicamente que apoyan la intervención de la religión en los asuntos políticos, que defienden valores de la “sin razón” (evangelismo, el terra-planismo y cosas por el estilo) y que se oponen a las ideas liberales o republicanas.

[6] Las formas de pensamiento irracional previas a la revolución burguesa. Por esto decimos que se trata de regímenes con elementos “restauracionistas” en el sentido de ir para atrás en materia de las conquistas del derecho de las mujeres, lgbtt, ideas irracionales sobre el mundo, las fake news, etc.

[7] Los gobiernos realmente duros han militarizado los conflictos obreros históricamente. Por ejemplo, el famoso “Plan CONINTES” con del cual bajo el gobierno de Arturo Frondizi a comienzos de los años ’60 se quebró una huelga ferroviaria histórica.

[8] Al cierre de esta edición hubo una importante acción por la mañana de la oposición docente con rol protagónico de la UEPC de Córdoba y de nuestro partido. Lógicamente, la convocatoria de CTERA fue puramente formal.

[9] La “esencialidad” de las fuerzas burguesas es una estafa porque lo único que declaran es que los docentes son rehenes que pierden su derecho constitucional a la protesta y la huelga: en todo lo demás, la educación continua siendo inesencial.

[10] Hasta ahora la orientación viene siendo dar largas al asunto. El peligro en este sentido es que se concrete una derrota sin luchar; la peor derrota. Por ejemplo: la enorme cantidad de arreglos en FATE o las suspensiones por tiempo indeterminado en Bridgestone, que pueden dar lugar a desmoralización. La gran pregunta es: ¿cuándo la Lista Negra se decidirá a salir a pelear? Porque, efectivamente, si pasa todo esto es cancha rayada en el principal gremio industrial dirigido por la izquierda… Y la otra pregunta es: ¿a qué juega el PO, que se dedica a escribir artículos ridículos contra otras corrientes mientras falla a la hora de tomar cartas en el asunto en lo que es su responsabilidad?

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