
“Rebe”, como le decían quienes la conocieron, nació el 2 de julio de 1926 sobre la mesa de un conventillo de Avellaneda en el seno de una familia inmigrante de Rusia. Sin embargo, supo ser la única mujer en estudiar matemática en la UNLP en el año ’39, cuando las ciencias eran exclusivas de los hombres. En 1949 se recibió de Doctora en Matemática y ejerció la docencia en la Universidad de Buenos Aires.
A partir de 1959, ayudó junto a Manuel Sadosky, de quien sería colaboradora gran parte de su vida, a traer la primera computadora a Argentina. Es así como el 24 de noviembre de 1960 llegó a la Argentina la Clementina, que ocupaba todo el segundo piso del Instituto del Cálculo, donde ella era secretaría técnica. Como Rebeca decía la Clementina era “tamaño baño”.
El primer trabajo que realizaron en la Clementina fue de media hora para el censo nacional. En 1966 cuando a Sadosky le rompieron los anteojos y lo apresaron en la noche de los bastones largos, la Clementina estaba prendida 24 horas, los 365 días del año. Las y los científicos del Instituto de Cálculo trabajan sin parar para no apagar la única computadora de Argentina que debía dar soporte a todas las reparticiones del Estado.
La dictadura de Onganía suprimió la autonomía universitaria. Los 70 miembros del Instituto de Cálculo fueron despedidos o renunciaron, el instituto fue desmantelado por completo. La Clementina funcionó cada vez con mayores dificultades hasta que fue apagada en 1970. Durante ese periodo se detuvo la investigación en computación. Muchos de los científicos se exiliaron en el exterior, otros como Guber y Sadosky se fueron al sector privado.
En 1976 Rebeca Guber, que por ese entonces se reivindicaba comunista, se exilió a Venezuela donde se desempeñó en la academia. Regresó en el ’83 con la vuelta de la democracia. Nuevamente junto a Sadosky, serían funcionarios de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación donde él sería secretario y ella subsecretaria.
En 1986 se funda la Escuela Superior Latinoamericana de Informática (ESLAI) ubicada en el casco del Parque Pereyra Iraola, donde Guber como directora junto a Armando Haeberer como vicedirector empiezan a dar los primeros pasos. Al poco tiempo Rebeca abandonó la Dirección para dedicarse a la Secretaría de Ciencia y Técnica. La historia de la ESLAI sería breve, sufrió un cierre abrupto en 1990 bajo la presidencia de Menem. Recordemos cuando el Ministro de Economía Cavallo mandó a “lavar los platos” a los científicos. Sin embargo, esos 4 años fueron un gran impulso para la formación de científicos del campo, lo que contribuyó en colocar a la Argentina como uno de los países vanguardia en la investigación científica de la Informática.
Despedimos a Rebeca Cherep Guber, una mujer con mucho carácter, a veces muy duro para algunas personas, pero que tuvo que forjarlo al ser una de las pocas mujeres en un mundo de hombres. Rebeca fue parte de esa primera etapa de la informática argentina trabajando día y noche por el desarrollo científico que luego las dictaduras y los gobiernos que les siguieron quisieron destruir. Lamentablemente, como otros luego eligió ser funcionaria de distintos gobiernos, incluyendo el de Carlos Menem, que recortó el presupuesto en todas las ramas de la ciencia. A pesar de esto, fue una de las personas que realizaron importantes aportes al desarrollo de la ciencia en nuestro país.
Con sus contradicciones, se abrió paso en un mundo elitista y muy difícil para las mujeres y junto a otras y otros científicos de su época, defendió la importancia de la investigación científica en los momentos más oscurantistas de la historia argentina. La Ciencia es un derecho que debe ser garantizado para toda la población y es importante impulsar su desarrollo y, sobre todo, ponerla al servicio de las necesidades humanas.
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