No se cerraron las escuelas en los que hubo casos de contagios para desinfectar ni se avisó a las familias involucradas de la situación.

El relevamiento fue realizado por UTE, el sindicato docente más grande de la Ciudad, que a su vez no protestó por lo que denunciaban la mayoría de los docentes: que el gobierno de Larreta no estaba garantizando las condiciones para el regreso a la presencialidad. Todos los colegios involucrados son de nivel inicial: la Escuela Infantil n°11, ubicada en el distrito escolar 5 en Parque Patricios; el JIC n° 3 del distrito escolar 8 de Parque Chacabuco; la Escuela Infantil n° 6 del distrito escolar 6 de Balvanera.

En el caso de Parque Patricios, quien dio positivo fue la vicedirectora, por lo que todos los directivos del colegio se encuentran ahora en aislamiento preventivo. Según denuncian, luego de saber que había dado positivo ella se comunicó con el área de salud del ministerio de educación. Le dijeron que volviera al trabajo normalmente y que sus órdenes eran no cerrar el colegio. Esa es la bajada de línea de Acuña: no importa lo que pase, la vuelta a la «normalidad» es irreversible.

En Parque Chacabuco se trata de una docente que trabajó 8 horas consecutivas en el colegio, tomando así contacto con muchos alumnos y compañeros. Se supo que nadie avisó a las familias de la situación, por lo que siguieron concurriendo normalmente no sospechando nada.

En Balvanera, hay un caso positivo de un docente con tres más aislados por síntomas. Las autoridades decidieron allí también no informar a las familias.

La respuesta del Gobierno de la Ciudad fue tan insólito como irresponsable. Enviaron un mail justificando su actitud luego de hacerse pública que decía que “Las instituciones siempre deben permanecer abiertas de forma tal que se pueda valorar el ausentismo de todos los concurrentes”. Es decir, no sólo ponen en riesgo a todos a los que hacen concurrir sino que amenazan de manera indirecta a los docentes con su evaluación del «ausentismo». El correo electrónico también sostiene “no es necesario cerrar las instituciones para proceder a la limpieza y desinfección de los espacios”.

Ya antes de que se concretara la apertura de las escuelas, Acuña había mentido sobre los riesgos y las medidas tomadas para que el regreso a las aulas fuera seguro. Afirmó semanas atrás que en las colonias de vacaciones no había habido casos en todo el verano, cosa que fue desmentida por docentes y padres reiteradas veces.

La política de Larreta y Acuña estaría siendo la de presentar un «triunfo» sin medidas reales de prevención, no importa las consecuencias que tengan. A este paso se pueden repetir imágenes como las vistas en Europa, en donde se tuvo que retroceder con el regreso a clases porque los colegios se habían convertido en verdaderos centros de expansión de los contagios. Podrían convertirse en responsables de un grave rebrote luego de semanas de cierta estabilización de la curva de contagios.

Ya desde el primer día del regreso a las aulas, se pudieron ver imágenes de concentraciones de gente en las puertas y filas de cuadras para poder entrar.

La conducción de UTE y funcionarios del kirhcnerismo lanzaron en la noche en que se supo esto una campaña en redes sociales de denuncia al gobierno de Larreta. Y si bien todo lo que decían es cierto, la campaña nada decía sobre el aval explícito del gobierno nacional de la política de reapertura irresponsable del gobierno de la Ciudad. Trotta se sentó al lado de Acuña mientras ésta anunciaba el regreso a clases, apoyó los irreales «protocolos» y nada hizo por evitar lo evitable. UTE tampoco convocó ningún paro, ni antes ni ahora.

Otra grave denuncia, que llegó inesperadamente a algunos programas de televisión, es que algunos padres sostienen que envían a sus hijos a los colegios contra su voluntad. Sobre ellos estaba la amenaza de que si no acataban a toda costa el regreso a clases sus hijos perderían los cupos en  sus colegios y se quedarían sin posibilidades de estudiar.