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El pueblo de Gaza lleva décadas de sufrir el bloqueo, las masacres, el asesinato sistemático en manos del Estado de Israel. Toda respuesta no es más que autodefensa.
Los sorpresivos ataques de Hamas dispararon una ola de denuncias de los gobiernos y la prensa imperialista. Los mismos que hoy gritan indignados, cierran la boca frente a las masacres diarias, los bombardeos, los desplazamientos sistemáticos, la política de limpieza étnica de Israel contra los palestinos en territorio ocupado.
Ahora, el gobierno racista y de extrema derecha de Netanyahu, responsable de decenas de masacres, desplazamientos forzados, etc., comenzó a preparar una lisa y llana invasión de Gaza, lo cual es una brutal profundización de su política de limpieza étnica, de borrar a los palestinos de la faz de la tierra. En estos momentos, el Estado de Israel ha cortado el aprovisionamiento de luz, gas, agua y alimentos en la Franja de Gaza, condenando a más de 2 millones de habitantes a un literal genocidio. De un lado hay un pueblo oprimido y del otro hay un pueblo opresor. La posición de los socialistas revolucionarios es posicionarse del lado de los oprimidos contra los opresores.
En 1948, se funda con la fuerza de las armas el Estado de Israel, desplazando al pueblo palestino de sus hogares, matando a miles y desplazando a cientos de miles. La propaganda sionista quiere convencer al mundo de que nadie vivía ahí, de que a los palestinos se les ocurrió que querían ese lugar cuando lo «recuperaron» los sionistas. La verdad es que Israel se constituyó desde el principio como un Estado racista, y su política fue la del genocidio del pueblo palestino.
El ataque de Hamas se dio desde la Franja de Gaza, un pequeño territorio al que fueron desplazados los palestinos, encerrados entre muros, rodeados por la violencia militar. Gaza es la cárcel a cielo abierto más grande del mundo.
Además, este año vio una escalada en las provocaciones sobre Cisjordania, el otro territorio en el que quedan palestinos en su suelo natal. Allí, todas las semanas hay noticias de ingresos de nuevos colonos israelíes, que buscan echarlos de sus hogares como hicieron en todo el territorio que se autodenomina «Israel».
Sin ir muy lejos en el tiempo, este año ya hubo varios bombardeos sobre la Franja de Gaza con decenas o cientos de muertos sin que hubiera habido violencia alguna del lado palestino. En junio, Israel lanzó un operativo de limpieza étnica en la ciudad de Jenin, en Cisjornadia. Esa masacre había sido precedida por un pogromo en Turmus Ayya, cuando 200 colonos israelíes ingresaron en la ciudad palestina para agredir civiles, destruir casas y prender fuego vehículos.
El gobierno de Benjamín Netanyahu está conformado por grupos nacionalistas y ultraderechistas que han ganado enorme protagonismo, en particular el poderoso Ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, un feroz fanático religioso a favor del apartheid y el genocidio hacia el pueblo palestino, furiosamente anti musulmán, y líder del partido de ultra derecha Otsmá Yehudit (Poder Judío).
Se condena la acción de Hamas, gobierno legítimo de la Franja de Gaza, pero no se denuncia que en los próximos días, Netanyahu, se prepara para perpetrar un nuevo y más grande genocidio sobre el pueblo de Gaza. Encerrados en escasos 350 kilómetros cuadrados, sus 2 millones de habitantes no tienen a donde escapar. Condenamos esa masacre en curso y llamamos a los pueblos del mundo y a las organizaciones democráticas a nivel internacional a repudiar este nuevo genocidio.
Aún con la política y los métodos de los grupos islámicos, que no son los nuestros en tanto socialistas revolucionarios y son tan diferentes a las rebeliones populares como la Primera Intifada de 1988, la responsabilidad es pura y exclusivamente de los colonizadores, nunca de los colonizados. Y el colonizador es el Estado racista de Israel.
Apostamos a que la clase trabajadora, las mujeres y la juventud a nivel internacional, incluso dentro de Israel, no se dejen engañar por la propaganda del gobierno fascistoide de Netanyahu y del imperialismo y comprendan que hay que estar de manera incondicional del lado de los oprimidos, los palestinos.
Contra toda la propaganda imperialista y sionista internacional, la salida es una Palestina única, laica, libre y socialista en la que todos los pueblos, sean de la confesión religiosa que sean y tengan la nacionalidad que tengan, puedan vivir en paz.
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