Título 1: Otra agenda común contra los intereses de los trabajadores y el pueblo
Título 2: La lluvia de inversiones llegó a las Islas Malvinas
Con el cónclave del miniDavos en el centro de la escena y la proximidad de la audiencia pública del gas, el comunicado conjunto de las cancillerías de los gobiernos británico y argentino pasó sin pena y con ninguna gloria. Pero aunque la intención fue hacerlo pasar como intrascendente, no lo es así para las consecuencias futuras en la lucha por nuestros derechos como país dependiente.
“El texto del comunicado que la canciller Susana Malcorra suscribió con el vicecanciller británico, Alan Duncan, es muy amplio y ambicioso. Contempla el reestablecimiento de la cooperación en materia comercial, de defensa, seguridad, inversiones, la problemática de los refugiados y el eventual ingreso de la Argentina a la OCDE.
Pero, sin duda, el subtítulo que mayor ruido generó fue el que prevé un acuerdo para la explotación conjunta de recursos de pesca, hidrocarburos y comercio en el Atlántico Sur, más el restablecimiento de un vuelo de las Malvinas al continente.” La Nación, 18/9/16
Y acto seguido, concluida la cumbre y como hubo cierto revuelo, ante la inexistencia en el texto de cualquier tipo de mención, aunque fuera difusa, sobre la soberanía argentina, el vicecanciller Carlos Foradori expresó: “….No se trata de un acuerdo, sino de un comunicado conjunto que describe principios y relata intenciones.”
Los principios son que el imperialismo inglés explote sin misericordia todos los recursos de una parte de nuestro territorio y las intenciones es que el tema de nuestro reclamo histórico de soberanía sobre las Islas Malvinas quede en el arcón de los recuerdos. Es tan cipaya la declaración-no acuerdo, que hasta provocó cierta incomodidad en las propias esferas oficiales. Algo así como: “disimulemos un poco”.
En la marcha hacia un país “normal”, Macri y su pandilla PROcolonizadora no tienen empacho en entregar la soberanía de las Islas en disputa desde hace siglos, que atravesó una guerra contra el imperialismo que marcó la vida y la muerte de una generación de jóvenes en nuestro país y una movilización de centenares de miles en las calles.
Guerra en la cual el imperialismo inglés y su fiel aliado yanky, con el cipayismo de los militares argentinos y los partidos patronales, junto a la bendición del Papa, que no era argentino, pero sí tenía claro cuál era el país opresor y cuál el oprimido, provocaron la derrota en el campo de batalla y un retroceso en la conciencia antimperialista generada en el conjunto de los trabajadores y la población.
La memoria se la puede disfrazar, pero no borrar para siempre
A esa acción conjunta militar y evangelizadora le siguió la llamada campaña de “desmalvinización” de manos del primer gobierno después de la caída de la dictadura, el de Ricardo Alfonsín, que utilizó el justo odio a los militares genocidas para confundir el reclamo con la dirección política de la contienda. Continuó el festival de entregadas con el acuerdo firmado por el ex presidente Carlos Menem y el entonces canciller Domingo Cavallo en Madrid en octubre de 1989, llamado “paraguas protector”. Protector, desde ya, de los derechos del Reino Unido sobre el archipiélago, ya que establecía, además de la explotación de las riquezas naturales por parte de los colonialistas, la existencia de su dominio territorial, ya que afirmaba, en un verdadero acuerdo de caballeros, que tanto Argentina como Reino Unido se consideraban dueños de las Malvinas. (1)
Lo que no recuerdan los nostálgicos dirigentes radicales es que el “paraguas” lo firmó Menem porque asumió anticipadamente la primera magistratura, pero que las negociaciones secretas bilaterales se habían iniciado bajo el gobierno radical y su principal mentor fue su canciller, Dante Caputo.
En la década K, éstos pusieron en la agenda el reclamo en las negociaciones en los foros y en las entrevistas internacionales. Muchos discursos, ninguna acción concreta.
Esta declaración-no acuerdo macrista pega un salto en la sumisión al amo imperialista en relación a los gobiernos y regímenes anteriores. Entregar el territorio de las Islas para la explotación lisa y llana, sin poner en cuestión a quién pertenecen éstas, es un regalo a los usurpadores ingleses que no tiene antecedentes.
Sin despreciar el acudir a los organismos internacionales, este solo hecho no garantiza avanzar en la conquista de la soberanía. De la misma forma que el avance en los juicios que logró que centenares de genocidas y colaboradores fueran sentenciados a prisión no fue mérito solamente ni de las gestiones ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, ni frente a Amnesty Internacional, entre otros organismos, sino la movilización popular del Argentinazo fue la que puso en la agenda el castigo efectivo a los militares asesinos.
Con esta situación llegamos al gobierno de Macri que da un zarpazo bajo cuerda, amparándose en el pretérito acuerdo menemista.
Desde la oposición y algunos sectores del mismo Cambiemos claman que la declaración-no acuerdo se discuta en el Congreso. Con ese latiguillo en la mano quieren meterla en el debate parlamentario para que tenga una salida más decorosa, pero no confiamos que por eso sea menos entreguista.
Cerremos el paso a este nuevo zarpazo reaccionario
A esa vía parlamentaria, a la cual desde ya hay que utilizarla para fundamentar una oposición desde una perspectiva de clase y revolucionaria y llamar a la más amplia unidad en la lucha, le oponemos sumar este reclamo a los de los trabajadores, las mujeres y la juventud, para que este nuevo atropello reaccionario no pase.
Repudiamos este acto de barbarie contra nuestra soberanía, así como lo hicimos frente a los falsos “héroes de Malvinas”, con Aldo Rico a la cabeza, que este gobierno hizo desfilar en el Bicentenario.
Levantamos bien alto sí la memoria de los jóvenes que dieron su vida en los campos de batalla sufriendo el doble asedio de las fuerzas militares agresoras y los vejámenes de los militares nacionales, y convocamos a seguir la pelea para plantar la bandera de la defensa de nuestro territorio frente a los piratas de afuera y de adentro del país.
- Párrafo del punto 2) del acuerdo: “ (…) Ningún acto o actividad que lleven a cabo la República Argentina, el Reino Unido o terceras partes como consecuencia y en ejecución de lo convenido en la presente reunión o en cualquier otra reunión similar ulterior podrá constituir fundamento para afirmar, apoyar o denegar la posición de la República Argentina o del Reino Unido acerca de la soberanía o jurisdicción territorial y marítima sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.”