Los acontecimientos recientes en Venezuela ponen a prueba al conjunto de corrientes trotskistas. No es para menos, pues se trata de un golpe de Estado orquestado desde el imperialismo estadounidense (al que se sumó gran parte de países de la Unión Europea) contra un gobierno latinoamericano que, aunque es el principal responsable de la tragedia económico-social que aqueja a los sectores trabajadores y explotados, su salida por la vía golpista representaría un giro reaccionario en la situación política del país y con repercusiones sobre toda la región latinoamericana.
En lo venidero polemizaremos con la posición de la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT) y la Unidad Internacional de los Trabajadores (UIT), pues ambas corrientes sostienen como una de sus consignas de acción inmediata el “Fuera Maduro”, colocándose a la sombra del golpismo.
Criterios básicos para enfrentar el golpe de Estado en Venezuela
El abordaje de la crisis política que atraviesa Venezuela revierte mucha importancia para las corrientes trotskistas y nos remite a elementos clásicos de la táctica revolucionaria para enfrentar golpes de Estado.
En primer lugar, hay que partir del elemento objetivo que marca la coyuntura, es decir, el rechazo rotundo al golpe de Estado impulsado por la burguesía escuálida y el gobierno imperialista de Donald Trump. Esto hace parte de una tradición de las corrientes socialistas revolucionarias, pues de la mano de la burguesía y el imperialismo no hay ninguna salida progresiva para el conjunto de la clase trabajadora y los sectores explotados venezolanos. Guaidó y compañía, aunque se llenen la boca de discursos por la “democracia” y en defensa del pueblo venezolano, aspiran a gobernar para retomar el control del Estado, enriquecerse a partir de la renta petrolera y someterse a los dictados emanados desde la Casa Blanca.
En segundo lugar, es necesaria la más férrea diferenciación con el régimen chavista y el gobierno de Maduro. Rechazar el golpe no equivale a ningún tipo de apoyo a la administración Maduro, pues su gestión del Estado burgués venezolano los convirtió en una pandilla de chupadores de la renta petrolera, constituyéndose en una nueva facción burguesa (la llamada “boliburguesía”) que amasa enormes fortunas a partir del control del aparato estatal.
Desde los años treinta del siglo XX en Venezuela se planteó la tarea de sembrar el petróleo[1], es decir, reinvertir la fortuna petrolera para diversificar la economía del país y no depender del “oro negro”. Ningún sector de la burguesía cumplió esta tarea, pero el chavismo tampoco dio un paso firme al respecto, pues terminó adaptándose a la lógica parasitaria de llegar al Estado y vivir de su renta petrolera: ¡Venezuela importa el 95 % de los productos alimenticios, medicamentos y otros productos básicos![2]
Así, la combinación entre una boliburguesía parasitaria, una burguesía escuálida que sabotea la economía y un Estado dependiente de la renta petrolera que no tiene capacidad de satisfacer la demanda de productos básicos de la población, dio como resultado la catástrofe social que afecta principalmente a la clase trabajadora y los sectores explotados de Venezuela. Esta crisis social y humanitaria es la que aprovecha el imperialismo para “legitimar” su golpe, pues sabe que el gobierno de Maduro es repudiado por amplios sectores populares que lo identifican como el responsable de su miseria.
Debido a esto, insistimos, al mismo tiempo que se repudia el golpe imperialista hay que sostener la más intransigente denuncia del gobierno hambreador de Maduro. Nuestro repudio al golpe no es una defensa del gobierno, sino que tiene por objetivo evitar un giro aún más reaccionario en la situación política del país: exigir en estos momentos la salida de Maduro sólo puede significar ponerse al servicio del golpismo.
¿Golpe de estado o una pugna inter-burguesa más?
Dicho lo anterior, entramos de lleno al debate con la LIT y UIT. Iniciamos por discutir la caracterización de estas corrientes sobre los acontecimientos de Venezuela y las implicaciones que esto revierte para su formulación táctica.
Para la LIT lo que está en curso en Venezuela no es un golpe de estado, sino que representa un episodio más de la disputa entre dos bloques burgueses, aunque agravado en esta ocasión por la injerencia imperialista. Esto queda manifiesto en su declaración del 25 de enero[3], donde reconocen que se autoproclamó un gobierno interino gestionado directamente por el gobierno de los Estados Unidos: «Hay una injerencia imperialista en Venezuela, con la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino de la República el 23 de enero del año en curso. Esto fue concertado previamente con Donald Trump, que luego salió a reconocer y a respaldar al “Presidente Encargado”.»
A continuación señalan que, una serie de gobiernos cipayos en la región, atendiendo el mandato emanado desde Washington, reconocieron inmediatamente a Guaidó como presidente interino de Venezuela. A pesar de esto, para la LIT “las acciones injerencistas tanto del imperialismo, la derecha continental y el Grupo de Lima y la OEA, son similares a otras del pasado, aunque con un incremento en su nivel”.
¡Nos deja perplejos la forma rutinaria con que la LIT asume la crisis política en Venezuela, casi que colocándose de espaldas a la realidad! No es normal que un parlamento opositor designe a un “presidente interino”, lo cual no sucedía en Venezuela desde el fallido golpe de Estado de abril de 2002. Incluso Guaidó anunció que va constituir una Junta de Gobierno Provisional, lo cual representa la instauración de un doble poder burgués para disputar el control del Estado con el gobierno de Maduro.
Para esta tarea Guaidó cuenta con el aval del imperialismo, en primer lugar del estadounidense que orquestó el golpe de estado, pero al cual se sumaron los principales países de la Unión Europea tras reconocerlo como presidente (algunos otros se han mantenido distantes de esta política golpista directa).
El cerco imperialista contra Venezuela quedó explícito cuando, hace unas semanas, el gobierno de Maduro no pudo retirar $1.200 millones de sus reservas internacionales del Banco de Inglaterra, pues esta entidad negó el acceso a la cuenta a Maduro tras el desconocimiento de su gobierno por parte del Reino Unido, y actualmente barajan acreditar las cuentas a Guaidó como parte de su reconocimiento como presidente interino[4].
¡Si este no es el libreto de un golpe de Estado que persigue imponer un cambio de régimen y profundizar la recolonización imperialista de Venezuela, les pediríamos a los «teóricos» de la LIT que nos ilustren al respecto y expliquen en qué consiste uno!
En el caso de la UIT, mediante su sección en Venezuela (Partido Socialismo y Libertad), reconocen que está en curso un intento golpista capitaneado por los partidos de derecha de la Asamblea Nacional opositora (AN), el cual hace “parte de los planes de intervención descarada del imperialismo norteamericano, así como de gobiernos ultrareaccionarios de la región, como el de Bolsonaro en Brasil, el de Macri en Argentina y Duque en Colombia, que aplican programas de ajuste, y son repudiados por sus respectivos pueblos”[5].
Pero de esta caracterización la UIT no extrae las conclusiones necesarias, pues disocian la asonada golpista de las formas concretas que asume, en particular al embellecer las marchas convocadas por la derecha escuálida al presentarlas exclusivamente como movilizaciones en repudio al gobierno y desvinculadas del golpe de Estado: “El pasado 23 de enero se produjo en Caracas una gigantesca movilización, con una importante participación de trabajadores y habitantes de sectores populares. Esta masiva movilización se reprodujo en las principales ciudades del país, donde por millares, el pueblo venezolano se manifestó contra el gobierno hambreador de Nicolás Maduro”[6].
Bajo esta fundamentación, la UIT llama a sumarse a las movilizaciones (convocadas por los golpistas) y levanta la consigna de ¡Fuera Maduro!, la misma que agitan Guaidó y Trump como parte del golpe de Estado.
¿Son reaccionarias o progresivas las marchas convocadas por la derecha?
Lo anterior nos lleva a problematizar el carácter político de la marchas contra el gobierno que, si bien tiene un fuerte componente popular, se desarrollan en medio de un operativo golpista.
Empecemos analizando la postura de la LIT: al no comprender que está en curso un golpe de estado y que la tarea central de las corrientes revolucionarias es derrotarlo (sin dejar de lado la más intransigente independencia política con respecto al gobierno de Maduro), pierden la brújula de clase, colocándose en los hechos como furgón de cola del golpe de estado de la derecha y del imperialismo.
Por ejemplo, la LIT aduce que “ante la inexistencia de una alternativa independiente de los trabajadores” es la dirección burguesa opositora la que “capta y capitaliza el descontento de estos y de las masas populares, que se movilizan junto a estos partidos burgueses al tener el punto de acuerdo de la necesidad de salir del gobierno de Maduro”. Seguidamente caracterizan esto como una muestra de “unidad de acción” entre las masas y la derecha opositora, aunque sostienen que “no son comunes sus intereses programáticos”[7].
Analicemos con detalle la argumentación de la LIT. En primer lugar, hay que señalar que la unidad de acción es una táctica realizada entre organizaciones (sindicales, políticas, estudiantiles, campesinas, etc.) para conjuntar fuerzas por un objetivo en común. Por consiguiente, para su realización requiere consciencia de lo que se hace y esto no sucede en Venezuela, pues la clase trabajadora y las masas que se suman lo hacen como individuos diluidos en el “pueblo” sin ninguna delimitación político-social de los golpistas. Por tanto, resulta absurdo sostener que la confluencia de sectores trabajadores y los golpistas en las calles es unidad de acción, al mismo tiempo que se defiende que “no son comunes sus intereses programáticos”. Pero si esto es así, más bien habría que clarificar que yendo a esas marchas no se resolverá nada a favor de los de abajo, sino más bien lo contrario.
En segundo lugar, aunque la clase trabajadora y las masas se movilizan contra Maduro en repudio a la asfixiante situación social, esto no significa que levanten un programa independiente, pues esto requiere de un partido u organización que lo formule, agite y garantice. Esto no sucede en Venezuela por la inexistencia de una alternativa o polo que agrupe a la clase trabajadora y los sectores explotados de forma independiente del chavismo o la burguesía golpista y, ciertamente, constituye una tragedia en medio de esta coyuntura, pues genera que un segmento del movimiento de masas sea instrumentalizado por el programa de la derecha.
Este malabarismo de conceptos sirve a la LIT para embellecer las protestas de los golpistas, al señalar que la “masividad de las movilizaciones no significan como afirman algunos sectores de la izquierda que hay un proceso de derechización de las masas, al contrario lo que existe es el repudio de amplios sectores de la población a un proyecto burgués como el chavismo que defraudó las expectativas de las masas.”
De lo anterior se desprende una pregunta vital para posicionarse ante los eventos en Venezuela: ¿Son progresivas o reaccionarias las marchas que convocan la derecha escuálida y a las cuales concurren decenas de miles de trabajadores y trabajadoras en repudio al gobierno?
La LIT no brinda una definición clara y contundente al respecto; a lo sumo destaca la contradicción entre la composición obrero-popular de las marchas con la conducción de la derecha escuálida y, en un rincón de su declaración, llama a no apoyar “políticamente a los representantes de la oposición burguesa, movilizándose de manera independiente contra la dictadura hambreadora” de Maduro.
Acorde a estas caracterizaciones, la LIT tácitamente avala las movilizaciones en curso al considerarlas una expresión de lucha contra las políticas de ajuste del gobierno de Maduro, al cual califican como una dictadura burguesa (ya volveremos sobre esto) que hay que sacar cuanto antes del poder. Se les escapa por completo que estas movilizaciones son instrumentalizadas por Guadió para “legitimarse” internacionalmente como el representante del pueblo venezolano en lucha y, por eso mismo, aunque estén integradas por trabajadores y trabajadoras a la rastra de las clases medias reaccionarias y la burguesía escuálida, son funcionales al operativo golpista de la derecha y el imperialismo.
La incomprensión de lo que sucede en Venezuela, es decir, que está en curso un golpe de estado de la derecha escuálida y el imperialismo, impide que la LIT perciba el carácter global de las movilizaciones y no va más allá de una simple descripción sociológica de la composición de las mismas[8].
En el caso de la UIT elaboran una política que raya lo incomprensible, pues al mismo tiempo que reconocen que está en curso una intentona golpista donde la derecha convoca a marchas “para propiciar la intervención militar y de Trump” (como fue el caso de la movilización del 23 de enero), también llaman a profundizar las marchas contra el gobierno hambreador de Maduro, aunque repudiando al imperialismo y la derecha. Al igual que la LIT, para la UIT hay una disociación entre la dirección golpista y las marchas porque están compuestas por sectores trabajadores, lo cual objetivamente imprime un rasgo progresivo a las mismas: “El Partido Socialismo y Libertad considera que las protestas que se han desarrollado en los últimos días reflejan el hartazgo del pueblo trabajador con un gobierno que nos mata de hambre. El pueblo venezolano dijo ¡Basta! Maduro debe irse, pero con la movilización de los trabajadores, los jóvenes y el pueblo.”[9].
Es incorrecto determinar automáticamente el carácter de una movilización a partir de su dirección política, pero tampoco se puede realizar solamente por la composición social de su base: es preciso sopesar los aspectos objetivos y subjetivos para determinar el signo global de la protesta, si tiene un curso progresivo o reaccionario. En el caso de las marchas comandadas por la derecha escuálida son para consolidar el doble poder burgués y legitimar a Juan Guadió como presidente interino, por lo que su carácter es reaccionario. Esto no cambia a pesar del apoyo masivo que puedan tener entre sectores trabajadores que, sin duda alguna, están hartos del gobierno hambreador de Maduro.
Lo anterior desnuda, repetimos, el objetivismo que caracteriza tanto a la LIT como a la UIT. Esto explica que la LIT y la UIT, aunque difieren en su caracterización sobre el golpe de Estado en Venezuela, coinciden en hacerle seguidismo a las marchas golpistas por la presencia masiva de sectores trabajadores. Así, para ambas corrientes es un detalle de segundo orden que sectores de masa se sumen a las movilizaciones bajo los llamados de la burguesía escuálida, siendo que estos sintetizan el programa real a desarrollar.
¿Fuera Maduro en medio de un golpe de estado?
Ambas corrientes sostienen como una de sus consignas inmediatas el ¡Fuera Maduro!
La LIT caracteriza al gobierno de Maduro como una dictadura, lo cual nos parece equivocado y distorsiona cualquier formulación táctica, pues ante un gobierno militar burgués prácticamente cualquier movilización que cuestione su control anti-democrático del Estado es progresiva, incluso si es capitaneado por un sector burgués con el cual la izquierda, bajo condiciones específicas, puede impulsar la unidad de acción (aunque sin diluir su programa específico de clase).
Sin lugar a dudas el chavismo tiene en sus “genes” una vertiente militarista (Chávez mismo era un militar) y con el gobierno de Maduro se profundizaron enormemente las medidas de tipo bonapartistas, con la creciente participación de las Fuerzas Armadas en el gobierno, la proscripción de partidos de izquierda y persecución de dirigentes obreros independientes; todo esto un escándalo que muestra la evolución antipopular del régimen.
Pero esto no equipara a Maduro con una dictadura lisa y llana incluso porque el proceso chavista tiene como una de sus características singulares la recurrente celebración de procesos democrático-burgueses (elecciones y plebiscitos), proceso si bien degradados como la falsa Asamblea Constituyente de dos años atrás, pero que no equiparan a Maduro con un dictador liso y llano.
En su posicionamiento la LIT plantea “Declaramos categóricamente, ¡Fuera Maduro” y llaman a la “¡Movilización obrera y popular independiente para derrotar a la dictadura y expulsar a Maduro del Poder! ¡Fuera Maduro!”. A esto le agregan no reconocer a Juan Guaidó como presidente interino e incorporar las reivindicaciones de carácter social que responden a los intereses de la clase trabajadora y los sectores populares (control de precios de los alimentos, servicios y medicinas, aumento salarial, etc.).
Con respecto a la UIT formula un galimatías táctico, pues reconoce que está en curso un golpe de Estado, pero llama a sumarse a las marchas contra el gobierno de Maduro (¡dirigidas por los golpistas!) y caracteriza que hay una rebelión popular que es preciso profundizar para sacar a Maduro del poder: “El PSL apuesta porque la movilización crezca y se extienda en todos los barrios, comunidades y urbanizaciones. Que el pueblo movilizado desborde al gobierno y a los partidos patronales de la AN. Que se extienda la rebelión popular. Que sea el pueblo movilizado el que saque a Maduro y derrote la injerencia imperialista”[10].
Aunque se maquille con un lenguaje izquierdista, la formulación de la LIT y la UIT es muy peligrosa para la coyuntura de Venezuela, pues en medio de un golpe de estado su consigna centralizadora es la salida del gobierno de turno, en este caso ¡Fuera Maduro!… lo que solo puede ponerlos del bando imperialista golpista. De esta manera, la LIT arma su política hacia Venezuela con la misma consigna que sostiene Juan Guadió como testaferro del imperialismo.
Además, cuando se llama a la caída de un gobierno inmediatamente se plantea el problema del poder, es decir, quién toma el control del gobierno y el Estado. Pero lo concreto, en lo inmediato, es que eso significa que el poder lo asuma Juan Guaidó, pues no hay ningún campo independiente que sea referente del movimiento de masas que pueda representar una opción ante el golpismo y el chavismo, lo que en los hechos coloca a la LIT y la UIT como el “ala izquierda” del golpismo.
La debilidad extrema de los sectores independientes del chavismo y la burguesía escuálida lo reconoce la LIT en su declaración en los siguientes términos: “Es por eso que hoy más que nunca se necesita de una alternativa política independiente de la clase trabajadora, para en primer lugar superar la debilidad de su inexistencia, que hace que los trabajadores y las masas se movilicen en junto a los partidos patronales para salir de la dictadura hambreadora y represiva de Maduro, y también para servir como herramienta que coordine las luchas obreras, las unifique, en función de derrotar el ajuste antiobrero y de expulsar a Maduro del gobierno, postulándose como alternativa para un gobierno de los trabajadores y el pueblo humilde. Esa alternativa hoy inexistente podría verse encarnada en la Intersectorial de Trabajadores de Venezuela (ITV), organismo aún embrionario pero que agrupa a distintos gremios, sindicatos y federaciones del país”.[11]
Bajo estas circunstancias plantear la salida de un gobierno nacionalista burgués (no importa cuando degradado esté) en beneficio de un gobierno golpista imperialista y sin que existan en lo inmediato condiciones para un gobierno de los trabajadores, es hacerle el juego a los golpistas, a pesar de que las declaraciones se sazonen con frases izquierdistas.
¡Detener el golpe de estado con la movilización popular! ¡Que el pueblo venezolano decida la legitimidad del gobierno de Maduro y la refundación de Venezuela! ¡Hace falta imponer desde abajo la convocatoria a una verdadera Asamblea Constituyente!
Desde la corriente internacional Socialismo o Barbarie (SoB) nos pronunciamos desde el 23 de enero contra toda avanzada golpista, contra el “gobierno” golpista de Guaidó y la injerencia del imperialismo estadounidense. No por eso le damos ningún apoyo político a Maduro, cuyo gobierno es el responsable directo de una catástrofe social que tiene sumido en la miseria a la clase trabajadora y sectores explotados. Defendemos que las masas populares venezolanas sean las que decidan sobre la legitimidad de Maduro y el futuro del país y que también estará en las manos de esas mismas masas el lograr un enfrentamiento al golpismo que sea consecuente, desde los intereses de los explotados y oprimidos.
El golpismo nunca será una salida para la crisis que vive Venezuela. La única salida real es imponer desde abajo la convocatoria a una verdadera Asamblea Constituyente en la cual, en oposición a la mentirosa “constituyente” montada por el madurismo dos años atrás, sea el pueblo explotado y oprimido quien decida el futuro del país. Un futuro organizado alrededor de medidas obreras, populares y anticapitalistas que abran un camino independiente de toda variante patronal, un camino realmente socialista.
¡Hay que derrotar con la movilización popular el golpe de estado orquestado por los escuálidos y el imperialismo!
¡Que el pueblo venezolano decida el futuro del país y del gobierno de Maduro: por una verdadera Asamblea Constituyente!
[1] Ver “Sembrar el petróleo”: santo y seña del fracaso. En www.elpaís.com (Consultado el 06/05/2019)
[2] «Algunas consideraciones sobre el golpe imperialista». En www.izquierdaweb.com (Consultada el 06/02/2019)
[3] “No a la injerencia imperialista y de la derecha continental…”. En https://litci.org/es/menu/mundo/latinoamerica/venezuela/no-la-injerencia-imperialista-la-derecha-continental-ningun-reconocimiento-al-gobierno-autoproclamado-proimperialista-juan-guaido-sean-las-masas-trabajadoras-las-expulsen-madur/?fbclid=IwAR09axn4K5YGb-GQHamJr4A1t2DPK3tOxS4u5vAOwOAR2sNqj8hIZRHD-iY .(Consultada el 25/01/19).
[4] «El régimen de Nicolás Maduro intentó retirar USD 1.200 millones en oro y el Banco de Inglaterra se lo negó». En https://www.infobae.com/america/venezuela/2019/01/25/el-regimen-de-nicolas-maduro-intento-retirar-usd-1-200-millones-en-oro-y-el-banco-de-inglaterra-se-lo-nego/ (Consultado el 25/01/19).
[5] «¡Fuera Maduro con la movilización autónoma del pueblo trabajador!…». En www.izquierdasocialista.org.ar. (Consultado el 06/05/2019).
[6] Ídem.
[7] “No a la injerencia imperialista y de la derecha continental…”. En https://litci.org/es/menu/mundo/latinoamerica/venezuela/no-la-injerencia-imperialista-la-derecha-continental-ningun-reconocimiento-al-gobierno-autoproclamado-proimperialista-juan-guaido-sean-las-masas-trabajadoras-las-expulsen-madur/?fbclid=IwAR09axn4K5YGb-GQHamJr4A1t2DPK3tOxS4u5vAOwOAR2sNqj8hIZRHD-iY .(Consultada el 25/01/19).
[8] Lo anterior desnuda el objetivismo que caracteriza a la LIT (herencia de su talante morenista), donde los elementos subjetivos no tienen ninguna centralidad en el análisis y estrategia. Para la LIT es un detalle de segundo orden que sectores de masa se sumen a las movilizaciones bajo los llamados de la burguesía escuálida, siendo que estos sintetizan el programa real a desarrollar. Los factores subjetivos, cuando toman escala de millones, se tornan un hecho objetivo.
[9] «¡Fuera Maduro con la movilización autónoma del pueblo trabajador!…». En www.izquierdasocialista.org.ar. (Consultado el 06/05/2019).
[10] «¡Fuera Maduro con la movilización autónoma del pueblo trabajador!…». En www.izquierdasocialista.org.ar. (Consultado el 06/05/2019).
[11] “No a la injerencia imperialista y de la derecha continental…”. En https://litci.org/es/menu/mundo/latinoamerica/venezuela/no-la-injerencia-imperialista-la-derecha-continental-ningun-reconocimiento-al-gobierno-autoproclamado-proimperialista-juan-guaido-sean-las-masas-trabajadoras-las-expulsen-madur/?fbclid=IwAR09axn4K5YGb-GQHamJr4A1t2DPK3tOxS4u5vAOwOAR2sNqj8hIZRHD-iY .(Consultada el 25/01/19).