Publicado originalmente en Revista SoB n° 28, abril de 2014.
Diseño de portada: Amancay Amadé González
A la memoria del Negro Oscar, con quien “cafeteábamos” a finales de la década del 90 en José C. Paz (tercer cordón industrial del gran Buenos Aires) pensando los problemas del partido y cómo poner en pie una nueva corriente.
“La idea de una estrategia revolucionaria se ha consolidado en los años de la posguerra, al principio, indudablemente, gracias a la afluencia de la terminología militar, pero no por puro azar. Antes de la guerra no habíamos hablado más que de la táctica del partido proletario; esta concepción correspondía con exactitud suficiente a los métodos parlamentarios y sindicales predominantes entonces, y que no salían del marco de las reivindicaciones y de las tareas corrientes. La táctica se limita a un sistema de medidas relativas a un problema particular de actualidad o de dominio determinado de la lucha de clases, mientras que la estrategia revolucionaria se extiende a un sistema combinado de acciones que en su relación, en su sucesión, en su desarrollo, deben llevar al proletariado a la conquista del poder” (León Trotsky, Stalin, el gran organizador de derrotas).
Este texto fue preparado en concomitancia con una escuela de cuadros del Nuevo MAS dedicada a los problemas de estrategia de los socialistas revolucionarios a comienzos de este nuevo siglo, que hacemos extensivo ahora como aporte al debate estratégico en el seno de nuestra corriente internacional y de la militancia en general.
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