
“Luego de la expansión de 2,9% de 2017, estimamos que la economía se contraerá alrededor de 2% durante 2018. Esta caída en la actividad es el resultado de una serie de shocks externos e internos que encontraron a la economía argentina todavía vulnerable ya que no habíamos terminado de corregir los fuertes desequilibrios heredados.”
Cuando se presentó el proyecto del año pasado, las estimaciones correspondientes a inflación y crecimiento eran de un 15% y 3,5% respectivamente… Nada falta en este párrafo de las auto-excusas macristas: números dibujados, el “pasaron cosas” y la “pesada herencia”.
“Estamos convencidos de que saldremos fortalecidos de esta recesión ya que la economía contará con un tipo de cambio real más competitivo que impulsará nuestras exportaciones, un sector público nacional con equilibrio fiscal primario lo cual nos permitirá depender cada vez menos de los mercados internacionales de crédito y un Banco Central que verá facilitada su lucha contra la inflación al no tener que proveer financiamiento monetario al Tesoro.”
Celebrar “un tipo de cambio más competitivo” es mostrarnos repentinamente que el dólar a 40 pesos… Sería un triunfo. Por otro lado, decir de un párrafo a otro que habrá una caída del 2% en la actividad económica, una reducción del déficit fiscal primario y una menor dependencia de la deuda externa es mentir con descaro, no sabemos si al Congreso, a los medios o a todo aquel que sepa leer. Porque si la actividad económica cae, cae con ella la recaudación. Si sólo baja el déficit primario entonces se recorta en hospitales, universidades y colegios para que vaya al pago de intereses de deuda, intereses que en principio son muy altos para poder ser pagados. Entonces, la única forma de pagarlos es… con más deuda.
El proyecto presenta luego un esquema de los motores del “crecimiento económico” de 2016, 2017 y 2018. Hasta el momento, el macrismo había mentido respecto al futuro con las promesas de pobreza cero y el segundo semestre. Dando un giro de 180 grados, que se parece mucho a uno de 360 que nos hace volver al mismo lugar, nos miente sobre el pasado: los problemas comenzaron ahora, en los primeros años del gobierno se vivió un claro crecimiento económico.
Pero lo más llamativo del gráfico es que nos muestra que, por lejos, el principal motivo del “crecimiento” (más de un 25% contra el 11 de las exportaciones, en segundo lugar) habría sido la “inversión”. ¡Inesperada sorpresa! Nos venimos a enterar que la lluvia de inversiones sí llegó. Pero lo que el proyecto llama “inversiones” es… la histórica deuda contraída por el macrismo en dos años y medio. Deberíamos entonces agradecerles porque un raquítico crecimiento que derivó en recesión sólo nos costó el endeudamiento más grande del mundo en el momento en que se contrajo, una deuda a pagar de acá a cien años. Mientras tanto, en su doctrinarismo liberal amigo de los ricos, el gobierno nacional fue eliminando algunas de las fuentes más reales de financiamiento estatal: retenciones, impuestos a los ricos, etc.
“La necesidad de recomponer el stock de capital a través de la inversión, el motor de la economía hasta que ocurrieron los shocks, y el factor clave para el crecimiento sostenible, aumentó las necesidades de financiamiento.” Curiosa idea esta. “El motor de la economía”, la deuda, fue el motivo por el que fue necesario… contraer más deuda.
Avanzada la lectura del proyecto, nos encontramos con un gramo de verdad: el ajuste del Estado fue subiendo con el macrismo (aunque no el gasto total gracias al acelerado endeudamiento): 0.8% en 2016, 3% en 2017 y unos proyectados 6,2 y 7,7% para 2018 y 2019. Esto es, los despidos, el desfinanciamiento del Estado, los ajuste a hospitales y colegios serán aceleradamente profundizados.
En un párrafo nos tratan de convencer de su profunda preocupación por los más pobres, de sus intenciones de “proteger a los más vulnerables” aumentando los montos en planes y asignaciones. Las organizaciones sociales están denunciando hace tiempo que los comedores ya no dan abasto, la gente en la calle es día a día mayor, la pobreza aumenta. Mientras se profundiza la crisis social, alegremente anuncian que arrojarán una o dos migajas más.
“Estamos convencidos de que vamos a retomar el sendero de crecimiento rápidamente, con una economía fortalecida y más previsible.” La recuperación podría darse por la venta de humo al por mayor.
“El aumento en las exportaciones fue en gran medida el resultado de políticas orientadas a su expansión. El buen desempeño exportador comenzó antes de que se produjera la corrección del tipo de cambio. De hecho, en la primera mitad de 2018 las exportaciones de bienes (sin contar las del complejo sojero, afectadas por la sequía) crecieron 15,7% interanual. Esto es una muestra de que las políticas orientadas hacia la expansión exportadora tuvieron efecto y las inversiones en los diferentes sectores exportadores ya comenzaron a madurar. En 2019, ya sin el efecto de la sequía, esperamos un gran desempeño de las exportaciones, que continuarán impulsando el crecimiento.”
No obstante, un crecimiento apenas estadístico de las exportaciones no alcanza para esperar ninguna recuperación. La expansión de la frontera agrícola no implica ni crecimiento de económico ni de la ocupación, apenas sí una ampliación de la renta agraria. Podían sí asegurar algún crecimiento en la entrada de dólares al territorio argentino, pero ni eso está garantizado luego de la eliminación de la obligación de la liquidación de divisas. La presión sobre el dólar podría aumentar pero el gobierno se ha visto obligado a retroceder en su política de reducción de las retenciones, única fuente de divisas frescas reales.
Nueva promesa macrista: “La dinámica del PBI 2019 se contrasta con la observada observa en los últimos años pero sobre todo con la década pasada. La mayor integración comercial y la decisión de mantener la flotación del tipo de cambio permitirán un crecimiento significativo de las exportaciones. Proyectamos un crecimiento de las exportaciones en torno al 21% i.a. motorizado por el rebote de las exportaciones agrícolas, que cayeron en 2018 por la sequía, la mejora en las exportaciones energéticas como consecuencia del desarrollo de Vaca Muerta y a una aceleración de las exportaciones manufactureras de origen industrial de la mano en la maduración de inversiones, la mejora en el tipo de cambio real y la aceleración de Brasil.”
Respecto al 21% de crecimiento de las exportaciones, no hay base alguna para tomar en serio semejante estimación. Especulan con motivos puramente naturales (que no haya sequía el año que viene, cosa de todas formas muy probable) y con Vaca Muerta. Ya es sabido que las condiciones del acuerdo con las grandes empresas extranjeras sobre el yacimiento en cuestión son de simple saqueo, mientras que la recuperación de las exportaciones de soja apenas servirían para volver a condiciones del 2017, mientras todos los demás números siguen en rojo.
“Proyectamos una recuperación punta a punta del consumo privado y la inversión, aunque no lograrán compensar el arrastre negativo que dejará la dinámica de los últimos meses de 2018. De este modo, proyectamos una caída de 1,6% en el consumo privado y de 9,7% en la inversión. Una mayor recomposición de la masa salarial motivada por una relativa estabilidad del empleo y la reapertura de las paritarias mejoraría las perspectivas de consumo.” Sí, prometen aumentos de salarios y cese de despidos. Un proyecto de presupuesto que parece campaña electoral adelantada.
Los números del ajuste
El proyecto estipula literalmente el objetivo cavallista del “déficit cero” para el año que viene. Estamos hablando de una reducción del déficit primario de aproximadamente un 3% del PBI en un año. Verdaderamente, no suena a tanto. Pero… ¡se trata de 654 mil millones de pesos! Este objetivo se alcanzaría con una combinación de ajuste y aumento de ingresos por retenciones. El recorte propiamente dicho sería del 1,4%… Son, números más números menos, 305.000 millones de pesos. Ese número debería ser suficiente para llenar de terror a millones de personas. Todas las estimaciones, las promesas de estabilidad del empleo, de estabilidad cambiaria, de aumentos de salarios, de crecimiento deben leerse con los lentes de este número:
¡305.200.000.000 pesos! La cantidad de ceros habla por sí sola. Ese recorte es en sueldos, colegios, hospitales, seguridad social, servicios. La brutalidad del ajuste en ciernes es notoria, pero a la vez no se atrevieron a hacerlo sin tener que ganarse un principio de hostilidad de sus amigos exportadores, pues también cuentan con reducir el déficit aumentando el impuesto a las exportaciones.
“i) la reducción en el monto de subsidios por 0,7% del PBI, con una caída de 0,3% del PBI en los destinados al transporte (a partir de 2019, serán las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires quienes definirán las compensaciones y/o subsidios al transporte automotor dentro de sus jurisdicciones, y quienes eventualmente asumirán las erogaciones presupuestarias asociadas a dichas decisiones) y 0,4% en los destinados al sector energético (producto de una mayor cobertura de la tarifa en relación al costo)”. Esto es: prepárense para más y mayores aumentos de luz, gas, colectivos, trenes y subtes. Viajar, iluminarse y calentarse será cosa de ricos.
“ii) una reducción de 0,5% del PBI en los gastos de capital, preservado los destinados a los sectores agua potable y educación y haciendo foco en los destinados a los sectores energía y transporte, que se verán compensadas por el inicio de los Proyectos de Participación Público-Privada.” Se acabó la mentira de la obra pública y se le entregan rutas, cloacas, etc. a las empresas que quieran recibir fondos estatales de las PPP. Regalo de su amigo el CEO de la nación.
“iii) una reducción de 0,3% del PBI en las transferencias corrientes a las Provincias, donde sólo la tercera parte no se explica por las menores transferencias a la Provincia de Buenos Aires según lo establecido en el Pacto Fiscal (y que en el 2019 se reflejará como menores recursos para la Nación en lugar de mayor gasto), y representa una fracción de los recursos adicionales que las jurisdicciones recibirán de transferencias automáticas”. Esto es: que las provincias hagan su parte en los recortes.
“iv) la continuidad de las acciones relativas a la optimización de gastos operativos, como la no previsión de ingresos de personal y la reducción real del gasto en los bienes y servicios que no se relacionen con las políticas alimentarias ni de salud”. No sabemos bien en qué momento la palabra “optimización” se convirtió en el eufemismo de la palabra “despidos”.
“v) el ingreso de capital por 0,4% del PBI proveniente del FGS para atender pagos derivados de la Reparación Histórica, en línea con lo que permite la Ley y considerando que durante el primer trimestre del año se agotará la recaudación del impuesto especial obtenido por el régimen de sinceramiento fiscal”. Chirolas insignificantes para jubilados provenientes del «Fondo de Garantía de Sustentabilidad», es decir, del uso en fondos de inversiones del dinero de ANSES. No obstante, la ley votada el año pasado sigue vigente: muy pocos verán algo de ese 0,4% del PBI.
“vi) el impacto del establecimiento de 28 derechos de exportación de $ 4 por cada dólar exportado, respecto a bienes primarios -límite que se reduce a $ 3 por cada dólar exportado en algunos bienes con mayor valor agregado-que aportará 1,1% del PBI adicionales a lo recaudado 2018.” Esto es, el 1,1% del 3 previsto de reducción del déficit sería el aportado por los exportadores. Apenas un tercio. No deja de ser esto de todas formas un retroceso del macrismo, que tuvo que reconocer que su doctrinarismo anti retenciones era simplemente inviable.
Respecto a la deuda externa: «Estimamos que para diciembre de 2018 el stock de deuda pública será de USD 315.698 millones, lo que si bien implica una caída de USD 5.237 millones frente al mismo período de 2017, medida en porcentaje del PBI proyectamos un incremento de 29,9 puntos (de 57,1% a 87,0% del PBI), mientras que para la deuda neta proyectamos un aumento de 22,6 puntos (de 29,4% a 52,0%). Estos aumentos se deben esencialmente al incremento del tipo de cambio registrado este año, y el aumento en la deuda está asociado principalmente al aumento en el tipo de cambio real, que está en niveles elevados en términos históricos». La deuda externa bajo al macrismo se fue casi al 90% del PBI mientras que:
«En 2019 se necesitan USD 2.500 millones de colocaciones netas y refinanciar USD 20.100 millones, y no se necesitan nuevas colocaciones en dólares. Las necesidades financieras brutas (excluyendo Letes) ascienden a USD 38.900 millones, y para afrontarlos ya se encuentran asegurados los USD 11.700 millones del programa firmado en junio con el FMI y los USD 4.600 de organismos internacionales. De los USD 22.600 millones restantes necesarios adicionales, USD 20.100 millones pueden conseguirse con refinanciamientos y sólo USD 2.500 millones serían nuevas colocaciones». En castellano, «refinanciamientos» y «nuevas colocaciones» quieren decir «más deuda». Aún con un recorte de más de 300 mil millones de pesos en el Estado, ya saben que no alcanzará para pagar los jugosos intereses de la deuda y será necesario hacerla crecer más y más. El concepto de «bicicleta financiera» queda completamente desactualizada frente a una más realista metáfora de una «bola de nieve» financiera, cuyo sólo movimiento la convierte en un peligro a cada segundo más incontrolable. Este mecanismo económico ya fue puesto en función en Argentina y tuvo por frutilla del postre el default y el 2001.
No es redundante decir que este proyecto de presupuesto es una declaración de guerra a los de abajo. El proyecto que pretenden aprobar es un intento relativamente disimulado de mostrar cuan dispuestos están a profundizar el camino de la aceleración de la explotación, los despidos, los tarifazos, los negocios monstruosos para los multimillonarios.
Este presupuesto no puede pasar. Como bien dice el proyecto de ley: “Las prioridades de política pública incluidas en este Presupuesto General de la Administración Pública Nacional para el ejercicio 2019 responden a los lineamientos del Plan de Gobierno sostenido por el proyecto político que conduce la acción del Estado Nacional desde diciembre de 2015, cuando inició el actual periodo presidencial.”
El proyecto de ley y el proyecto de gobierno macrista son una sola y misma cosa. ¡Qué caigan juntos!
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