Copemos la plaza para que el aborto sea legal

El 29 de diciembre se anticipa como una nueva vigilia histórica esperándose una afluencia mayor que para la reciente media sanción en Diputados. Junto con la memoria colectiva del rechazo en el 2018, pueden convivir sentimientos de confianza bajo un gobierno que se dice “de todos”… Sea como sea, la movilización masiva es un elemento clave para condicionar y conquistar un derecho que, de lograrse, configuraría un logro histórico de las mujeres en nuestro país.

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Se aproxima un fin de año cargado de elementos de peso que parecen dificultar un cierre “triunfal” para el gobierno: los rebrotes e ingreso a una segunda ola de la pandemia en Europa, Estados Unidos y varios países de la región que complica la obtención de vacunas para el país; la ley del derecho al aborto -que pretende arrogarse como propia- cuya media sanción fue conquistada nuevamente por el movimiento de mujeres, pero cuya sanción definitiva es incierta (al punto de estar en riesgo su aprobación) en un Senado de mayoría oficialista pero cuyos movimientos y cambios de posiciones son oscuros; una coalición de gobierno sin sintonía fina en la cual los atributos de poder de Alberto Fernández aparecen contrarrestados por el kirchnerismo, como se ha evidenciado con el debate alrededor de las PASO e incluso con la pasividad nada ingenua de Cristina Fernández respecto de la ILE; y una economía cuyos números no dejan de ser desalentadores de cara a un acuerdo neocolonial de facilidades extendidas con el FMI.

Son todos elementos de porte distinto, pero que de conjunto dan la imagen de un año que, lejos de agotarse desde el punto de vista político, se extenderá hasta el último minuto sin un pronóstico claro respecto de las perspectivas para el gobierno en el año próximo: ¿habrá o no vacunas en las próximas semanas?, ¿terminará el año por izquierda con la conquista del derecho al aborto, o finalmente se impondrán los anti derechos, la iglesia, los oficialistas y opositores oscurantistas ante un Fernández incapaz de alinear a su propia tropa?, ¿quién pone los puntos en las íes en este gobierno: Alberto o Cristina?.

El retorno a escena de la pandemia

El ingreso a una nueva ola de coronavirus en Europa, Estados unidos y en la región latinoamericana con México, Colombia y Brasil (además de rebrotes en Chile y Ecuador), es un dato que no debe naturalizarse ni por sus efectos sanitarios, ni por el agravamiento de los efectos que tenga sobre la economía y sus consecuencias políticas y sociales. Hablamos de una nueva etapa cuyas consecuencias no son claras aún, pero que sin dudas no serán la simple repetición de la primera. En Alemania se ha anunciado un récord de decesos (cerca de mil casos al día de hoy) desde el comienzo de la pandemia, lo cual ha obligado a Merkel a dictar un nuevo confinamiento parcial y a apurar la aprobación de la vacuna Pfizer en los próximos días. En Estados Unidos se han superado los 200 mil casos diarios y el número de muertes totales supera los 300 mil.

La segunda ola, que en ciertos casos parece más virulenta que la primera, ha impulsado una disputa abierta de los principales países del mundo por las dosis de las vacunas que amenaza con un nuevo bochorno sanitario. Es que el aumento de casos generalizado en Europa y Estados Unidos, pone en riesgo de volver meras promesas los suministros de vacunas a países sin capacidad de producción o poderío económico y político. Así, por ejemplo, mientras países como Canadá han comprado 300 millones de dosis (lo suficiente para cubrir 7 veces su población) o países como Inglaterra han comenzado campañas de vacunación masiva, la mayoría de los países del “tercer mundo” no han tenido acceso alguno. Una suerte de “fiebre de acaparamiento de vacunas” que pone en crisis potencial la iniciativa de la OMS conocida como Covax que busca evitar la estampida internacional por las vacunas y lograr un acceso global a la misma. Crisis de vacunas que pone al descubierto la falta total de planificación económica internacional y que la regla del capitalismo es la competencia y no la solidaridad.

En este marco la promesa del gobierno de iniciar la vacunación para la población de riesgo antes de fin de año ha quedado por estas horas en la incertidumbre. Esto más allá de que la ANMAT, administración que regula los medicamentos en el país, no ha dado aprobación a ninguna de las existentes. Junto con esto, está la confirmación por parte del Ministro de Salud Ginés González García de que no se ha llegado a un acuerdo con Pfizer por la exigencia de “condiciones inaceptables” por parte de la farmacéutica (condiciones que no son públicas). Una nueva promesa oficial que pende de un hilo y que generó expectativas en un sector amplio de la sociedad, en el marco del alerta por el aumento de contagios en el país.

Por lo pronto, la Argentina no es de los países más afectados pero hay un dato a tener en cuenta: el cambio en la tendencia de la curva de contagios. De un descenso paulatino se ha registrado un rebote inesperado en el área metropolitana que aún sin ser alarmante en términos absolutos, genera preocupación a las vísperas de las fiestas de fin de año y las vacaciones de verano. Todo esto sumando al estrés del personal de salud que no ha tenido descanso ni mucho menos reconocimiento salarial por parte del gobierno.

Ruidos en la coalición de gobierno

La falta de sintonía fina en el gobierno se ha hecho más clara en el último tiempo. Así los atributos de una coalición amplia que permitieron al Frente de Todos atrapar votos a “izquierda y derecha”, amenazan con dificultar el mando presidencial del propio Alberto Fernández. En los últimos días esto ha vuelto a quedar en evidencia con la negativa de La Cámpora de acceder a la anulación por única vez de las PASO, una ley antidemocrática creada bajo el último gobierno kirchnerista que impide la participación del conjunto de las fuerzas políticas en las elecciones reales, es decir, aquellas en las que se eligen cargos.

La iniciativa de la mayoría de los gobernadores del país sugiere la anulación por única vez de las PASO bajo la supuesta “preocupación por la pandemia y el gasto que implicaría su realización”. Desde luego que no tienen ninguna preocupación por garantizar derechos democráticos al conjunto de los partidos políticos, sino que ajustan sus cálculos al oportunismo electoral. Esta iniciativa fue avalada por el presidente que sugirió que el proyecto fuera aprobado en el parlamento. Pero a la negativa del Pro se ha sumado la del kirchnerismo, que pretende resolver por internas las relaciones de fuerza al interior del Frente de Todos, y genera una nueva complicación para Fernández ante la posibilidad que sean sectores del propio oficialismo los que impidan llevar adelante sus decisiones políticas…

Párrafo aparte merece el FIT-U, que también puso el grito en el cielo contra la posibilidad de que se anulen las PASO, dando muestras claras de adaptación política a un régimen de elecciones antidemocrático pero que en su lógica porotera y poco afecta a los principios de defensa de la mayor democracia posible, apoya las primarias en un nuevo intento de acaparar los votos del conjunto de la izquierda y resolver la relación de fuerzas de su coalición haciendo un frente único proscriptivo con el establishment político. Nuestro partido, por el contrario, se ha colocado siempre con claridad contra la PASO y exige no sólo la anulación sino la eliminación de la ley proscriptiva, única garantía de que en las elecciones se puedan expresar el conjunto de los partidos de los trabajadores.

Junto con esto, la dificultad de Alberto Fernández para alinear a la tropa tras el proyecto de interrupción legal del embarazo coloca un peligro extra. Es evidente que se ha jugado la carta del derecho al aborto para lograr algún gesto tangible que calme las aguas en todo un sector progresista afín al gobierno que no ha saboreado a lo largo del año más que sapos. Por su parte, Cristina Kirchner no parece dispuesta a mover un dedo para que el aborto legal sea ley. Sería completamente ingenuo suponer que su mutismo y pasividad no alimentan la posibilidad del naufragio del proyecto. De la misma manera que es claro que si alzara la voz contribuiría a alinear tras el proyecto del gobierno a parte importante del frente. En el fondo aflora una contradicción para el kirchnerismo y el gobierno difícil de resolver, a menos que sea a costa de las mujeres: su relación con el Vaticano y el Papa se vería seriamente afectada de consagrarse el aborto legal.

Así las cosas, la falta de sintonía fina en la coalición gobernante amenaza con poner límites al gobierno de Fernández en caso de volverse una constante, una dinámica de crisis que de no resolverse podría cristalizar como un elemento de inestabilidad.

El Senado amenaza con negar el derecho al aborto

La tercera jornada histórica del 10 de diciembre por el derecho al aborto se cerró con el triunfo parcial de la media sanción. El impacto internacional de la jornada da cuenta de que el movimiento de mujeres del país se ha ganado el reconocimiento y lugar de vanguardia en la lucha por sus derechos y ni hablar si se conquistara el aborto legal, sobre todo en relación a Latinoamérica.

Una jornada en la cual la calle volvió a ser protagonista al tiempo que sesionaba el Congreso. Esta dinámica, más allá de que el evento estuvo mayormente teñido por el clima festivo y de confianza en la aprobación, colocó nuevamente a miles de personas a las puertas del recinto y dio cuenta de la persistencia en el imaginario de la movilización como garante de los reclamos. Conquista de larga data que no ha logrado ser reabsorbida desde el 2001 a la fecha por ningún gobierno, más allá de los flujos y reflujos.

Pero el aborto legal aún no se ha conquistado. Aparentemente, algunos senadores de Juntos por el Cambio, que en el 2018 habían votado a favor del proyecto de ILE, en este caso se abstendrían para negarle al gobierno la posibilidad de congraciarse ante un amplio sector social. De ocurrir este crimen político de leso arribismo electoralista, el Senado volvería a rechazar un nuevo proyecto por la legalización. Clara muestra de que para estos sectores (ocurre igual con el oficialismo) antes que cualquier derecho está la politiquería y las rencillas del poder.

Pero las dificultades no sólo se presentan por la vía opositora. El oficialismo es mayoría en el Senado lo cual debería ser suficiente para la aprobación de un proyecto que fue enviado por el Poder Ejecutivo luego de que fueron retaceados aspectos sensibles al derecho a decidir sobre el propio cuerpo en clara concesión a los antiderechos (como es la objeción de conciencia). Lejos de eso, el Frente de Todos tiene como presidente del bloque del senado a Mayans, un antiabortista de los que más ha alzado la voz contra la legalización.

Este panorama deja la situación en un estado muy delicado, sin que se pueda descartar para nada la eventualidad de que el Senado vuelva malograr la conquista de la interrupción voluntaria del embarazo, un resultado gravísimo que debe ser evitado apelando a la movilización de masas, única forma de ejercer una contra-presión que obligue al Senado a conceder esta conquista.

El 29 de diciembre se anticipa como una nueva vigilia histórica esperándose una afluencia mayor que para la reciente media sanción en Diputados. Junto con la memoria colectiva del rechazo en el 2018, pueden convivir sentimientos de confianza bajo un gobierno que se dice “de todos”… Sea como sea, la movilización masiva es un elemento clave para condicionar y conquistar un derecho que, de lograrse, configuraría un logro histórico de las mujeres en nuestro país.

Las Rojas y el Nuevo MAS dieron cátedra de militancia activa y revolucionaria a lo largo de 3 días de vigilia, una batucada que no paró de sonar, y una política clara que comprende cabalmente que reformas como esta son subproducto de la movilización extraparlamentaria de los más amplios sectores de la sociedad explotada y oprimida, de ahí que nos hayamos jugado siempre como partido por este reclamo y así lo volveremos a hacer el 29.

La iglesia ha largado su contra ofensiva con una misa anti abortista en Luján el 26 de diciembre y la convocatoria a un ayuno el día 28, una medida pasiva pero que interpela a tomar posición a amplios sectores sociales.

La jornada en Senadores se presenta como un evento estratégico para la conquista del derecho al aborto y quedan por delante varios días en los que debemos jugarnos todo a convocar y poner en alerta al movimiento de la importancia que tiene la parada del 29. Nuestra organización viene dando esta pelea hace muchos años, aun cuando el tema era “tabú” político incluso entre organizaciones de izquierda (que se refería al tema como “pianta votos”). Pero la persistencia, la militancia y la realidad de una práctica social de masas ilegalizada y penada que se lleva la vida de miles de mujeres mientras obliga a otras e incluso a niñas a ser madres, dio lugar a una marea verde que logró imponerle la agenda al gobierno de Macri y este año a Fernández.

¡Reventemos la Plaza de los dos Congresos para coronar esta enorme lucha y arranquémosle al gobierno y a los oscurantistas nuestro derecho a decidir, ahora es cuando compañeras y compañeros!

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