Tras el anuncio de la táctica Pacto de Mayo por parte del gobierno, la agenda parlamentaria transcurre entre roscas y reagrupamientos en ambas cámaras. Sucede que los distintos sectores de la oposición (desde el PJ hasta la UCR, pasando por Pichetto y otros federales) buscan barajar y dar de nuevo tras los cambios en la relación con el Ejecutivo.
El DNU, cuestionado
Por un lado, el bloque de senadores de UxP, con protagonismo del sector K (encabezado por José Mayans) intenta aprovechar el impasse abierto por la caída de la Ley Ómnibus original para avanzar en el tratamiento del DNU 70/2023 y asestarle lo que podría ser un duro golpe político a Milei y Villarruel. Es cierto que para la caída definitiva del decreto haría falta también un rechazo de Diputados, pero la derrota en Senadores podría ser un primer traspié de proporciones nada despreciables.
Para esto, Mayans se apoya en sectores de los bloques provinciales que continúan disconformes con el tratamiento recibido por parte del gobierno nacional. Particularmente luego del escándalo de los fondos de coparticipación protagonizado por Milei en el enfrentamiento con Ignacio Torres y otros gobernadores. En estos momentos, el escenario parece desfavorable al Ejecutivo en la Cámara Alta.
Por esa razón fue que el propio gobierno le pidió a Villarruel que continúe retrasando la convocatoria a sesión en el recinto. Pero la suma de los escaños federales, que le dió una virtual mayoría (37 escaños) al bloque peronista parece haber dejado sin mucho margen de maniobra a Villarruel. Finalmente, la convocatoria quedó firme para este jueves.
Los arrastrados
Un panorama algo distinto se vive en la Cámara Baja. Allí el bloque Hacemos Coalición Federal, liderado por Pichetto y Massot, convocó a una sesión para el mediodía de este miércoles con temario centrado en el tema de la fórmula jubilatoria.
El bloque de Pichetto, que se había esforzado por darle herramientas al gobierno en el tratamiento de la Ley Bases, parece haberse corrido levemente al campo de la oposición tras los embates de Milei contra los gobernadores y por la negativa del gobierno a consensuar temas sensibles. Para esta jugada Pichetto sumó el apoyo del bloque de UxP (99 diputados).
Pero finalmente no consiguió el quórum y el gobierno pudo surfear la jornada sin mayores sobresaltos. Sucede que los sectores de Innovación Federal y la UCR decidieron no dar quórum para la sesión. Lo mismo pasó con algunos diputados de Hacemos que siguen las órdenes de Llaryora y Rogelio Frigerio.
Estos sectores, ligados a los gobernadores, parecen más decididos a jugar la carta de la obsecuencia y se arrastran ignomiosamente detrás del Ejecutivo, a la espera de conseguir alguna migaja para sus provincias de cara al Pacto de Mayo.
De conjunto, la imagen es altamente contradictoria. Las interminables tensiones entre el Ejecutivo y el Legislativo no se resuelven sino que siguen acumulándose. Es cierto que, hasta el momento, la falta de iniciativa en el Congreso es prácticamente total. Tras la caída de la Ley Ómnibus, las tareas legislativas quedaron prácticamente bloqueadas. No hay agenda alternativa alguna dentro de la Cámara Baja.
Aún así, un posible rechazo de la Cámara Alta al Mega DNU de Milei podría implicar un golpe político de grandes proporciones, difíciles de medir. Es sabido que el Decreto 70/2023 funciona como una suerte de Carta Magna bonapartista para las intenciones de gobierno de Milei. Pero a dos meses de su anuncio el paquete de reformas está duramente cuestionado por la sociedad y también por los bloqueos parciales efectuados por la Justicia (especialmente en el paquete laboral). Su caída (aún parcial) dentro del Senado podría acentuar los elementos de crisis política permanente que marcan la corta gestión de Milei, sumando mayor inestabilidad a la situación.