
Lejos del optimismo de 2017, cuando su lema fue “Transformándonos”, se realizó el 54° Coloquio de IDEA en Mar del Plata. El Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina, es una organización conformada por más de 400 de las mayores empresas de nuestro país. Creado en 1960, uno de sus objetivos declarados es “permitir a las empresas de cualquier dimensión formar y actualizar sus cuadros gerenciales, intercambiar experiencias en mejores prácticas empresariales y ser protagonistas del quehacer económico, político y social”. De ahí la casi desconcertante selección de expositores: deportistas exitosos, artistas, periodistas y catedráticos se reparten en paneles con funcionarios y políticos.
Esta vez, los grandes ausentes fueron los ejecutivos del sector que ha tenido que desfilar por Tribunales. Pero el ánimo de los presentes no fue el mejor. Según las crónicas, “la inquietud por la peor crisis desde 2002, el reclamo al Gobierno para que controle la inflación y de fijar pautas comunes para que no se repitan malas experiencias que se están pagando detrás de las quejas”, fueron los comentarios de pasillo.
Ni siquiera la intervención del ministro Sica, que volvió a agitar la reforma laboral “que no le quiten derechos al trabajador y que les den trabajo a quienes no lo tienen”, generó gran entusiasmo. Es que sólo hace un año, en el Coloquio anterior, la misma parecía un hecho consumado: el acuerdo con el sindicato petrolero en Vaca Muerta y el de los metalúrgicos en Tierra del Fuego eran presentados como reformas puntuales que se generalizarían a la brevedad. Ahora Sica avisa de un incierto proyecto para algún momento de 2019, recordando que “nunca dejamos de impulsar la reforma laboral, pero no estamos solos”.
Para cerrar, Macri arrancó con “la angustia de todos es mi angustia”. Los cuadernos, la volatilidad del dólar, la inflación, la tasa de interés por las nubes y la recesión para 2018-2019 conforman un escenario que en realidad son mejor sintetizados por la palabra “desencanto”, que expresó mejor el clima presente.
Carola Fratini de Zúrich lo expresaba así: “Estoy desilusionada, no fuimos capaces de construir una Argentina sustentable”.
En el tema cuadernos Macri destacó que las empresas que aparecen en la causa hicieron obras durante su gestión sin «ningún tipo de cosas raras». «Los cuadernos nos llevaron de vuelta al pasado, pero esos mismos constructores, en los últimos tres años, licitaron con competencia, no hubo ningún tipo de cosas raras. Fue todo competitivo y se entregó a tiempo”.1
Pero este “homenaje” no arregla el desfile de ejecutivos por Tribunales: uno de los principales ejecutivos (Betnaza) del grupo empresario más grande del país (Techint) está procesado, otro ex ejecutivo se tuvo que “arrepentir” para zafar de las rejas y Paolo Rocca, su dueño, tuvo que prestar declaración macaneando que “no tenía conocimiento” de las coimas pagadas por Betnaza. Este es el grupo económico que, subsidios mediante, iría a protagonizar la revolución del gas en Vaca Muerta y que nos permitiría exportar miles de millones de dólares… Mientras el Ejecutivo los subsidia, el Judicial los procesa. La contradicción es evidente.
Como tampoco arregla la dificultad de la “patria contratista” de conseguir financiación para los proyectos de obra pública licitados, teniendo sus máximos responsables procesados.
Con respecto a la crisis, Macri volvió con el mantra del viento en contra, la sequía, el mundo, y de nuevo los cuadernos: pero no pasó de quejas y lamentaciones, y justificaciones: «No hay realismo mágico, no hay más mentiras, estamos haciendo las cosas que hay que hacer y no estamos negando que no quedan cosas por hacer. Hay verdad institucional».
A esta altura, un acorde insuficiente. Según Claudio Belocopit de Swiss Medical: “todos apostamos a salir, pero no se sale con voluntarismo ni verso. Defendí con uñas y dientes a este gobierno, y sigo apostando por ellos, pero no se puede negar la realidad”. 2
Tal vez la mejor síntesis de este gobierno, sus funcionarios, la clase capitalista y sus ejecutivos, sea la escena final: todos parados, Macri incluido, con la mano en alto y repitiendo casi a los gritos en una suerte de juramento “soy yo y es ahora”, que fue parte del lema del encuentro: una reafirmación que luce excesiva, más parecida a una arenga de vestuario de Caruso Lombardi, que a un encuentro de reflexión de la elite local. Que encima, terminada la “ceremonia” “salieron corriendo, literalmente: comenzaba el fin de semana y había que llegar a Buenos Aires o disfrutar de La Feliz”.
Notas
1.-https://www.perfil.com/noticias/economia/ante-empresarios-macri-cierra-el-54-coloquio-de-idea.phtml
2.-https://www.infobae.com/economia/finanzas-y-negocios/2018/10/19/mauricio-macri-cerro-el-coloquio-de-idea-entre-aplausos-de-los-empresarios-y-preocupacion-por-la-coyuntura/