Chile: la derrota del «Apruebo» es responsabilidad del gobierno de Boric

Comenzaron a saberse los resultados del referéndum constitucional en Chile, con el que el país podía sacarse de encima la Constitución impuesta por Pinochet en 1980.

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Foto: Mario Benedetti/AFP

En estos momentos, la tendencia es ya completamente irreversible. El «Rechazo» a la nueva Constitución estaría ganando con un 62% de los votos contra el 37% del «Apruebo». Entonces, por el momento, seguirá rigiendo la Constitución actualmente vigente.

Después de una extraordinaria rebelión popular, de un aplastante «Apruebo» de más del 70% a la realización de una convención constituyente es que se dan estos resultados. Pero también después de mil maniobras, del condicionamiento de la constituyente -que no fue ni libre ni soberana-, después de que todas las viejas instituciones siguieran en el poder y que incluso a través de ellas se eligiera un nuevo gobierno.

El resultado confirma que triunfó la campaña del miedo de las últimas semanas. Todo lo dicho estaba fuera de la realidad: que la nueva Constitución era «socialista», que el «Estado Plurinacional» implicaba partir el país, que a los trabajadores les iban a sacar sus casas, etc. Con el triunfo de esta campaña es que se da un giro electoral a la derecha en Chile.

La nueva Constitución era sumamente limitada: no tocaba la propiedad capitalista, ni siquiera algún pilar importante del capitalismo neoliberal chileno. Introducía sí algunas reformas progresistas, como el derecho al aborto o derechos de reconocimiento a los pueblos originarios. Aún con todas sus limitaciones, si se hubiera aprobado la nueva Constitución hubiera permitido que la movilización pueda exigir el cumplimiento de esos nuevos derechos así como seguir empujando para conquistar una verdadera Asamblea Constituyente libre y soberana, que cuestione las bases del capitalismo chileno.

El gobierno de Boric es el principal responsable de todo esto. Luego de las expectativas que despertó entre quienes cuestionaron «los 30 años» de capitalismo neoliberal, decidió pactar con el ala «progresista» de los 30 años, formar gobierno con ellos y dejar todo como estaba. Incluso capituló a la campaña del miedo, y para dejar conformes a los dueños del país prometió reformar la nueva Constitución una vez aprobada, eliminando de ella todo lo que tenga de progresivo. Estos son los resultados.

El llamado de sectores de izquierda a la abstención aportó también a darle este triunfo al régimen, a los dueños del país y a la derecha.

Las contradicciones que deja esto son muchas. La enorme mayoría del país, así quedó plenamente demostrado, no quiere que siga rigiendo la vieja Constitución pero creyó en las mentiras de la derecha. Así, nada queda resuelto de todo lo abierto con la rebelión del 2019.

La situación en América Latina es de esta forma muy compleja. La respuesta masiva en la calle al atentado reaccionario contra CFK la pone en el lugar de polo de defensa de las libertades democráticas, en el otro extremo está Brasil, donde Bolsonaro se prepara para sus marchas golpistas del miércoles.

Nada se resuelve en una región y un mundo polarizados. Todo está abierto y los resultados del referéndum en Chile luego de la rebelión popular del 2019 y el triunfo de Boric el año pasado así lo prueban.

Noticia en desarrollo. 

 

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