Por Virginia Bertoldi
“Paulina” ingresó a la Maternidad 25 de Mayo de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca en estado inconsciente, después de haber sufrido por 4 días y haber viajado 400 kms en agonía. Era mamá de dos hijos chiquitos y vivía en un pueblo cerca de la capital catamarqueña. Su familia dice que falleció de una peritonitis para protegerse de los prejuicios y por eso se utiliza otra identidad.
“(…)La septicemia es producto de un aborto mal hecho. El dato tenemos es que es una familia de muy bajos recursos, que vive en un lugar en el que no existen las herramientas en las salitas suficientes para terminar con esta realidad que sufren las mujeres de nuestro país, que no tienen los recursos y los centros de la salud no están preparados para actuar en casos así», dijo Laura García, integrante y coordinadora de La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito de Catamarca a Filo News.
Lo que sucedió a “Paulina” es la realidad de muchas mujeres. Días después del 8A, cuando 38 dinosenadores dijeron que el aborto no es un derecho, una joven falleció tras intentar realizarse un aborto en la clandestinidad con perejil y la marea verde no esperó para salir a las calles para señalar la responsabilidad del Estado. En Catamarca, las autoridades firmaron la adhesión al protocolo ILE, pero todavía no es implementado, es decir que si una mujer o niña es violada y embarazada, el Estado no es capaz de garantizarle su derecho al aborto no punible. Es por esto que una vez más se responsabiliza a las autoridades estatales por las muertes por abortos clandestinos.