Uno no se da cuenta lo que tiene hasta que lo pierde, ese es el dicho, ¿no? Dejás de hacer cosas para cuidarlo. Dejás de darle el valor, el lugar, el tiempo y la importancia que ocupa en tu vida.
Puede ser un amor, un objeto, tu auto, tu casa, tu trabajo… tu vida.
Y es ahí cuando uno mismo se pone a pensar en lo que hizo mal y se pregunta: ¿por qué no lo valoré?… lo que tenía. ¿Qué hice mal? ¿Qué pude haber hecho para cambiarlo? ¿Lo hice todo? ¿Lo intenté realmente todo?
Bueno, 3.800 compañeras y compañeros despedidos de Garbarino lo hicimos todo… todo para mantener los puestos de trabajo en cada uno de nuestros lugares de trabajo. Todos colaboramos para que ese barco, Garbarino, no se hundiera. Trabajamos 9 meces sin sueldo, solo cobrando $22.000 que daba el gobierno a través del Repro II.
No teníamos obra social, nos suspendían la atención por falta de pago, pero te la descontaban en los haberes mes a mes y eso trajo consecuencias fatales y que nadie se hizo cargo de la pérdida de compañeros.
No teníamos ART, pero íbamos igual con nuestros propios miedos a trabajar, en plena pandemia mundial del Covid.
Te descontaban la cuota alimentaria de tus hijos y no se la depositaban… hasta ello se llegó por parte de la empresa, quitarle el pan a tu hijo.
“Vendan, vendan, vendan, que está todo bien, ya la empresa lo solucionará”. Nunca Carlos Rosales, nuevo dueño de Garbarino [desde mediados de 2020], nos dijo qué rumbo tomaría la empresa.
A pesar de todo esto, ¡todo el sacrificio que realizó cada trabajador de Garbarino en cada sucursal, en cada provincia del país!…
A pesar de que ese trabajador hizo grande a la empresa, la número uno en ventas de electrodomésticos en Argentina, terminamos en la calle despedidos, sin un peso, abrumados por las deudas en muchos casos y hasta sin casa por falta de pago de alquiler, en otros casos.
El 11 de noviembre del 2021 Garbarino puso a funcionar su plan contra sus propios trabajadores. Nos llegaban cartas de despidos en forma masiva en todo el país: 2.831 despidos solamente de Garbarino, sin contar Compumundo, Fiden y Garbarino Viajes [empresas que también pertenecen al mismo grupo económico].
Así paga Garbarino a sus empleados, los que trataron de alguna manera u otra de ayudar a la empresa a salir adelante.
A pesar de muchos años de trabajo y sacrificios que hicimos… de dejar años y años de nuestras vidas a Garbarino para hacerla grande… fuimos descartados y echados a la calle como perros.
Hicimos todo. Hicimos marchas, cortamos calles y puentes.
Fuimos a nuestro sindicato a reclamarle que intervenga de forma más rápida y contundente.
Reclamamos a la empresa: muchos compañeros se plegaron a las protestas con marchas masivas y en algunos casos con tomas de sucursales en forma pacífica. Fuimos al Ministerio de Trabajo, a Producción… nos atendió el presidente Alberto Fernández en Casa Rosada en octubre del 2021, donde lo único que nos prometió es que no perderíamos nuestro trabajo. Su palabra duró solo un mes.
El trabajador de Garbarino fue traicionado por Faecys [Federación de Empleados de Comercio], por Cavalieri [secretario general de Faecys], tal vez en un café, en una quinta comiendo un asado, o en una oficina. Ahí los que tenían que cuidar nuestros intereses para los que fueron votados y elegidos por las y los trabajadores de Comercio, no lo hicieron. Nuestros mismos compañeros delegados jugando para la empresa, amedrentando a las y los compañeros para que no tomen las sucursales como acción de lucha. Para que no vayan a las marchas. Ellos también fueron nuestros verdugos, los que decidían quién quedaba y quién se iba de Garbarino, en ese caos total de la empresa, donde llovían las cartas de despidos a mansalva. Ellos, los delegados, hicieron el trabajo sucio dejando atrás a sus compañeros solos en la lucha. Los delegados jugaron para Garbarino, ellos nos cagaron y se acomodaron siendo tal vez esa su paga.
Muchos sueños quebrados y sin cumplir es lo que tenemos las y los trabajadores despedidos de Garbarino. Yo me veía jubilado en la empresa, pero mi realidad y la de muchos es totalmente diferente, como sacada de una película de terror para algunos -es lo que estamos padeciendo. Muchos compañeros y compañeras sin trabajo, haciendo changas para sobrevivir, seguramente como muchos otros trabajadores. Algunos con trabajos totalmente precarizados y otros no pudiendo reinsertase laboralmente por la edad o por problemas de salud, luego de años de trabajo en Garbarino.
Endeudados y con muchas dificultades para pagar el alquiler de nuestras casas y todo lo que eso conlleva. Estamos endeudados para vivir.
Hoy, luego de un año y dos meses de lucha, solo estamos cobrando de la deuda que tiene Garbarino con nosotros $100, $300, $700, $1.000 con suerte, porque otros directamente no reciben nada.
Hace unos días perdimos a un compañero más, Cristian Loyola, trabajador despedido del Portal De Salta, donde se desempeñó durante 10 años. Dejó de lucharle a la vida y a Garbarino. Detonantes que abrieron paso a la desgracia que lo llevó a tomar semejante decisión de quitarse la vida. Q.E.P.D. compañero Loyola.
Y con él van siete compañeros que perdemos por diferentes motivos y que no tiene sentido nombrarlos ahora, pero sí decir que el detonante de tales situaciones tiene nombre: GARBARINO… y es por no pagar.