El primer dato que salta a la vista es la votación de las fuerzas de derecha: sumando Juntos y Milei trepa hasta casi un 65%. Además, es de destacar que de la lista oficialista participaba una expresión muy reaccionaria que se codea con Milei, representada por López Murphy.
Completando el panorama, se expresaron elementos de «compensación». El espacio “progresista” (con muchas comillas) del FdT y el peronismo en la ciudad, con Santoro de candidato, obtuvo un 25%. Por otra parte, la izquierda hizo una buena elección entre el FIT (que logró consagrar a Bregman como diputada) y Zamora: sumados llegan al 11%. Es una buena elección pero de ninguna manera “histórica” como proclama el FIT; son menos de la mitad de los votos obtenidos en 2001, cuando la izquierda estuvo en torno al 25%.
La votación de Juntos, si bien es hegemónico y conquistó con mucha comodidad el primer lugar (como viene sucediendo hace años en CABA), no llegó a resolver la interna del Pro. Vidal a la cabeza de la lista quedó en un 47% de los votos, retrocedió casi 2 puntos respecto de las PASO y no logró su objetivo de superar el 50%. Este dato, sumado a lo ocurrido en Provincia de Buenos Aires con Santilli, deja una situación en la que no queda saldada la discusión de los “halcones y palomas” de Juntos. Queda abierta la disputa por la eventual candidatura presidencial de 2023.
En un segundo puesto muy lejano, con el 25%, quedó el Frente de Todos encabezado por Santoro. Realizaron una campaña tratando de mostrarse como oposición al Pro y apelando a su sector histórico en la Ciudad, pero muy lejos de cualquier perfil siquiera progresista (ver por ejemplo las declaraciones de Santoro en favor del uso de las pistolas Taser). El resultado: una elección algún punto más alta que las últimas votaciones de medio término, aunque muy por fuera de toda disputa real.
Sin dudas, entre las fuerzas patronales una de las novedades de la elección fue la votación de Milei. Consolidó el fenómeno que se había expresado en las PASO, subiendo del 14 al 17% e instalándose en el tercer lugar. Milei se transformó así en un fenómeno electoral de extrema derecha conquistando dos bancas, con cierto impacto entre sectores de la juventud (en su gran mayoría, varones).
Aún es necesario ver qué traducción orgánica tiene su resultado electoral, aunque queda claro que se trató de uno de los fenómenos de la elección. A tono con su campaña reaccionaria en la que reivindicó a Bolsonaro y Trump, el acto que hizo tras conocerse los resultados en el Luna Park tuvo aires de show trumpistas, llegando al escándalo ampliamente difundido del custodio que amenazó con sacar un arma en pleno escenario.
Se trata de un factor profundamente reaccionario, junto a Espert en Provincia (que también llegó al tercer puesto) y a López Murphy en la Ciudad, que marca presión por la derecha extrema en la agenda política.
La elección de la izquierda
El contrapeso de estos resultados reaccionarios fue la buena elección de la izquierda en CABA: 7,7% del FIT y 3% de Zamora. Mientras éste volvió a presentarse sin saberse a qué juega, sin hacer acuerdos con nadie ni obtener representaciones; el FITU, sobre todo el PTS, logró colocar como diputada a Bregman en una campaña muy vaciada políticamente. El eje casi exclusivo de sus afiches e intervenciones giró en torno a la consigna de “la izquierda (o la propia figura de Bregman) al Congreso”, sin decir casi nada más.
Con el porcentaje obtenido, el FITU logró obtener un escaño en el Congreso y 2 en legislatura. Pero hablar de una “elección histórica” como hacen sus integrantes es una exageración total. Se trató de un buen resultado, pero para una verdadera elección “histórica” haría falta acercarse a los resultados más importantes obtenidos por la izquierda en la Ciudad, que en 2001 rondó el 25% (más de 3 veces lo obtenido por el FITU este domingo). Para ello haría falta un ascenso en la lucha de clases y resulta que el dato político general de la elección porteña es que estuvo corrida a la derecha. Y paradójicamente, mientras el FIT se autoproclama “tercera fuerza nacional”, sus mejores elecciones fueron solo en CABA, PBA y Jujuy (quedando en 4° lugar en las dos primeras y 3° de 3 listas en la última provincia), mientras que en otros distritos importantes como Córdoba, Mendoza o Santa Fe retrocedieron, mostrando un FITU relativamente “menos nacional”.
Pasadas las elecciones, quedan por delante muchísimos desafíos a afrontar en la Ciudad, que tiene una enorme vida política y gran dinámica de las corrientes de la izquierda. El Nuevo MAS quedó fuera de la elección de este domingo por la ley electoral proscriptiva, pero cuenta con un desarrollo creciente y cada vez más importante en su construcción orgánica en la Ciudad. En el último período conquistamos importantes avances en materia de construcción de una nueva figura partidaria de la Capital como es Federico Winokur. Avanzamos en nuestra inserción entre trabajadores estatales, docentes y fabriles y con la extraordinaria experiencia del SiTraRepA que venimos impulsando, dando una perspectiva de organización al inmenso sector de los trabajadores de reparto por aplicación. Y también logramos un importante desarrollo, aún sin haber clases presenciales, del ¡Ya Basta! en varias facultades de la UBA, la UNA y colegios secundarios. Impulsando la pelea por la presencialidad segura en defensa de la educación pública, somos una de las corrientes más militantes de la Ciudad. Sobre estas bases nos paramos para dar todas las peleas que vienen por delante, ante la crisis y el ajuste que impulsan el gobierno nacional y de la Ciudad.