Continuan las repercusiones tras el repudiable episodio del sábado por la noche, en el barrio La Fontana (Gran Chaco) cercano a Resistencia, la capital provincial. Donde sin orden judicial, miembros de la policía provincial chaqueña irrumpieron violentamente en la casa de una familia de la comunidad Qom.

Alrededor de 15 policías actuaron produciendo disparos, portando armas largas, golpeando y torturando a los miembros de la casa. Lo que incluyó la violación a una menor de edad de 16 años. Se denuncia que incluso rociaron con alcohol a las víctimas, a quienes llamaban «indios infectados».

De momento, el gobernador Jorge Capitanich sigue sin pronunciarse condenado el hecho o tomando medidas al respecto. Por su parte, con un tibio mensaje difundido en los medios, Alberto Fernández celebraba que los policías hayan sido desafectados.

Lejos de permanecer ajeno para un importante sector de la sociedad, crecen los mensajes de repudio ante los hechos por parte de militantes y figuras de los derechos humanos, como Norita Cortiñas, organizaciones políticas y sociales.

Esto es así, dado que los hechos conjugan el racismo propio de la herencia colonial, la violencia institucional, patriarcal, por parte de los miembros de las fuerzas represivas provinciales, una conducta de ataque sistemático a las comunidades originarias de la zona por parte del estado.

Con los vientos de la rebelión antirracista que se irradian a diversos puntos del globo desde Estados Unidos, estos hechos avivan la justa indignación contra la violencia de los estados y gobiernos capitalistas, sus instituciones y fuerzas represivas, por motivos raciales y discriminatorios contra las y los oprimidos.