Este domingo por la noche más de 400 colonos israelíes realizaron un ataque coordinado en la localidad de Huwara, al norte de Cisjordania. Hubo un muerto, casi 400 heridos y por lo menos 75 viviendas fueron incendiadas o destruidas producto de los ataques.

Se trata de una de las incursiones más graves y violentas de civiles israelíes contra palestinos por lo menos desde el año 2000. Los colonos, armados con palos, cuchillos y armas de fuego, asesinaron a un palestino de 37 años, hirieron a cientos de personas y obligaron a otro tanto a ser evacuadas, ya que destruyeron sus hogares y vehículos.

Además, testigos señalan que las fuerzas de seguridad israelíes liberaron la zona e incluso colaboraron con los agresores: «Cada vez que empezábamos a hacer retroceder a los colonos, el ejército nos lanzaba gases lacrimógenos», declaró Diaa Odeh, una residente de Huwara a la agencia AFP.

Simultáneamente se reportaron ataques también en las aldeas de Burin, Zatara, Odala y Asira al Qabaliyya, por lo que se trató de una acción claramente coordinada. En imágenes difundidas por las redes sociales pudo verse cómo los colonos mataban a todo un rebaño de ovejas y arrasaban con los cultivos de ciudadanos palestinos.

Escalada de la violencia sionista

El hecho ocurre en un contexto de escalada de la violencia sionista contra el pueblo palestino, sobre todo en territorio ocupado. A pesar de que la versión oficial y los grandes medios presentaron los ataques de este domingo como una represalia por el asesinato de dos hermanos judíos a manos de un palestino esa misma tarde, lo que omiten decir es que es el propio Estado de Israel el que viene incrementando la violencia contra los palestinos como no se veía hace años.

De hecho, el pasado miércoles, una violenta incursión de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en Cisjordania asesinó a 11 palestinos, en uno de los ataques más mortíferos de los últimos años. Desde entonces, las tensiones han crecido notablemente.

Según datos de la ONU, sólo en lo que va 2023 ya son 63 los ciudadanos palestinos muertos en hechos relacionados con violencia sionista, ya sea por parte de las fuerzas de seguridad como de civiles.

Frente a los gravísimos hechos, el gobierno de Netanyahu apenas esbozó un comunicado formal en el que rechaza «todo tipo de violencia», sin hacerse cargo de su propia política fuertemente racista y de apartheid contra los palestinos. Mientras tanto, sus aliados de la ultraderecha en el parlamento reivindicaron el ataque: Zvika Fogel, del partido ultranacionalista Poder Judío, incluso señaló que quiere ver «Huwara cerrada y quemada».

Tras los graves hechos, la situación se ha vuelto extremadamente tensa, por lo que incluso países aliados a Israel debieron condenar los ataques (aunque con el eufemismo de repudiar la violencia «de ambos lados») por el temor a que la escalada se salga de control.