En medio de la continuidad de un fuertísimo ajuste, el gobierno ahora pasa la «motosierra» por los subsidios a la energía, en lo que constituye otro fuerte golpe al bolsillo en medio de la caída generalizada de los ingresos de los trabajadores.
Según publicó la Secretaría de Energía, según los consumos promedios una boletas de gas de un usuario considerado de bajos ingresos será en promedio de $15.830, una de ingresos medios de $23.678 y para un usuario considerado de ingresos altos de $24.278. Es decir que en promedio serán los sectores con ingresos medios y bajos los que más paguen proporcionalmente.
Estos valores serían los que rondarían las boletas que se facturen para el mes de abril, pero rápidamente volverán a ser actualizados mensualmente a partir de mayo, por lo que el número final para cuando llegue el invierno (la época de mayor consumo) será ampliamente superior.
Además, el gobierno benefició a las empresas haciendo recaer gran parte del aumento en la parte del cargo fijo de la tarifa, reduciendo la proporción del cargo variable. Este cargo fijo no cuenta con ninguna segmentación y es igual para todos los usuarios. A pesar de hacer esto con la excusa de «aplanar» la tarifa para todo el año (evitando saltos violentos en los meses más fríos), lo cierto es que le garantiza a las empresas niveles de rentabilidad asegurados independientemente del consumo de los usuarios. Un negocio redondo, donde poco tiene que ver el «libre mercado» y mucho el Estado al servicio de los empresarios.
Estos enormes aumentos se aplicarán para todo tipo de usuarios, ya sean residenciales, comerciales e industriales, por lo que los aumentos tendrán un fuerte impacto en la inflación de abril. Según economistas, sólo el aumento del gas sumará dos puntos al IPC de este mes. Aun quedan por definir más aumentos para la energía eléctrica y los postergados aumentos en el transporte público, entre otros.