Biden endurece su política migratoria y la crisis se agrava en la frontera con México

El gobierno anunció que con el fin del Título 42, la política expulsiva de Trump durante la pandemia, comenzarán a regir requisitos más estrictos para aquellos migrantes que soliciten asilo, mientras que amenaza con consecuencias más duras para quienes recurran a cruzar el país de manera ilegal.

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Foto: REY R. JAUREGUI / La Verdad

En las últimas semanas una oleada de migrantes provenientes de países de Centro y Sudamérica se han estado agolpando en las ciudades fronterizas del norte de México. El tamaño de esta oleada es inusual, llegando a duplicar el promedio diario de personas que intentan cruzar hacia EE.UU.

La razón: a las 0 horas de este 12 de mayo se acaba la vigencia del «Título 42», una normativa del gobierno de Trump que permitía la expulsión inmediata de inmigrantes ilegales de los EE.UU. La medida declaraba tener como objetivo resguardar la situación sanitaria frente a la pandemia del Covid-19, aunque Trump utilizó eso como excusa para llevar adelante su política antimigratoria feroz.

Sólo en 2020, en plena pandemia, unas dos millones de personas fueron expulsadas del país norteamericano bajo la vigencia del Título 42.

Luego de que a fines del año pasado un fallo de la justicia determinara que la medida violaba las leyes migratorias de EE.UU., miles de personas de distintos países comenzaron a congregarse en las distintas ciudades fronterizas entre México y Estados Unidos, con la esperanza de que una vez que deje de estar en vigor la medida, se abran finalmente las fronteras.

Pero el gobierno de Biden ya anunció que esto no ocurrirá y que, de hecho, con el fin del Título 42 comenzarán a regir requisitos más estrictos para aquellos migrantes que soliciten asilo, mientras que amenaza con consecuencias más duras para quienes recurren a cruzar el país de manera ilegal.

Los demócratas venían llenándose la boca contra las terribles políticas migratorias de Trump, pero durante estos dos años hicieron valer a rajatabla la normativa antiinmigratoria heredada del gobierno anterior. Ahora, con la excusa de que el congreso no se pone de acuerdo en elaborar una nueva ley migratoria -tratando de tirarle la pelota de nuevo a los republicanos-, Biden asegura «no tener otra opción» más que reforzar los controles y profundizar la política de fronteras cerradas.

Si bien con el fin del Título 42 los inmigrantes ya no pueden ser deportados de manera automática -antes su caso debe pasar por un tribunal de migraciones y pueden esperar la sentencia en libertad dentro de territorio estadounidense- ahora los requisitos para que su solicitud de asilo sea aprobada serán más estrictos, según informó el Departamento de Migraciones del gobierno de Biden.

La norma que regirá ahora hará imposible obtener el asilo a personas que hayan llegado a la frontera a través de otro país, como México, sin antes haber tramitado allí su solicitud. En una supuesta muestra de «humanidad», el Departamento de Estado informó que se abrirán centros de recepción de solicitudes en algunos de los países de origen, así como la posibilidad de tramitar la solicitud vía una app.

Además, se prevén penas más duras para quienes crucen al país de manera ilegal. Hasta ahora, el Título 42 permitía la expulsión inmediata, pero sin otras consecuencias judiciales, lo que alentaba a los migrantes a realizar muchos intentos. Algunos de ellos fueron deportados decenas de veces hasta que lograron ser admitidos. Ahora, Biden determinó que la inmigración ilegal puede implicar la prohibición por 5 años de ingresar al país, así como la apertura de un proceso penal.

En cuanto la Casa Blanca confirmó esta batería de medidas en febrero pasado, la oleada de migrantes que esperaban el fin del Título 42 en las ciudades fronterizas de México, como Ciudad Juárez o Matamoros, comenzaron a intentar cruzar la frontera de manera desesperada, cruzando el Río Bravo a pie o en balsas muy precarias, incluyendo mujeres embarazadas y niños.

En diciembre pasado, tras el fallo del tribunal que tiró abajo el Título 42, Biden respondió con una mayor militarización de la frontera, enviando unos 3000 soldados extra por un plazo de 90 días, que se sumaron a los agentes ya presentes de la guardia fronteriza.

Para las familias que logren tramitar una solicitud de asilo y esperen la resolución de su situación ya adentro de los EE.UU, las autoridades de Seguridad Nacional anunciaron que habrá seguimiento por GPS e incluso toques de queda para esas personas. Medidas bestiales que violan los derechos humanos en la misma línea que las escandalosas «jaulas» para niños migrantes que aparecieron bajo la administración Trump.

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