Balance sobre la lucha por la democratización

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El pasado 5 de diciembre la Asamblea Universitaria le ha impuesto un nuevo rector del ajuste al conjunto de la comunidad de la UBA: Alberto Barbieri, flamante consultor de organismos de crédito internacionales como el BIRF (institución del Grupo del Banco Mundial) y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), además de aplicador de las políticas del FMI como decano de la Facultad de Económicas a través de la Ley de Educación Superior menemista y mantenida por el kirchnerismo.
El chantaje de la elección fue realizado nuevamente en el Congreso de la Nación, prestado por Capitanich en nombre del “proyecto nacional y popular”. Una imagen de trascendencia: el Gobierno del ajuste hace los deberes para volver a los préstamos del FMI, a la par que le abre las puertas del Congreso Nacional a un agente del Banco Mundial para que gobierne la UBA.
Ya lo habíamos expresado en nuestras páginas: “La situación económica del país en deterioro y el fin de ciclo K (que ha dado un salto en las últimas semanas) condicionarán a la UBA a un desfinanciamiento aún más marcado que el actual, generando mayores condiciones para el negociado entre los rectores, decanos y funcionarios y las empresas, en su mayoría, multinacionales. El vínculo entre universidad, sector privado y Estado queda claro nuevamente a horas de la Asamblea Universitaria mediante el encuentro que mantuvieron Capitanich, nuevo jefe de gabinete de claro perfil liberal, y Barbieri, principal candidato a rector, con el fin de hacer planes a futuro para la Universidad.”
El Gobierno de Cristina se estrecha la mano con los “fantasmas de pasado”, como se abrazaban Néstor y Menem durante los 90 en Santa Cruz.  Joven K: “el coco está en la casa”.

Una experiencia estratégica

Después de la derrota del 2006 en la que nos impusieron a Hallú como rector, el movimiento estudiantil no había vuelto a discutir en profundidad el problema del gobierno de la UBA y la necesidad de la democratización. Siete años pasaron para que el movimiento estudiantil volviera a ponerse de pie contra el archirreaccionario régimen de cogobierno. Sin dudas, este solo hecho que cobró forma en las tomas en Filo, Exactas, Sociales y Psicología (los cuatro centros de estudiantes recuperados por la izquierda roja) contra la asunción de los decanos (también) del ajuste, es la gran conquista de la larga lucha que empezó promediando octubre. Un nuevo activismo se ha puesto en pie y ha dado sus primeros pasos y el ¡Ya Basta!-Nuevo MAS ha sido parte activa de esta experiencia.
Esto no quiere decir que la asunción de Barbieri no tenga ninguna importancia en este proceso. Sin dudas, su asunción demuestra que el régimen privatista de cogobierno ayudado por el gobierno nacional, ha logrado su cometido.
Pero aun así, la campaña política que desarrolló nuestra corriente ha calado: el problema del régimen antidemocrático de cogobierno de la UBA no es algo que afecta a la UBA cada 4 años (cuando se elige rector), es el problema de quién gobierna la UBA y al servicio de qué intereses. Esta comprensión en la que ha avanzado un sector activista (que permitirá expandir su experiencia a nuevos sectores estudiantiles), es la que plantea para el próximo año nuevas luchas: por las reformas de los planes de estudio; los acuerdos entre los decanos ajustadores y las empresas como La Alumbrera, Roche, Quilmes, Monsanto; el intento de imponernos pasantías obligatorias en empresas para recibirnos (es decir trabajo gratuito, mano de obra de costo cero para las empresas); y tantas otras cuestiones son peleas que podemos encarar sobre la base de una compresión que 7 años atrás no existía: ¡son todas muestras de que la UBA la dirigen los que hacen negocios con la educación! Esta compresión a la que hemos contribuido es estratégica para las luchas que vendrán.
Pero hay algo más: El ¡Ya Basta! – Nuevo MAS fue la única corriente que dio la  pelea estratégica por un programa que ponga a la Universidad bajo el gobierno de la mayoría estudiantil. Lamentablemente el PTS  ha abandonado esta pelea fundamental. Aparentemente las reuniones de rosca de la FUBA les dan más satisfacciones que la pelea consecuente por una Universidad al servicio de los trabajadores. Allá ellos.
Es evidente: los que luchamos por defender a la educación de los decanos y sus patotas queremos ser mayoría para, junto con los trabajadores docentes y no docentes, poner a la UBA al servicio de la resolución de los problemas populares y los laburantes.
Sin la lucha por este programa (y toda lucha requiere de un objetivo, de un programa) la experiencia política (el problema de quién  gobierna) se hubiera limitado al mero sindicalismo.
Por otro lado, el límite del proceso por la democratización, representado en la asunción de Barbieri y la movilización exclusivamente de organizaciones el día 5 de diciembre tiene una explicación política: tanto las tres fuerzas del FIT mediante acuerdos permanentes en la FUBA, como La Mella, tuvieron una intervención conservadora en el conflicto desarmando al movimiento estudiantil de cara a la Asamblea Universitaria.

El parlamentarismo del FIT llegó a la UBA

En el caso del FIT, su negativa a imponerle a la Asamblea Universitaria, que funciona bajo el programa del poder de las camarillas, un programa nuevo de mayoría estudiantil y elección directa, condición indispensable para obligarla a funcionar sobre bases democráticas, ha debilitado sin dudas el proceso de movilización, desarmando al movimiento estudiantil para la intervención política, como ya había ocurrido en el 2006, por responsabilidad de las organizaciones que junto al PO conducían la Federación de la UBA.
El FIT ha puesto el eje, no en la movilización de los que lucharon contra los decanos en sus facultades, sino en el parlamentarismo universitario: la presentación de un proyecto para que los decanos y el rector del ajuste realicen una asamblea más democrática. Esa confianza parlamentarista en la Asamblea Universitaria (sin impulsar la lucha en las calles) es reformista y estéril. El proyecto quedó en la nada. El FIT miraba desde Callao el Congreso de la Nación defendido por la policía que reprimía a algunas organizaciones entre las cuales estaba nuestra corriente. ¿Recordarían en esos momentos que en el 2006 y en el 2009 (en movilizaciones también exclusivamente de organizaciones) también enfrentaron las vallas y a la policía de Hallú? Los medios de comunicación se refirieron a ellos como los estudiantes pacíficos. Quizá esperen algún rédito de esto para las presidenciales del 2015

La Mella: un programa conciliador con las camarillas

Por su parte, La Mella (conducción de la FUBA) ha impulsado el programa del aumento de la representación de estudiantes en el gobierno de la UBA, lo cual mantiene inalterado el hecho de que sigan gobernando las camarillas.
Este programa conciliador que ya fue derrotado en el 2006 (al que además no se oponen las camarillas de la UBA) permite a las corrientes que lo levantan como bandera la alianza con los funcionarios de la UBA, cuestión que es absolutamente ajena a la defensa de la educación pública. Este programa conciliador abre una vía para reformas cosméticas en los estatutos universitario con las que las camarillas pueden mostrarse democráticas sin alterar un ápice el carácter social reaccionario del cogobierno universitario.
Detrás del disfraz luchista de las organizaciones que levantan este programa, se asoma la hilacha de la rosca con la gestión.

Prepararnos para las luchas que vienen

Durante el 2014 se incorporarán miles de estudiantes a la UBA que ingresarán al CBC y a las propias facultades. El transito del 2014 al 2015 será de luchas por aumento salarial para los trabajadores contra el gobierno del ajuste.
La Universidad no puede ser ajena a este proceso. En definitiva, se tratará de resolver quién paga la crisis económica: si los trabajadores o los patrones y su personal político.
Sumado a esto, el proceso de adaptación de la UBA a las nuevas condiciones económicas se hará sentir por múltiples vías: nuevos negociados con empresas, más reformas de carreras, más ajuste para la educación.
El ¡Ya Basta!-Nuevo MAS se compromete a ser nexo de experiencia entre los activistas nacidos al calor de la lucha de este año y los sectores estudiantiles nuevos, sobre la base de las conclusiones a las que hemos llegado. Entre ellas, la de la necesidad de enfrentar al Gobierno Nacional y al de la UBA en las calles, poniendo como eje la necesaria movilización, acción directa y unidad entre los trabajadores y los estudiantes, con la convicción de que podemos y debemos derrotar al Gobierno K y su sueño de un país superexplotador al servicio de los empresarios.
Estamos en los umbrales de una nueva experiencia política. El ¡Ya Basta! – Nuevo MAS se encuentra en guardia para luchar por que la crisis la paguen los capitalistas en la Universidad y en todo el país. Invitamos a todo el activismo a ser parte de esta pelea junto a nosotros.

Ya Basta! UBA