La declaración de guerra al cine nacional había comenzado ya antes del triunfo electoral de Milei. El año pasado, ya había dicho que pretendía cerrar el INCAA. “Lo vamos a cerrar, igual que la Televisión Pública, igual que Télam”. Había dicho también que genera déficit y «por lo tanto» no debería existir. Es una mentira evidente, por ser un organismo autárquico y autosuficiente.
Con la designación de Carlos Pirovano ya se podía saber que esto iba a pasar. Se trata de un economista ultra liberal completamente ajeno a la producción de cine nacional. Era evidente que lo único que venía a hacer era a destruir todo lo que los creadores pudieran llegar a construir.
La resolución de Pirovano dice:
«Por medio de la presente, y conforme lo dispuesto por el Decreto N° 84/2023 se informa que a consecuencia de las especiales circunstancias extraordinarias, por razones presupuestarias, en las que se encuentra el Organismo, no se procederá a la prórroga de ninguna de las contrataciones de locación de obra y contratación de obra por especialidad (monotributistas) con vencimiento el 31/03/2024. Atento lo expuesto quedará concluida, a todos sus efectos, la vinculación con el INSTITUTO NACIONAL DE CINE Y ARTES AUDIOVISUALES (INCAA) de dichos contratados el día 01/04/2024».
Son al menos 140 despidos en la producción de cine nacional. «Las razones presupuestarias» usadas como justificación son o una mentira o algo inducido por el propio gobierno de Milei.
El ataque había comenzado ya con la fracasada Ley ómnibus. Con ella, ya había quedado completamente claro en qué sentido pretendía ir este gobierno. Reducía al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales a un mero instrumento al servicio de concentrar los fondos de fomento en manos de las grandes productoras (nacionales y extranjeras) y las plataformas de streaming. Esto implica la extinción de la enorme mayoría de la producción nacional e independiente, cercenando así no sólo miles y miles de puestos de trabajo, sino también el derecho de toda la sociedad a visionar y crear sus propias representaciones de la vida y del mundo.
La resistencia a este camino de ajuste y destrucción de la cultura es que surgió el año pasado «Unidxs por la cultura», una nueva organización por abajo de creadores de cultura y artistas.
En un comunicado, el Nuevo Centro de Estudiantes de Artes Audiovisuales había repudiado esta política reaccionaria:
«En un reportaje escandaloso con Baby Etchecopar, Milei arremetió contra el INCAA y amenazó con cerrarlo en el caso de ser presidente bajo el argumento de que «genera déficit». Se trata de una provocación completa ya que propone la extinción del cine nacional e independiente. Es que sin financiamiento público es imposible para cualquier país en el mundo sostener una industria cinematográfica propia.
Desde el Nuevo CEAA, le decimos a Milei que las artes audiovisuales no son un negocio. El cine, el arte y la cultura son un derecho inalienable de toda la sociedad a crear sus propias representaciones de la vida y del mundo. Además, extinguir la industria del cine en argentina significa eliminar miles de puestos de trabajo delante y detrás de las cámaras».