Lenin lector de Hegel

¿Astucia de la Razón leninista? (III)

“El Materialismo histórico como una de las aplicaciones y desarrollos de las ideas geniales –simientes existentes en embrión en Hegel.”

(Lenin, 1914)

1914 o el año de la decisión

A estas alturas de la Historia es evidente que el “Marxismo tártaro” (Luxemburg dixit) de Lenin —un Marxismo germanizado firmemente arraigado en el Kautskismo desde 1892 hasta el estallido de la Gran Guerra al menos—[1] requería un ajuste de cuentas profundo, que implicaba un retorno crítico y más profundo a sus fuentes, en especial a Hegel. La cuestión para Lenin era de recomposición teórica y de afinamiento del Marxismo como guía para la acción ante tamaño y trágico fracaso histórico, pero también en lo mediato hecatombe teórica. Pero podemos detectar otros intereses y motivos inconscientes y reprimidos que pueden deducirse de su historia anterior. En primer lugar una necesidad personal de alcanzar al Marx “bien comprendido” en nivel de comprensión superior al período anterior, una inconfesada e inesperada autocrítica. Lenin reconoce las insuficiencias de su formación como marxista segundointernacionalista, de su deficiente apropiación del método dialéctico; su matriz teórica y su Weltanschauung están en cortocircuito. La obsesión por Hegel, y por la Umkehrung marxiana, la inversión comunista, en particular, es la otra cara de su deseo de comprender de manera más precisa y fehaciente al propio Engels y Marx. Se obliga a repetir la reversión crítica. En segundo lugar, este Marx “bien comprendido” es una formidable arma para el combate contra el Revisionismo, en especial en toda su gama de variantes ideológicas bien arraigadas, que no se reducían al predominante Neokantismo (un “trasto viejo” según sus palabras). Enumeremos brevemente aquí las diferentes tradiciones obreras que remitían a Blanc y Proudhon, el Social-Liberalismo estilo Lange (de enorme influencia en el propio Nietzsche),[2] las influencias del Lassalleanismo, el Socialismo de cátedra, el Fabianismo (cuya base ideológica es la idea de evolución de Darwin-Spencer, que Lenin parece también combatir), los marginalistas en lo económico, el Nietzscheanismo de izquierda, el nuevo Empirismo crítico, finalmente el anti-Materialismo obrero en todas sus variantes. Son nuevas y renovadas formas, sofisticadas algunas, de Metafísica moderna. La lectura hegeliana y la comprensión de la inversión marxiana le permiten, simultáneamente, combatir formas precríticas de pensar la objetividad como una recuperación del Marx auténtico. El “Marx bien comprendido” que Lenin buscaba, tal la tragedia, ni siquiera era mayoritario dentro de las propias organizaciones que programática y pomposamente se definían como “marxistas”.

Lenin no solo estudia en detalle a Hegel, y no solo recurre a la Gran Lógica, hecho bastante conocido, sino leerá detenidamente la pequeña Lógica de la Enciclopedia y la Historia de la Filosofía (los tres primeros libros que abarcan desde la Filosofía jónica hasta los neoplatónicos), lo que muchos comentadores olvidan, sino que también recurre a la Metafísica de Aristóteles y vuelve a Feuerbach, a su obra sobre crítica sobre Leibniz de 1836, en especial al conocer la profunda admiración que tenía Marx por Leibniz.[3] En su “brillante exposición” (Lenin dixit) Feuerbach logra desarrollar, a pesar del idealismo y la carga teológica, un tipo de Dialéctica primitiva pero muy profunda; incluso Leibniz llega a pensar la sustancia como materia más movimiento, materia más autoactividad. Subraya que Feuerbach fue un discípulo de Hegel. También en sus notas de lectura puede verse la búsqueda de Lenin de argumentos que puedan ser utilizados contra el Neokantismo. Feuerbach ya había sido objeto de atención por Lenin en 1909, su obra Lecciones sobre la Historia de la Religión, pero era la primera vez que se enfrentaba directamente a Hegel el oscuro. El recurso a la Enzyklopädie es comprensible:se trata del único lugar en toda la obra de Hegel donde hay una exposición completa del sistema, allí queda explícito que el momento dialéctico no es una suerte de habilidad extrínseca que introduce en el concepto la apariencia de contradicción (escépticos), ni un sistema subjetivo “para columpiar raciocinios que van de acá para allá y de allá para acá”; la Dialéctica “es más bien la propia y verdadera naturaleza de las determinaciones del Entendimiento, de las cosas y de lo finito en general.”[4]

Lenin por fin abordará la Gran Lógica hegeliana. Es una lectura que se percibe desesperada y urgente. Le dedicará a la “Doctrina del Ser” veinticuatro páginas; a la fundamental “Doctrina de la Esencia” treinta y tres páginas y finalmente a la “Doctrina del Concepto” nada menos que sesenta y siete páginas. Continuará con una lectura minuciosa de las Vorlesungen de Hegel sobre historia de la Filosofía, cincuenta y nueve páginas; seguirá con un breve resumen de doce páginas sobre las Lecciones sobre la Filosofía de la Historia, concluyendo con reseñas de bibliografía sobre Hegel (que se extenderán hasta el año 1916), un breve “Plan de la Dialéctica (Lógica) de Hegel” basado en la Enciclopedia y un esbozo titulado “Sobre el problema de la Dialéctica”. Lenin pasa rápidamente por los dos prólogos, subrayando la Umkehrung marxiana; la Inversión en la lectura de Hegel implica que “la Lógica y la Teoría del Conocimiento deben inferirse del desarrollo de toda la vida natural y espiritual”, y en cuanto a el idealismo objetivo, Lenin declara “Objetivismo: las categorías del pensamiento… son una expresión de las leyes, tanto de la naturaleza como del ser humano”, por ello (gegen Kant) “Hegel exige abstracciones que correspondan a la sosa misma”, una Lógica “cuyas formas sean formas exteriores, de contenido vivo, real, inseparablemente unidas al contenido”, ya que “el concepto objetivo de las cosas constituye su esencia misma.”[5] Lo dialéctico —subrayará Lenin— es captar la antítesis en su unidad.[6] La propia realidad dinámica y caótica del Capitalismo en 1914, y la propias contradicciones internas del Marxismo oficial, exigían a Lenin dar cuenta de su conflictiva procesualidad a partir de una lógica dialéctica. Las viejas determinaciones del Marxismo leninista pre-1914 se habían agotado en la ignominia, la esterilidad y el fracaso en la interpretación estratégica de lo real.

¿Son tus amigos dialécticos?

Dada la extensión de los cuadernos, destacaremos algunos nudos interpretativos no-exhaustivos de Lenin que creemos poseen un alcance metapolítico que incluso van más allá de 1917. Surge de repente en el manuscrito una primera apropiación conceptual de Dialéctica, que se produce durante la lectura del capítulo sobre la Doctrina del Ser, sección primera “Determinación (Calidad)”.[7]  Recordemos brevemente que la Doctrina del Ser en la gran Lógica de Hegel consta de tres secciones: Determinidad (Cualidad), Magnitud (Cantidad) y Medida. En el primer capítulo se trata de deducir, ableiten, las categorías, que Hegel, separándose de Kant, llama “determinaciones”, Bestimmheiten.[8] El Devenir es la primera categoría lógica, ya que el Ser y la Nada, como pre-determinadidades, no tienen estabilidad ni consistencia propia. El orden hegeliano es Ser-Nada-Devenir y todo desembocará en el Dasein, en el Ser-ahí, la existencia. El Devenir, y esto es lo que le interesa a Lenin, es el primer pensamiento concreto. Al nivel más elemental, simple y precategorial Hegel nos demuestra que todo en el universo está mediado.

Como decíamos, Lenin interpreta el capítulo dedicado al Ser determinado, la Existencia, el Dasein, y el contenido de la sección “B. La Finitud”,[9] la determinación negativa del Ser determinado, cuando Hegel explica el primer momento del “Algo y el Otro”, el ser de la Finitud, que se opondrá al momento opuesto, “Destinación”. Recordemos que el “Algo” es la aparición de la negación de la negación, elemento motriz de la Dialéctica. En ese momento sucede una interrupción conceptual decisiva, una acumulación de sentido que busca algún grado de cristalización conceptual. Lenin se siente ya seguro como para establecer una pausa y plasmar su primer comprensión sofisticada de la Dialektik: “La Dialéctica es la teoría que muestra cómo LOS CONTRARIOS pueden y suelen ser (como devienen) IDÉNTICOS; en qué condiciones son idénticos, al transformarse unos en otros, por qué el espíritu humano no debe entender estos contrarios como muertos, rígidos, sino como vivos, condicionales, móviles, que se transforman unos en otros. En lissant Hegel”.[10] Y a continuación agrega: “Multilateral y universal flexibilidad de los conceptos, una flexibilidad que llega hasta la identidad de los contrarios; tal es la esencia del asunto. La flexibilidad, aplicada objetivamente, es decir: si refleja la multilateralidad del proceso material y su unidad, eso es la Dialéctica, reflejo correcto del eterno desarrollo del mundo.” En una sintomática marginalia Lenin aclara: “la Dialéctica de las cosas mismas, de la naturaleza misma, del curso mismo de los acontecimientos”; aunque anota con angustia sus dudas en la interpretación del capítulo: “Hegel es, en mi opinión, extremadamente oscuro… aguas oscuras”.[11] Concluye el capítulo señalando que “el pensamiento de lo ideal que se convierte en lo real es profundo: muy importante para la historia. Pero también en la vida personal del ser humano es evidente cuanta verdad hay en esto. Contra el Materialismo vulgar.”

Es interesante como tercer nudo la lectura de la parte II de la Lógica hegeliana, “Lógica subjetiva o la Doctrina del Concepto”, en especial su apartado “Subjetividad.”[12] Debemos recordar que la Lógica de Hegel tiene una división binaria: Lógica objetiva (que incluye la Doctrina del Ser y la Doctrina de la Esencia) y Lógica subjetiva (la Doctrina del Concepto). El Concepto —dirá Hegel— es el auténtico reino de la libertad, de la subjetividad. Esta segunda parte, tercer libro de la Gran Lógica, se organiza en tres secciones: Subjetividad, Objetividad e Idea. La primera sección, que desmenuzará Lenin, se divide en tres capítulos: Concepto, Juicio y Silogismo. Lenin encuentra dificultades en la lectura, reconoce que esta parte de la obra de Hegel “es la mejor forma de conseguir un dolor de cabeza”, “hay que superar la BRUMA de una exposición en extremo abstrusa”, pero encuentra que lo principal para el método dialéctico es señalar conexiones, transiciones e identidad de los contrarios, por ende “todas las cosas son un silogismo: un universal unido a la singularidad por medio de la particularidad”.   Y señala lo siguiente: “El análisis de los silogismos por Hegel… recuerda la imitación de Hegel por Marx en el Cap.I”.[13] Y para explicitar su tarea agrega: “Umkehren, Marx aplicó la Dialéctica de Hegel en su forma racional, a la Economía Política.”[14] Más adelante Lenin vuelve a conectar el primer capítulo de Das Kapital con la Lógica hegeliana, al destacar la cita de Marx de la Enzyklopädie en segunda nota del quinto capítulo: “La razón es tan astuta como poderosa. Su astucia consiste principalmente en su actividad mediadora que, haciendo que los objetos actúen y reaccionen los unos sobre los otros de acuerdo a su naturaleza, sin mezclarse directamente en este proceso, cumple sus intenciones.”[15]

Realizando una sorprendente autocrítica de su propio pasado filosófico, Lenin reconoce que se ha criticado a las corrientes filosóficas neoidealistas y empiricistas desde el punto de vista de un “Materialismo vulgar”, por lo que “los marxistas criticaron (a principios del siglo XX) a los kantianos y discípulos de Hume, más a la manera de Feuerbach (y de Büchner) que de Hegel”. O sea: tal como lo había hecho Lenin mismo. Concluye su estudio de la sección del Silogismo con un famoso aforismo: “Es completamente imposible entender El Capital de Marx, y en especial su primer capítulo, sin haber estudiado y entendido a fondo toda la Lógica de Hegel. ¡¡Por consiguiente, hace medio siglo que ninguno de los marxistas ha entendido a Marx!!”.[16] Es una confesión escandalosa y llamativa: Lenin está reconociendo no haber entendido en absoluto la Kritik marxiana antes de su encuentro con Hegel. De haber sido un pseudo marxista. Es un Lenin contra Lenin.


[1] Levine, Norman: “The Germanization of Lenin”; en: Studies in Soviet Tought; 35, 1988, pp. 1-37. Lo que implicaba además una decisiva hegemonía en la interpretación de Engels y Marx, como de la Dialéctica, del Neokantismo. La Krupskaia definía a Lenin como un “marxista erudito del Volga”.

[2] Sobre la enorme influencia de Lange sobre Nietzsche, remitimos al lector a nuestro libro: Nietszche contra la Democracia. El pensamiento político de Friedrich Nietzsche 1862-1872; Montesinos, Mataró, 2010.

[3] Lenin, V. I.; “Resumen del libro de Feuerbach Exposición, análisis y crítica de Leibniz”; en: Cuadernos Filosóficos, Ediciones Estudio, Buenos Aires, 1974, pp. 69-81.

[4] Hegel, G. W. F.: Enciclopedia de las ciencias filosóficas; Alianza, Madrid, 1997, p. 183-182.

[5] Lenin, V. I.; “Resumen del libro de Hegel Ciencia de la Lógica”; en: Cuadernos Filosóficos, Ediciones Estudio, Buenos Aires, 1974, p. 92.

[6] Lenin, I. V.; ibídem; p. 98.

[7] Seguimos la edición española de Mondolfo: Hegel, G. W. F.,: Ciencia de la Lógica; I, Ediciones Solar, Buenos Aires, 1968, p. 105 y ss.

[8] “Terminus” del latín, o sea límite.

[9] Hegel, G. W. F., op. cit., p. 141.

[10] Lenin, I. V.; ibídem; p. 106. Las mayúsculas son del propio Lenin; el remate final está escrito en francés: “Leyendo a Hegel”.

[11] Lenin, I. V.; ibídem; p. 112.

[12] Hegel, G. W. F.,: Ciencia de la Lógica; II, Ediciones Solar, Buenos Aires, 1968, p. 246.

[13]  Lenin, I. V.; ibídem; p. 170. Será la primera vez que Lenin, y los marxistas en general, establezca una relación íntima de Das Kapital con la Lógica de Hegel. Sobre Das Kapital y la Logik hegeliana véase a Ruy Fausto: Le Capital et la Logique de Hegel. Dialectique marxienne, dialectique hégélienne; L’Harmattan, Paris, 1997.

[14]En alemán en el original: Invertir.

[15] Marx, Karl; Das Kapital. Band I; Ullstein, Frankfurt a M., 1983, pp. 149-150.

[16] Lenin, I. V.; ibidem; p. 172. Hemos corregido la traduccción.

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