El comienzo de la resistencia a Milei

Apuntes sobre las Jornadas Históricas de Congreso

La resistencia al gobierno de Milei y su plan de guerra ya comenzó. Desde el la movilización del 20 de Diciembre a Plaza de Mayo (del sindicalismo combativo, los movimientos sociales independientes y la izquierda) que desafió el protocolo represivo de Bullrich, se fueron sumando jornadas, como la concentración de la CGT el 27 de diciembre frente a los Tribunales.

El año comenzó de manera inédita con un paro general y movilización el 24E, que si bien tuvo los límites que le impuso la burocracia al paro, permitió una enorme movilización nacional de millones de trabajadores que masivamente salieron a rechazar el plan de Milei. Abrió una puerta para la emergencia de los trabajadores y condicionó al gobierno.

Sin embargo, la CGT, amparada en que la Justicia Nacional declaró invalido el capítulo laboral del DNU (una consecuencia de la movilización), volvió a dormir el “sueño de los justos”. Con una orientación corporativa, se niega a organizar a los trabajadores contra el conjunto del plan, que incluye el protocolo antiprotesta, el DNU, y claro, la Ley Ómnibus. En este marco, la semana pasada se desarrollaron nuevas Jornadas Históricas en el Congreso.

Irrupción de nuevos sectores: asambleas barriales y cultura

Al calor de estos desarrollos, y a partir del anunció del DNU la noche del 20 de Diciembre, surgieron cacerolazos espontáneos, que posteriormente se fueron transformando en asambleas populares, centralmente en CABA, y más desigualmente en parte del Conurbano.

Expresan los primeros elementos, iniciales, de organización de un sector que emergió a activar contra Milei de cara al ballotage, compañeros y compañeras que fueron parte de la experiencia del 2001, de la Marea verde, centros de estudiantes y representaciones del movimiento estudiantil, y con el impulso y la presencia de la izquierda.

Al mismo tiempo, frente al ataque a la cultura y el arte que expresaba el DNU 70/2023, se comenzaron a movilizar colectivos de artistas, centros culturales y trabajadores de la cultura, que hoy se expresan básicamente bajo el agrupamiento Unides x la Cultura.

Son nuevos sectores que se suman a la organización y la lucha frente al gobierno reaccionario, apuntalando el surgimiento de una nueva vanguardia al calor de este proceso, y que debe tener como norte el dialogo con el sector estratégico e imprescindible como son las y los trabajadores y el movimiento obrero. Es necesario colaborar desde las asambleas para que estos sectores que hicieron un primer ingreso durante el paro del 24, irrumpan en la escena política para derrotar el Plan de Milei de manera independiente de las burocracias sindicales.

Cuando la lucha de clases “mete la cola”

La novedad es que, luego de años elementos de pasividad por la pandemia y la contención de las burocracias sindicales y de los movimientos sociales -mediadas por duras luchas como los tercerizados del EDESUR y del ferrocarril en el 2021, o el SUTNA en el 2022-, estamos asistiendo muy rápidamente al encuentro entre la superestructura y la calle, una tendencia a tocarse más cotidianamente, que puede dar lugar a un choque social de proporciones.

La brutalidad del ataque del gobierno toca las fibras más sensibles de diversos sectores que se ven afectados y empiezan a organizarse para resistir. La coyuntura, a tono con el carácter del gobierno, es reaccionaria y defensiva, pero comienzan a irrumpir sectores que lo cuestionan, lo que puede dar lugar a giros bruscos en la situación política, de la cual alertan y hablan varios analistas.

A partir del nuevo momento abierto por el paro y movilización del 24E, y tras el posterior abandono de la CGT, fue a la izquierda a quien le tocó tomar la posta ante la discusión de la Ley Ómnibus en el Congreso, y donde confluyeron el resto de los sectores que venimos comentando.

De conjunto, constituyó un “plantar bandera” contra el Plan de Milei, y enfrentar con éxito el ensayo represivo de Bullrich. Un grito de resistencia frente a la política del gobierno, y un nuevo desafío ante el intento de reafirmación represiva.

La represión del gobierno es más dura que en los últimos años, pero tiene límites. Uniformados de distintas fuerzas (Gendarmería, Prefectura, Policía Federal y de la Ciudad), motos, hidrantes; dieron lugar a una escenificación disuasiva, amplificada por los medios de comunicación, pero desafiada exitosamente en los alrededores de Congreso.

Tampoco faltaron las provocaciones, como la montada el viernes al final del Festival de Unides x la Cultura, donde “manifestantes” con la cara cubierta prendieron fuego contenedores, dando lugar a la detención de personas que quedaron rezagadas en la desconcentración, coronado con un tweet de Bullrich llamando a iniciar causas penales y el pago de los “daños”. Una opereta de manual, pero que refleja los alcances y límites del ensayo bonapartoide del gobierno.

La confluencia de estos sectores, aunque aún minoritarios, constituyeron un importante hecho político, estableciendo un dialogo con la sociedad explotada y oprimida, y desafiando exitosamente el operativo de Bullrich, que sin ser derrotado (cuestión que depende de si el gobierno logra reafirmarse o no), permitió que se desarrollen 3 jornadas históricas consecutivas de repudio al gobierno y de presión sobre el Parlamento. La izquierda (entre ellas el Nuevo MAS) salió prestigiada frente a enormes sectores que, ante la defección de las centrales sindicales y el kirchnerismo, puede visualizarse como la alternativa que desafía en las calles -y no solo en las palabras, como el kirchnerismo- al gobierno de Milei y que plantea una salida por izquierda frente a la nueva situación.

Las jornadas planteadas para las próximas semanas en el tratamiento en particular de la Ley Ómnibus en Diputados y posteriormente en el Senado, permitirán evaluar si el gobierno logra, o no, salir con un éxito político. Sin embargo, mucho se habla de que marzo será el mes que comience a dar la medida de las cosas.

¿Cómo seguir?

Nos encontramos en un momento transicional, entre un ataque avasallante por parte del gobierno y un creciente enfrentamiento a su política. Un proceso de lucha que se desarrolla de manera desigual. Necesitamos construir aun una respuesta a la altura de la ofensiva. Trabajar fuertemente por masificar los espacios de autoorganización, ayudar a disminuir la brecha entre los indignados con el gobierno y los que se movilizan (aun al interior de las asambleas), impulsar la irrupción masiva del movimiento estudiantil y de mujeres, e impulsar agrupamientos en los lugares de trabajo (se avizoran, también, los próximos 8 y 24 de marzo como jornadas históricas).

Hay que exigir e imponer a la CGT y las CTAs que convoquen a un paro general activo de 24 o 48 hs. con movilización y a un plan de lucha hasta derrotar el plan Milei. La agudización de la crisis económica en las próximas semanas, dejara planteado una confluencia entre los elementos democráticos que ya están movilizando a un sector de la sociedad y el elemento reivindicativo que dejara planteado que los trabajadores aparezcan como un actor central en esta pelea, seguramente desbordando los cuerpos orgánicos y a la burocracia sindical.

Y mientras tanto, hay que ir dando pasos para agrupar a todos los sectores que ya estamos en la calle en un Encuentro Nacional de trabajadores ocupados, desocupados, asambleas, movimiento estudiantil, y el movimiento feminista. Así como Encuentros Regionales que permitan una coordinación real -y no de opereta- entre los que están luchando y/o saliendo a luchar.

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