En esta ocasión, la cita tuvo lugar en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, cuna del que sin duda es el movimiento trotskista más dinámico del mundo. Eso dotó al evento de más perfil a nivel internacional, así como de una mayor dosis de “picante” en los debates sobre los desafíos colocados para la izquierda revolucionaria en el siglo XXI.
Un espacio que crece y se consolida
El ELT surgió como una iniciativa del grupo Comunistas de Cuba, quienes fueron los anfitriones de la primera edición del evento que se realizó en La Habana en 2019. A partir de esta cita en la isla caribeña, se constituyó el “Comité Mario Pedrosa” (en homenaje al fundador del trotskismo brasilero), con la finalidad de organizar la segunda edición en São Paulo que, aunque estaba prevista para 2020, tuvo que ser postergada hasta octubre de 2023 por causa de la pandemia de Covid. En el intermedio, se llevaron a cabo dos Encuentros en modalidad virtual denominados “Trotsky en Permanencia”.
Para esta ocasión, la actividad contó con veintidós mesas temáticas, en las cuales se debatió la postura de los trotskismos ante la guerra en Ucrania, la lucha contra la ocupación colonial y el genocidio que perpetra Israel contra el pueblo palestino, la estrategia para combatir el ascenso de la extrema derecha, los desafíos colocados por la crisis ecológica, la historia del movimiento obrero y las tareas del movimiento feminista, entre otros temas. Asimismo, se realizó una conferencia magistral con Alex Callinicos del Socialist Workers Party (SWP) de Inglaterra, además de cuatro paneles de debate entre las principales corrientes del trotskismo argentino.
Por todo lo anterior, consideramos que el III ELT reflejó un crecimiento del espacio, el cual tiende a consolidarse como un “ecosistema” para tramitar discusiones estratégicas y políticas entre las corrientes del trotskismo, particularmente las de origen latinoamericano que, hasta entonces, carecían de un evento de tales particularidades[1]. Esto dota de un enorme valor al ELT, especialmente cuando transitamos hacia una nueva etapa de guerras, crisis, barbarie, reacción y de revoluciones, tornándose más necesario que nunca el intercambio y los debates internacionalistas entre los trotskismos.
Desde la Corriente Internacional Socialismo o Barbarie (SoB) participamos en las dos últimas ediciones presenciales del ELT. Para esta ocasión, presentamos quince ponencias en las que trazamos una diagonal entre nuestro balance estratégico del estalinismo con las temáticas abordadas en cada caso (economía, ecología, Cuba, Ucrania, situación internacional, etc) y, además, participamos de los cuatro paneles generales de debate. Es digno de destacar que la mayoría de nuestros expositores fueron compañeros y compañeras jóvenes, quienes demostraron dominio de los temas y debatieron frontalmente con cuadros históricos de otras corrientes.
Lo anterior demuestra la fortaleza de nuestra construcción como Corriente internacional, cimentada sobre un sólido balance del siglo XX, elaborado a lo largo de más de treinta años de militancia, así como de nuestra apuesta por hacer pie en la vanguardia de la juventud estudiantil.
Asimismo, por intermedio de nuestros compañeros del Nuevo MAS, nos sumamos de lleno en la organización del evento en Buenos Aires, aportando criterios sanos y objetivos para desarrollarlo de la mejor manera. Es más, nuestros compañeros asumieron sus responsabilidades organizativas a pesar de las enormes presiones impuestas por el “Estudiantazo”, en el cual cumplen tareas cotidianas en su calidad de dirigentes políticos de la juventud anticapitalista del ¡Ya Basta! (vanguardia del proceso en varias de las principales facultades y universidades del país) o colaborando en las comisiones para la manutención de las tomas.
¿Para quién canto yo entonces?
Como indicamos previamente, desde nuestra Corriente aportamos criterios sanos y objetivos para que el III ELT se desarrollara de la mejor manera. Muestra de ello fue que nos posicionamos a favor de trasladar las actividades del evento hacia algunas de las facultades tomadas (principalmente a Filosofía y Letras, epicentro de la lucha), con el objetivo de expresar la solidaridad con el “Estudiantazo” y, al mismo tiempo, aportar en el sostenimiento de las tomas con la realización de la amplia variedad de mesas y paneles. En esa misma línea se pronunciaron el compañero Frank García Hernández e Izquierda Socialista (IS).
No tenemos dudas en que eso hubiera resultado muy atractivo para el activismo estudiantil independiente que está surgiendo al calor de este proceso de lucha, además de ser una oportunidad valiosa para politizar a la militancia juvenil de las corrientes mediante la confrontación de ideas y estrategias. Además, hubiese dotado al ELT de mayor reconocimiento a nivel local e internacional, al mostrarse solidario con una lucha en curso y, de paso, diferenciándose de la lógica de claustro que caracteriza a las conferencias académicas.
Lastimosamente, terminó por imponerse el sectarismo (como denunció Frank García Hernández durante la inauguración del evento) y, por esta razón, no se produjo el cambio de sede, lo cual era factible dada la disponibilidad de espacio en Filosofía y Letras o en Sociales[2]. De parte del Partido Obrero (PO) y del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) hubo un rechazo explícito a la propuesta. Por su parte, el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) inicialmente se mostró “abierto a dialogar” la propuesta, pero no sentó posición y, como quedó claro más adelante, se retiraron de la organización del espacio, colaborando en los hechos para que no se produjera el traslado del evento hacia Filosofía y Letras[3].
¿Por qué tres corrientes trotskistas se opusieron, explícita o tácitamente, a que el ELT se realizara en Filosofía y Letras, bastión histórico del movimiento estudiantil argentino y epicentro del actual “Estudiantazo”? Además de una falta de sensibilidad para girar en apoyo a la lucha estudiantil, este comportamiento anómalo se debe a que dichas corrientes están debilitadas dentro del movimiento estudiantil, en contraposición al crecimiento del ¡Ya Basta! que, sin duda alguna, actualmente es la corriente juvenil de izquierda más dinámica en el AMBA. Por eso se rehusaron a llevar el ELT a Filosofía y Letras, pues nuestros compañeros y compañeras encabezan la toma en esa facultad y asumen responsabilidades cotidianas en las comisiones, en contraste con la actitud displicente de las otras organizaciones (con destaque del PTS, cuya juventud está cada vez más lumpenizada y perdiendo aceleradamente sus atributos militantes)[4].
Debido a eso, la mayor parte de las actividades del ELT transcurrieron en dos aulas de difícil localización dentro de la Facultad de Economía, cuya estrechez, falta de ventilación y problemas de iluminación, dieron como resultado que el evento tuviera cierto aire de marginalidad. Más importante aún, al alejarse conscientemente de los epicentros políticos del movimiento estudiantil (sobre todo de Filosofía y Letras), el ELT no atrajo a la vanguardia de la juventud que protagoniza la lucha estudiantil más importante de las últimas décadas y, por tanto, la mayoría de asistentes fueron militantes de la vieja guardia.
Desde nuestra parte nos hubiese encantando que la audiencia de las mesas y paneles expresase una síntesis intergeneracional más diversa, para que así las fotografías del III ELT reflejaran al mundo el dinamismo del trotskismo argentino, el cual reúne en sus filas a respetables cuadros históricos con camadas militantes de las nuevas generaciones. Pero eso solo iba a ser posible de materializar realizando el ELT en Filosofía y Letras.
Visto lo anterior, podemos responder a la pregunta planteada por Sui Géneris que encabeza este acápite: el PO, el MST y -por omisión- el PTS, optaron por “cantar” para sí mismos y asumir una actitud sectaria ante el estudiantazo. Dichas organizaciones ordenan su intervención política a partir de criterios aparatistas y sin ninguna sensibilidad hacia la lucha de clases. Desde SoB y el Nuevo MAS, por el contrario, nos regimos bajos otros criterios: ¡nos gusta “cantar” en y para la lucha de clases!
Los debates más sobresalientes
Durante el III ELT se desarrollaron una gran variedad de debates. En lo sucesivo, daremos cuenta de las principales discusiones sobre la situación internacional[5].
En primer lugar, fue elocuente que existen muchas diferencias en la caracterización de la situación internacional. Eso quedó manifiesto en la conferencia inaugural de Alex Callinicos, durante la cual expuso los ejes centrales de su nuevo libro “La nueva era de las catástrofes”. Su abordaje nos pareció bastante unilateral (perceptible desde el título del libro) y, aunque da cuenta de la “crisis multidimensional” que atraviesa el capitalismo del siglo XXI, trasmitió poco o nada sobre el recomienzo histórico de las luchas de los explotados y oprimidos.
Dicho de otro modo, Callinicos se sumerge excesivamente en los problemas de la geopolítica mundial y las disputas entre Estados, pero en su análisis se le olvida que existen los seres humanos y que la nueva etapa contiene una potencialidad de reversibilidad. Por tal motivo, el 99% de su exposición consistió en una enunciación ordenada de los principales problemas sistémicos del capitalismo, pero no estableció un puente dialéctico entre las crisis y la barbarie en curso con la perspectiva revolucionaria. Lo más “cercano” a eso fue en la parte final de su intervención, cuando indicó que “la Nueva Era de las Catástrofes puede ser también una Era de la Revolución”; una enunciación escueta y formal, porque en ningún momento explicó a partir de qué experiencias concretas se produciría ese giro revolucionario[6].
Otro tema que suscitó debate fue la posición con respecto a la guerra en Ucrania. En el caso del PO, hicieron gala de carencia de balance del estalinismo, por lo cual no entienden nada de lo que aconteció en el siglo XX y, nos atrevemos a decir, de lo que ocurre en la actualidad[7]. Para empezar , sostienen una caracterización de Rusia sumamente confusa (ver La izquierda ante la guerra en Ucrania), a la cual pareciera que definen por la negativa, pero sin precisar exactamente los rasgos de su formación social actual. Por un lado, no la consideran como un país atrasado o semi-colonial, pero tampoco como una potencia imperialista. Asimismo, en sus artículos señalan que, tras la caída de la URSS, está bajo el control de una oligarquía capitalista y una burocracia restauracionista, lo cual determinó el carácter transicional de su sociedad, pero sin especificar el rumbo de esa transición.
Lo anterior es el punto de partida para construir una política campista, pues aducen que Ucrania es un “peón de la OTAN” y, por tanto, la guerra es un choque directo entre los avances colonizadores del imperialismo occidental y una Rusia que resiste dicho embate. Además, para el PO no hay ninguna guerra justa de liberación nacional contra la ocupación rusa, un abordaje que denota el desconocimiento –e insensibilidad- de esta corriente sobre la brutal opresión nacional que ejerció el estalinismo sobre el pueblo ucraniano, desatando la muerte por hambruna de entre tres a cinco millones de personas (este evento es conocido como el Holodomor).
Con relación al PTS, aunque no participó de la mesa temática de Ucrania, al final de cuentas no pudo escapar del debate en la palestra sobre la situación internacional, pues directamente le cuestionamos al expositor del PTS por qué la Fracción Trotskista tenía dos políticas sobre Ucrania, dado que su sección en Francia sostiene una posición campista anti-OTAN (ver La nueva cortina de hierro y el giro geopolítico de Juan Chingo). Ante una pregunta tan directa había dos respuestas plausibles: negar tal señalamiento y desmentirnos enfáticamente delante de todo el auditorio, o bien, aceptar que tienen diferencias dentro de la FT y que están procesando el debate. La primera opción hubiera sido muy difícil de defender, debido a que las divergencias entre las secciones de la FT en Francia y Argentina son de conocimiento público y se reflejan en sus artículos[8], pero tampoco recurrió a la segunda opción que, a nuestro modo ver, hubiera sido la más sensata y le hubiera dado una salida decorosa.
Esta divergencia dentro de la FT también expresa su falta de balance sobre el estalinismo, una carencia estratégica que se hace sentir con más peso cuando se trata de las regiones donde hubo Estados burocráticos[9]. Por ese motivo, su sección francesa expresa una política campista contra el imperialismo de la OTAN, pero no comprende que Rusia es un imperialismo territorio en reconstrucción[10].
En el otro extremo se ubicaron las corrientes morenistas, como el MST e IS, las cuales apoyan la resistencia del pueblo ucraniano, pero carecen de una política independiente de la OTAN y los Estados Unidos. Inclusive, el MST no se delimita del envío de armas del imperialismo occidental al gobierno ucraniano, algo sumamente peligroso debido al carácter neoliberal y pro-imperialista de Zelensky. Este es un rasgo particular de la “guerra justa” de autodeterminación ucraniana, pues al frente no se encuentra una dirección nacionalista burguesa o guerrillera pequeñoburguesa -como aconteció en otras luchas de liberación nacional en el siglo XX-, lo cual facilita que sea cooptada y transformada en una extensión del imperialismo y los oligarcas ucranianos, con más razón en una región que arrastra el pesado lastre de décadas de opresión estalinista (que confunden con “socialismo”), por lo cual amplios sectores de la población tienen anti-cuerpos hacia la izquierda.
Desde nuestra corriente sostuvimos una política diametralmente opuesta al resto de las corrientes, pues consideramos que en Ucrania la guerra tiene un carácter dual: por un lado, tiene un costado abiertamente reaccionario porque se transformó en un conflicto inter-imperialista por procuración; por el otro, es una guerra justa de liberación nacional de un pueblo que resiste la invasión de un ejército de un imperialismo en reconstrucción que, además, durante su pasado estalinista cometió crímenes brutales contra la población ucraniana.
En vista de eso, declaramos nuestra defensa incondicional a la lucha de liberación del pueblo ucraniano, a la vez que exigimos la salida inmediata de las tropas rusas y nos posicionamos contra la intromisión de la OTAN. Al mismo tiempo, nos diferenciamos de la dirección de Zelensky, al cual consideramos un agente directo del imperialismo occidental. Por último, defendemos un programa socialista para refundar a Ucrania sobre nuevas bases sociales, pero sin colocarlo como un “requisito” para defender el derecho de autodeterminación de Ucrania, tal como hace sectaria e infantilmente el PTS-FT.
Otro tema en discusión fue la situación en Palestina, agravada por la operación genocida y de limpieza étnica que realiza el ejército sionista contra la población gazatí, agravado por la extensión de los ataques contra el Líbano. Sobre este tema el debate giró en torno a dos puntos.
Por un lado, el PO nuevamente hizo gala de su estilo tosco y panfletario, confundiendo el apoyo incondicional a la lucha con el pueblo palestino con el apoyo a la dirección burguesa y fundamentalista de Hamas. Eso lo trataron de disimular con intervenciones superficialmente “izquierdistas”, alegando que contra una ocupación colonial no cabían titubeos y eran legítimos todos los métodos de resistencia.
La del PO, nuevamente, es una posición campista que pierde de vista los matices de la realidad. Debido a eso, no comprenden que Hamas es una dirección de naturaleza doble, la cual realiza acciones legítimas de liberación nacional, pero también emplea métodos que son propios del fundamentalismo islámico y que no tienen como objetivo impulsar la movilización de las masas por su autoemancipación.
En lo que respecta al PTS, nuevamente le preguntamos sobre la divergencia de posiciones a lo interno de su corriente internacional, dado que en Francia sostienen una política acrítica a Hamas (Ver Offensive surprise contre l’État colonialiste d’Israël. Soutien à la résistance palestinienne!), mientras que en Argentina Myriam Bregman fue incapaz de decir “solidaridad incondicional con la lucha del pueblo palestino” durante el debate presidencial en 2023.
El PTS respondió con malabares discursivos, dando a entender que en cada país los temas se procesan de forma diferente y, por tanto, se hace necesario ajustar la forma en que se presenta la política. Un argumento incoherente que no aclara porqué los militantes de la FT defienden una política en París y otra en Buenos Aires. Además, quedó muy expuesto el oportunismo electoral del PTS, pues no hay forma de justificar que Bregman no se posicionara en defensa de la lucha de liberación palestina en el debate. La única razón fue para no perder los votos que hacen funcionar a la cooperativa electoral del FITU.
A diferencia del PO y del PTS, nuestra posición parte del apoyo incondicional a lucha de liberación del pueblo palestino, pero sin dejar de diferenciarnos del programa burgués y los métodos empleados por Hamas, los cuales no son los mismos que utilizamos desde el socialismo revolucionario. Junto con esto, nos posicionamos por una Palestina laica, democrática y socialista. Agreguemos un detalle final: en el caso de SoB, esta política la defiende nuestra militancia en São Paulo, Buenos Aires o París, un aspecto que parece básico tratándose de una corriente internacional, pero que se torna una proeza a realizar para el PTS y la FT.
¡Por un IV Encuentro León Trotsky!
Nuestra corriente cuenta con un sólido balance estratégico sobre el estalinismo, enriquecido aún más con la reciente publicación del libro “El marxismo y la transición socialista” de Roberto Sáenz. Asimismo, realizamos un estudio serio y sistemático de la situación internacional[11]. Por último, tenemos una generación de cuadros jóvenes en pleno desarrollo y deseosos de discutir con las demás corrientes, tal como quedó demostrado en el III ELT.
Por ello, consideramos que es necesario darle continuidad a este espacio. Desde ya nos colocamos a disposición de trabajar por esa perspectiva, aportando según nuestras posibilidades para construir el IV ELT.
Finalmente, llamamos al resto de las corrientes trotskistas latinoamericanas a sumarse a la organización de la próxima edición del ELT. La nueva situación internacional nos exige debatir con franqueza y procesar nuestros debates estratégicos.
[1] En el caso del trotskismo europeo sucede lo contrario, pues cuentan con eventos bastante consolidados, como son las conferencias anuales “Historical Materialism” o “Marxism” en Londres, así como la “Fête de Lutte Ouvrière” en París.
[2] En Sociales se realizaron las actividades del último día del evento, pero porque ya estaba programado de antemano y no bajo el criterio de solidarizarse con la lucha. De hecho, fue una lástima que fuese un sábado, cuando la facultad estaba vacía, al no ser un día lectivo ordinario.
[3] La participación del PTS en el ELT fue bastante limitada, pues solamente estuvieron en los paneles de cierre y en cuatro o cinco mesas temáticas. La realidad es que se retiraron de la organización del espacio en el último momento y, haciendo gala de la lógica sectaria y aparatista que los caracteriza, montaron en paralelo las “Jornadas de debates por un Futuro Comunista”, donde básicamente discuten entre ellos o con intelectuales sobre temas generales. Al PTS no le gustan los espacios donde no respetan su “hegemonía” de aparato (como sucede en el FITU, donde todas las corrientes le son serviles) y, con más razón, cuando hay espacio para debatir abiertamente sus posicionamientos a nivel nacional o internacional. La cobardía política del PTS para debatir es consecuencia de su desarme estratégico ante el mundo del siglo XXI, dada su renuncia a realizar un balance a fondo del estalinismo y limitarse a repetir dogmáticamente a Trotsky (¡son más “trotskistas” que Trotsky!). Eso quedó claro en los paneles de debate y las pocas mesas temáticas en las que participó, en las cuales al PTS se le vio bastante mal y reiteradamente quedaron a la defensiva (particularmente cuando tuvieron que debatir estratégicamente con SoB y el Nuevo MAS). Ante la falta de argumentos, no dudaron en recurrir a la “vieja confiable”: hablaron de las encuestas electorales, destacaron que tienen aparato para publicar libros y nos recordaron el alcance en redes de su medio digital. El esquematismo y el doctrinarismo, sumado a la creciente adaptación al confort parlamentario, le comienza a pasar una alta factura político-constructiva al PTS y a su Corriente internacional, la Fracción Trotskista.
[4] En Filosofía y Letras, por ejemplo, los militantes de En Clave Roja-PTS votan a favor de las tomas en las asambleas, pero luego se desentienden de asumir cualquier tarea colectiva para sostener la lucha. Una actitud diletante que les está costando caro; por ejemplo, en la asamblea de Filosofía del 29 de octubre pasado, una activista independiente declaró que, aunque vota por Myriam Bregman, reconocía que solamente el ¡Ya Basta! ponía el cuerpo para sostener las tomas.
[5] Asimismo, sugerimos a nuestros lectores ver los videos con las intervenciones de todos los expositores y expositoras de la corriente SoB y el Nuevo MAS, los cuales están disponibles en Izquierda Web.
[6] La charla de Callinicos fue una presentación resumida del artículo publicado en la última revista de Jacobin (n° 10, segundo semestre de 2024, p. 88-93). A pesar de ser un autor reconocido y contar con una larga trayectoria militante, su marxismo nos resulta muy esquemático y poco dialéctico. Por ejemplo, al respecto de Ucrania, insistió que era necesario identificar el “elemento central” del conflicto que, a su modo de ver, era la disputa inter-imperialista. A partir de esa caracterización unilateral, restó legitimidad a la lucha por la liberación del pueblo ucraniano contra la ocupación rusa. En suma, un abordaje lógico formal de la realidad mucho más próximo al maoísmo que al trotskismo.
[7] En la mesa sobre Cuba tuvimos un cruce directo con Guillermo Kane del PO en torno a las revoluciones de posguerra. Ante nuestra crítica al trotskismo objetivista por usar de forma abusiva la categoría de “Estado obrero burocrático” que Trotsky formuló para el caso de la URSS en los años 30, nos respondió que, como sostenía el Che Guevara, la “revolución será socialista o no será”, por lo cual era imposible que hubiese revoluciones anticapitalistas no socialistas. Digamos que ya es bastante anecdótico tratar de explicar las revoluciones del siglo XX con una frase romántica del Che. Pero no deja de sorprender que fuese el principal argumento que pudo esgrimir un cuadro del PO, demostrando que esa corriente a lo largo de toda su historia no hizo el menor esfuerzo para pensar y estudiar a fondo el siglo XX.
[8] Por otra parte, del PTS es esperable cualquier tipo de respuesta, incluso mentiras. Eso lo constatamos cuando su representante en el debate internacional, Matías Maiello, dijo que el NPA de Francia se fue detrás del “Nouveau Front Populaire” encabezado por Jean-Luc Mélenchon. Es una mentira descomunal, pues dicho partido se dividió en dos alas; a saber, el ala derecha (NPA – L’Anticapitaliste)
que efectivamente capituló al frente popular, y el ala de izquierda (NPA Révolutionnaires), de la cual hacen parte nuestros compañeros y compañeras de SoB-Francia y que mantuvo su independencia de clase. Este accionar mentiroso del representante del PTS es una muestra más del “vale todo” con que se maneja esta organización en la lucha de tendencias, una actitud que no tiene relación con la tradición del trotskismo y sí con los métodos del estalinismo.
[9] Ejemplo de eso fue la exposición que realizó Claudia Cinatti en la mesa sobre Cuba. Fue una presentación ordenada (como suelen ser sus artículos), pero bastante descriptiva y carente de reflexión estratégica propia. Es más, uno de sus ejes fue “demostrar” que la experiencia de la Revolución Cubana confirmaba lo escrito por Trotsky en la teoría de la revolución permanente. Las discusiones estratégicas del PTS se nos parecen al perro que da vueltas sobre su propio eje persiguiendo su cola; un movimiento circular y sin tendencia de superación o actualización.
[10] Aunque Juan Chingo y sus camaradas franceses se posicionan contra el campismo pro-OTAN, debido a sus erradas caracterizaciones sobre la geopolítica del siglo XXI y un sectarismo brutal hacia la lucha por la autodeterminación nacional de la resistencia ucraniana (condicionan su apoyo a que sea una lucha obrera y socialista), sumado a su falta absoluta de cualquier balance o sensibilidad sobre el desastre estalinista que sigue presente en la conciencia de las masas de Europa del Este, su política se ubica en un campismo anti-OTAN sumamente oportunista y burdo. Para profundizar sobre este debate ver Guerra en Ucrania: un debate de estrategia y táctica con las corrientes latinoamericanas.
[11] De hecho, nuestra corriente cuenta en su haber con diecinueve Conferencias Internacionales presenciales, además de otras tantas extraordinarias que realizamos de forma virtual. Asimismo, próximamente realizaremos el V Campamento Anticapitalista del ¡Ya Basta!, el cual se transformó en un evento internacionalista de la juventud de nuestra corriente (el único en su tipo en Latinoamérica). Son datos que dan cuenta de la seriedad con que asumimos nuestra militancia internacionalista y los avances constructivos de nuestra corriente.