Apartan al juez Villena de la causa por espionaje ilegal macrista

La Cámara Federal de La Plata acepto las recusaciones de los abogados defensores de los ex agentes de la AFI para que la causa caiga en otro juzgado.

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Se trata de una evidente respuesta a la ola de detenciones de hace algunos días. Las recusaciones habían sido planteadas por los abogados de los agentes de la AFI Araque, Melo y «el Turco» Sáez.

Sobre esta causa, que golpea de modo directo a Macri y Marcos Peña, hay fuertes disputas judiciales por las atribuciones y alcances de los tribunales. La Cámara de La Plata acaba de resolver en favor de los intereses de los espías acusados. Comodoro Py estaría buscando que la causa caiga sobre su responsabilidad y algunos de los implicados se presentaron allí directamente buscando que así sea.

Previamente, a varios acusados se les había otorgado la eximición de prisión, pero la fiscal Incardona apeló la decisión con el argumento de que, tratándose de altos funcionarios de inteligencia, tienen amplias posibilidades de obstruir la investigación.

Los alcances de la causa son tan amplios que parecen absurdos. Todo indica que el macrismo usó los poderes del estado y los vínculos con los podridos sistemas de inteligencia no sólo contra la oposición política sino casi para ventaja política personal. Entre los espiados están en un extremo partidos de izquierda y en el otro funcionarios del PRO como el mismísimo Rodríguez Larreta, pasando por dirigentes del peronismo y periodistas como Eduardo Feinmann. Enemigos, adversarios y aliados, las víctimas del espionaje ilegal son ridículamente variopintos.

Raras veces es puesta a la luz del día toda la podredumbre del sistema de inteligencia del estado argentino como en este caso. El uso discrecional de los poderes del estado para ventajas políticas y personales por parte de Macri no es más que una manifestación absurda de un problema mucho mayor. Una organización incontrolada, que funciona a espaldas de las amplias mayorías y que ha cumplido un rol nefasto de represión y corrupción por décadas, sin que nadie pueda hacer nada al respecto, es una contradicción en los términos para un régimen que se autoproclama «democrático».

Es evidente que la reforma implementada por el gobierno kirchnerista en 2015, que disolvió la SI para crear la AFI, no fue más que un cambio de fachada. El sistema se mantuvo en pie: una organización puesta sobre la cabeza de la sociedad respirando su nuca desde las sombras para la represión y el sostén de la dominación de la clase dominante. Este caso es apenas una consecuencia necesaria de un sistema que en sí mismo es corrupto y anti popular, cuya única función es servir de verdugo de una amplia mayoría que conoce poco y nada de sus actividades. La AFI (ex SI, ex SIDE) no puede ser reformada, tiene que ser disuelta.

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