Ante la crisis, movilicemos a Plaza de Mayo

Para sacar al país de la crisis es necesario romper con el Fondo Monetario Internacional. El Nuevo MAS y la izquierda convocan a una gran movilización para el próximo 9 de julio.

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La salida de Guzmán de Economía desató una feroz crisis de Gabinete al interior del gobierno. Kirchneristas y fernandistas escenificaron todo el domingo un largo ida y vuelta alrededor del nombre del nuevo ministro. Finalmente, asumirá Silvina Batakis en un gesto de «consenso» entre ambas alas del oficialismo, una funcionaria sin ningún volumne político. Se siguen debatiendo posibles recambios en el resto del Gabinete, aunque al parecer el oficialismo quiere dar la discusión por cerrada lo antes posible.

Sin embargo, la renuncia de Guzmán también abrió una crisis de perspectivas. Todo el arco político se hizo ecos de la crisis y criticó, desde distintos ángulos, la política económica desarrollada por Guzmán. Lo que nadie dice es cuál es la verdadera causa de la crisis que eyectó a Guzmán. No se trata, desde luego, de una simple disputa de egos entre Cristina y Alberto.

Una nueva cara para la misma política

El Nuevo MAS propone un programa político para que la crisis no la paguen los trabajadores. Nacionalizar el comercio exterior para frenar la fuga de divisas y controlar el dólar. Imponerle retenciones del 50% a las pocas empresas que se quedan los dólares del agro en momentos de cosecha récord para destinar fondos al desarrollo productivo del país y terminar, a la vez, con la dependencia del gas extranjero y con el desbalance de la balanza comercial (el famoso «festival de importaciones» del que se quejara Cristina).

Pero estas elementales medidas son imposibles mientras el país siga atado de pies y manos a los dictámenes del Fondo Monetario Internacional. La contradicción económica que hizo estallar por los aires al gabinete albertista es justamente la que existe entre una economía que exige medidas de fondo a favor de la población trabajadora y un acuerdo de la deuda que exige ajuste permanente vía inflación, suba de tarifas y recortes jubilatorios.

En la medida que el gobierno se limite a seguir las instrucciones del FMI, nada puede hacer para frenar la crisis. Guzmán estalló como un fusible por aplicar las políticas del Fondo dentro del país. Ahora el oficialismo se limita a designar una nueva funcionaria sin cambiar la política económica. De hecho, las primeras «tareas» que el gobierno le dictó a Batakis son continuar las «buenas relaciones» con el Fondo y controlar la crisis de la deuda en pesos. En otras palabras: seguir ajustando y darle cada dólar y peso del país al Fondo y los bonistas.

Llenar la plaza contra el Fondo

Mario Negri, diputado radical de Juntos, apuntó a Cristina tras la designación de Batakis. «La crisis se devora minuto a minuto la autoridad presidencia. Cristina le impuso a Alberto la nueva ministra de Economía», señaló desde su cuenta de twitter. En realidad, pareciera que la designación de Batakis es más una escenificación exagerada de la «unidad» oficialista que una imposición del ala K. Por algo es que no se trata de un funcionario «duro» del cristinismo, como Kicillof o Máximo Kirchner, sino una ex – ministra de Scioli.

Los sectores del peronismo «federal» como Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, destacaron la «capacidad» y el «profesionalismo» de Batakis, al igual que Scioli. Pero para salir de una crisis como la actual no alcanza con profesionalismo, hacen falta medidas políticas concretas. Esto es lo que nadie espera del «Gabinete de consenso» reformado.

Lo que sucede es que ni el albertismo, ni el cristinismo, ni tampoco Juntos ni los liberales de Milei tienen un plan alternativo para el rumbo económico del país. Por más que Espert diga que «esto es un problema de sistema», su espacio político defiende el mismo sistema que Batakis, Cristina, Alberto, Larreta o Bullrich: el capitalismo.

La única forma de terminar con la crisis es tomando medidas anticapitalistas, la más urgente de ellas romper con el Fondo Monetario. Esta es la perspectiva que planteó la dirigente de izquierda Manuela Castañeira horas después de que renunciara Guzmán. «Venga quien venga, el problema es que el acuerdo con el FMI es insostenible y el ajuste insoportable. La inflación es descomunal y los salarios se hunden a pesar de los acuerdos paritarios», expresó desde las redes sociales.

«Lo que está planteado es anular el acuerdo con el Fondo para tomar medidas anticapitalistas que afecten las ganancias de los grandes exportadores e importadores del agro y de la industria, así como de las finanzas. Hay que imponer desde abajo un paro general y marchar masivamente el sábado 9 de julio a Plaza de Mayo para pelear por una salida por izquierda a la crisis».

Con la movilización convocada para este sábado, la izquierda espera intervenir en el debate político que se ha abierto tras la salida de Guzmán: ¿Cómo terminar con una crisis que parece crónica?

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