Ante el gobierno de Trump: Centroamérica en la encrucijada

XX Conferencia de la Corriente Internacional Socialismo o Barbarie, Buenos Aires, 22, 23, 24, 25 de febrero de 2025.

Es necesario relacionar la situación política de Centroamérica con el ascenso del gobierno de Trump en su segundo mandato, con la nueva etapa en la que está ingresando el mundo y con una vuelta de las tendencias hacia la territorialización del imperialismo, un elemento que históricamente impulsó el imperialismo en ascenso, pero que, ante la globalización capitalista y la hegemonía estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial quedó relegado frente a la diplomacia, el orden de los organismos internacionales y la política del “poder blando”. Hoy las tendencias hacia la territorialización vuelven por sus fueros frente a la disputa por la hegemonía contra un imperialismo en construcción como lo es China.

Marco Rubio, Secretario de Estado del nuevo gobierno trumpista, realizó su primera gira a Centroamérica, visitando Guatemala, El Salvador, Costa Rica y República Dominicana; lo que es significativo pues desde hace más de un siglo que un gobierno yankee no inicia su mandato visitando en primer lugar la región, y que hace ver sus prioridades. La agenda de discusión se centró en el “tema migratorio y el problema chino”.

Para comprender el papel del imperialismo norteamericano en la región hay que hacer mención de tres políticas estratégicas e históricas: 1) por allá de 1823 cuando el imperialismo está en pleno auge, se impulsa la Doctrina Monroe que planteaba la idea de “América para los americanos” que al día hoy conecta con la disputa geopolítica con China. 2) Para este mismo año, El “Destino Manifiesto” era la política que buscaba expandir a los Estados Unidos hacia el oeste, a los territorios del lado Pacífico que no estaban conquistados y que terminó por arrebatarle a México el 51% de su territorio en ese entonces. 3) Hacia 1900, fue Theodore Roosevelt quien impulsó el “Big Stick” (Gran Garrote), para justificar que, con la fuerza bruta, con la intervención armada, debía actuar el país del norte en los países latinoamericanos.

Algunos de los problemas estructurales del capitalismo en la región

Por otra parte, en Centroamérica podemos ver algunos de los problemas estructurales que están presentes en el capitalismo en crisis del siglo XXI, como es la crisis migratoria tanto por la situación económica y social de la región misma, y agudizada por la situación política en Venezuela que ha expulsado a millones. Estas personas migrantes que deben pasar por Centroamérica en ruta hacia los Estados Unidos, incluido el “Tapón del Darién”, que es una selva enorme y densa ubicada en la frontera entre Panamá y Colombia. Acá la travesía es en condiciones de extrema barbarie, atravesar la selva durante 5 días caminando, en ocasiones familias completas con niños, muchos que son asaltados en el camino, secuestrados o asesinados por delincuentes que saben que miles pasan por ahí sin posibilidad de pedir ayuda, comunicarse con el exterior, y que en alguna medida llevan dinero en efectivo y valiosas pertenencias para continuar sus caminos.

Sumado a esto, hay que mencionar que el llamado “triángulo del norte”, comprendido por Honduras, Guatemala y El Salvador, históricamente han expulsado alrededor de 7 millones de migrantes hacia los Estados Unidos, algunos de estos han logrado tener regularidad migratoria pero muchísimos se mantienen en condiciones de irregularidad. Esta población en promedio envía remeses que representan cerca del 20% del PIB en estos tres países, un peso descomunal en la economía que sin duda podría verse muy afectado con la política de deportaciones masivas impulsada por Trump.

Otro de los problemas estructurales que azota la región es el cambio climático, que por ejemplo afecta el abastecimiento de agua para el Canal de Panamá y que en el año 2023 generó una enorme cola de buques que necesitaban pasar y no podían por el faltante de agua producto de la sequía. Asimismo, el cambio climático está afectando la producción agrícola y por lo tanto el abastecimiento alimentario en la región.

Por otra parte, se puede ver el problema estructural de la crisis económica en todos los países del istmo centroamericano, aunque de formas desiguales y combinadas; déficit fiscal, deuda externa, ajuste fiscal, recortes al “gasto público, pérdida de derechos, son algunos de estos que tienen que ver con un endurecimiento del capitalismo en la región.

Una coyuntura reaccionaria

La situación política en la región centroamericana es reaccionaria y esta girada a la derecha, con gobiernos muy autoritarios como Bukele (autodenominado como el “dictador millenial” o “el dictador más cool del mundo mundial”), y quien goza de la simpatía de Trump. Al mismo tiempo, tiene contradicciones por su cercanía con China en los últimos años que, por ejemplo, donó una mega biblioteca en la capital de este país con un costo de $USD 50 millones en el año 2023. Además, en 2022 se empezó la construcción del estadio más grande de la región con capacidad para 50 mil personas, donado por el mismo gobierno chino y con un costo mayor a los $USD 100 millones.

Sumado a este, no hay que olvidar el gobierno dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, que con las revueltas populares de 2018 se consolidó como dictadura, pues aplastó a los movimientos de protesta, encarceló a miles, y hay asesinados, desaparecidos y exiliados por doquier. También tenemos también a Xiomara Castro en Honduras que ha dicho que las mega cárceles de Bukele son un ejemplo para implementar en dicho país. Ni hablar del gobierno de Rodrigo Chaves en Costa Rica, un ex funcionario del Banco Mundial en la sede de Indonesia durante 30 años, que ha intentado imponer un régimen más bonapartista, y de paso genera mucha polarización con los demás poderes que no controla, como el legislativo y el judicial.

Un contrapunto fue en el año 2023 en Guatemala, donde un nuevo partido llamado “Semilla” se presenta como de “centro-izquierda” y es apoyado por sectores amplios de la juventud contra los partidos tradicionales y corruptos. Acá el Poder Judicial intenta quitarle la candidatura a Bernardo Arévalo que pasó a la segunda ronda y amenazaba con ganar las elecciones a uno de los partidos tradicionales de la burguesía guatemalteca. La gente salió masivamente, sobretodo la juventud, a derrotar lo que sería un intento de golpe de estado, y que no se veía en Guatemala desde hace años un proceso tan masivo de movilización.

Otro contrapunto en la región es que hubo grandes movilizaciones en varios países durante 2018 y 2019, por ejemplo, en Nicaragua contra la reforma a las pensiones impulsadas por el gobierno de Ortega y que terminó por instalar una abierta dictadura con detenidos, desaparecidos, asesinados y exiliados opositores y manifestantes contra ese gobierno. También en Costa Rica, hubo enormes manifestaciones contra la reforma fiscal y por la defensa del derecho a huelga, aunque lastimosamente duramente derrotadas.

En el caso de Panamá, no entró en esa oleada de movilizaciones sino hasta después de la pandemia, por el costo de la vida y el aumento de las gasolinas, protestas que no se veían en el país canalero con tal intensidad desde hace varios años. Asimismo, la visita de Marco Rubio generó movilizaciones, lo cual hace ver que hay vida política en Panamá, y no es descartable que una posible intervención militar yankee pueda provocar profundos procesos de lucha no solo en este país sino también en toda América Latina.

Marco Rubio en Centroamérica

La visita más cordial de todas fue con Bukele, quien le ofreció al gobierno trumpista las mega-cárceles para ingresar a migrantes e incluso a delincuentes estadounidenses. Pero también con Rodrigo Chaves fue bastante ameno, al punto que el representante yankee felicitó a este gobierno por evitar implementar la red de telecomunicaciones 5G con la empresa china Huawei en el año 2023, y felicitó también al país por recibir a más estadounidenses en Costa Rica que los costarricenses que expulsa hacia el país del norte, lo que en realidad está generando una presión inmobiliaria y económica terrible para las poblaciones locales, sobre todo en zonas turísticas, con sobreprecios en alimentos, servicios o construcción.

También Rubio visitó Panamá, que realmente fue la gira más importante, pues desde el ascenso de Trump se amenazó con “recuperar” el Canal de la influencia china, y argumentó que los Estados Unidos no debería pagar por cruzarlo pues lo habían construido con fondos yankees. Acá se abrió un pulso que habrá que ver como continúa, pues el presidente panameño José Raúl Mulino salió a defender la soberanía del país sobre el canal. Por su lado, Rubio, posterior a la visita al país canalero, salió a decir que habían conseguido que los buques oficiales del gobierno norteamericano no pagaran peajes al cruzar, lo cual fue desmentido inmediatamente por Mulino, argumentando que esa posibilidad ni siquiera la puede garantizar el ejecutivo pues el canal tiene una autoridad que regula los costos y goza de cierta autonomía.

El relato de Trump es que China está controlando el Canal de Panamá, una exageración para justificar una posible intervención militar de tipo “Big Stick”. En realidad, lo que hay es un acuerdo del año 2017, donde Panamá se suma a la “Ruta de la Seda” que es la estrategia China para comercializar con el resto del mundo, y además, dos de los 5 puertos de carga y descarga de contenedores están en manos de una empresa hongkonesa. Justo después de la visita de Marco Rubio a Panamá, el gobierno de Mulino se comprometió a no renovar el acuerdo con China, y sin embargo el que hay tiene vigencia hasta 2047. Habrá que poner atención a este pulso, porque sin duda China intentará hacer respetar sus intereses, y será parte de los movimientos de mayor relevancia en la disputa geopolítica por la hegemonía.

Marco Rubio no visitó Honduras, uno de los países más afectados con la política de deportaciones masivas, a la cual la presidenta Xiomara Castro reaccionó diciendo que, si se enviaban migrantes hacia este país, cerrarían la base militar de Palmerolas, controlada por el imperialismo norteamericano con presencia de cerca de 400 militares, en las cercanías de Tegucigalpa (capital hondureña). Como ejecutar esa amenaza es una incógnita dada la enorme desproporción en fuerza de uno y otro país.

La situación de la migración es agobiante con el ascenso de Trump, quien militarizó la frontera sur y la declaración de emergencia nacional, al mismo tiempo que, al amenazar con un 25% de aranceles a los productos mexicanos, obligó a la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum a reforzar la frontera del lado de su país con 20.000 militares para suspender durante un mes el aumento de aranceles. Dos enormes bloqueos para impedir el paso de migrantes, que sin duda genera muchísima incertidumbre en el tránsito de las personas migrantes que al día de hoy no saben si continuar su camino hacia el norte, si estacionarse en Centroamérica o si devolverse de donde han sido expulsados.

La importancia estratégica del Canal de Panamá

A finales del siglo XIX una empresa francesa empezó a construir el Canal de Panamá pero se encontraron grandes dificultades económicas, geográficas y de corrupción que les impidió culminarlo. A los Estados Unidos como un imperialismo en ascenso en ese momento, le llamó mucho la atención terminar la construcción, pero cuando hizo la solicitud a Colombia, pues en ese momento Panamá era todavía parte del país cafetero, fue rechazada por Bogotá. Ante esto, los Estados Unidos intervinieron en su “patio trasero”, alentando la independencia de Panamá con intervención incluso militar (la política del Big Stick aplicada). De esta manera, Panamá consigue independizarse de Colombia en 1903.

Así se garantizan las condiciones de construcción del Canal que es finalizado en 1914, y controlado por el imperialismo norteamericano hasta 1999. Parte del acuerdo era que los Estados Unidos tenía soberanía de 8km de cada lado del canal, donde cerca de 40 mil ciudadanos estadounidenses construyeron comunidades, escuelas, hospitales, todo por fuera y con ultra privilegios, separado de la sociedad panameña. El canal es recuperado por Panamá gracias a las enormes movilizaciones de la sociedad panameña que durante años ya no soportaba esos privilegios que se repartían solo para los yankees alrededor del canal.

Por este canal se mueve cerca del 6% del comercio mundial, donde los Estados Unidos en primer lugar y China en segundo son los principales usuarios, y que incluso el comercio entre los dos países pasa muchísimo por acá, así como el comercio interno de costa a costa entre los Estados Unidos pasa en buena parte por ahí. Asimismo, China ha intentado construir un canal propio en Nicaragua, sin embargo, no ha logrado avanzar. Es una incógnita que, ante la disputa geopolítica, China quiera impulsar más seriamente la construcción de este.

La amenaza trumpista de recuperar el Canal de Panamá coloca a Centroamérica y particularmente a Panamá en el centro de la dinámica geopolítica, una mayor relevancia en la nueva situación mundial, pues entra en los intereses de Trump para recuperar lo que históricamente han considerado como su “patio trasero”. Una ofensiva del imperialismo en retroceso, pero todavía hegemónico, que es los Estados Unidos para reposicionarse en el istmo, evidenciado en la primera gira de Marco Rubio hacia Centroamérica.

Esto va generar tensiones en la disputa por la hegemonía con China, a la cual caracterizamos desde nuestra corriente como un imperialismo en construcción, y que sin duda tiene importantes avances en inversiones financieras, en relaciones diplomáticas y acuerdos comerciales en la región. China ha invertido enormes cantidades de dinero en estos países, sobretodo en infraestructura y tecnología, mientras los yankees prometen fuerza bruta y lanza amenazas.

La izquierda socialista y revolucionaria debe dar una respuesta desde abajo, con total independencia de clases frente al imperialismo hegemónico, pero en decadencia del país norteamericano, pero también del imperialismo en construcción que es China, así como total independencia y crítica implacable a los gobiernos cipayos y colaboracionistas de estos países.

Nos corresponde así, tomar posiciones contra el imperialismo de todo tipo con una agenda claramente anticapitalista, pues no existen ni van a existir imperialismos blandos o benévolos. Hace falta que pongamos, en esta nueva etapa histórica que se abre, los ojos en Centroamérica que será campo de batalla no solamente para los imperialismos, sino también para la clase trabajadora y la izquierda revolucionaria.

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