Alberto Fernández, el próximo gobierno y los tarifazos

¿El fin del tarifazo permanente?

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Uno de los rubros donde el macrismo castigó con más saña a los trabajadores durante su mandato fue el de las tarifas de los servicios públicos.

El año pasado, sin embargo, dábamos cuenta como después de las Jornadas de Diciembre de 2017 debió enfrentar una minicrisis, saliendo a presentar “adecuaciones”, “aplanamientos” y“eliminación de impuestos distorsivos” para tratar de maquillar el enésimo golpe. Quizás el más caradura fue el senador Pinedo, que lo presentaba como “el último aumento de tarifas”.

Alberto Fernández, quien más bien evadió precisiones sobre su programa económico durante su campaña (al día de hoy ni siquiera anunció a sus ministros), sin embargo fue aparentemente más claro, aún antes de las PASO, sobre el tema tarifario. Veamos algunas declaraciones:

No se puede producir en pesos y pagar tarifas dolarizadas, vamos a desdolarizar las tarifas y seguirán el ritmo del salario y el ingreso de los argentinos”. “Vamos a ajustar las tarifas al bolsillo de los argentinos, las vamos a pesificar”.(El destape 19/07/2019)

Más recientemente en México “Alberto Fernández, dejó dos definiciones sobre la política energética que viene. Una, que revisará lo hecho por la administración saliente y que ‘desdolarizará’ las tarifas de los servicios públicos.” Pero también dijo algo más: “Veremos lo que nuestra economía permite y todos deberán hacer un esfuerzo. Todos y todas. Todas por las energéticas”. (Diario Perfil)

¿Esto implica el fin de los tarifazos? No. Evidentemente la  desdolarizarizacion de las tarifa es necesaria. Sólo a un gobierno de CEOs se les podía ocurrir llevar a valor dólar un servicio fundamental para el bienestar de la población cuya materia prima, por así decirlo, se produce en el país y por lo tanto en pesos. Pero el componente en dólares es sólo una parte de las tarifas.

 

Tarifas de Gas

Las boletas de gas están compuestas por cuatro rubros: el valor del gas  (generación), el transporte hacia las ciudades, la distribución en las mismas y los impuestos. A grandes rubros al valor de la factura corresponden un 40% a la generación, que Macri puso en valor dólar; un 11% al transporte; un 24% a la distribución y un 25% de impuestos (los tres últimos fijados en pesos).

Macri dispuso en 2016 una escala de aumentos semestrales a partir de 2017 hasta 2019 del valor del gas: el último aumento previsto para octubre de 2019 llevaba el precio a 6,80 dolares el millón de BTU. Ese esquema no lo pudo concretar, y fijó el último aumento en abril de 2019 a $4,50 con un dólar a $41. El siguiente aumento debía producirse en octubre de 2019 pero fue postergado hasta 2020: la campaña macrista no fue sólo discurso, sino también patear todas las malas noticias para después de las elecciones. Aun si no aumentara el precio en dólares, aplicar el nuevo valor del dólar hubiese significado un aumento del 40% de la tarifa. Por supuesto que esta postergación ya fue compensada a las gasíferas, relevándolas de las obras que debían realizar.

Pero el transporte y distribución (un 35% de la factura) a pesar de estar establecido en pesos, se debía aumentar semestralmente por la inflación, lo que también fue postergado para 2020.

El mismo diario Perfil calcula en 77% el aumento tarifario que se debería  aplicar en 2020, siguiendo el esquema “suspendido” por Macri. Y como si esto fuera poco, las facturas de gas a partir del 1° de diciembre incluirán 5 cuotas del mayor consumo del invierno: esto lo llamaron “tarifa plana”.

Con todo lo malo que es lo descripto, peor es para quienes no tienen acceso al gas natural. El gas en garrafas (GLP) de 10 kg. se debería conseguir, por ejemplo, en la zona patagónica a $340 y dura una semana si no se usa para calefaccionar.

 

Tarifas de electricidad

En el caso de la electricidad, el 60% del importe de la boleta corresponde a la generación de electricidad, el 2% es transporte, el 22% corresponde a impuestos (o másdependiendo de la provincia) y 16% a distribución. A diferencia del gas, las generadoras  le venden la energía a Cammesa, la compañía con control estatal que ordena los despachos de electricidad. El precio está pactado en dólares, mientras que el transporte y la distribución también se actualizan por inflación pero son las provincias las que autorizan los aumentos. En el caso de Capital y GBA, los aumentos quedaron también congelados hasta el 2020 y hay un Ente Metropolitano que los deberá autorizar.

La Secretaria de Energía a través de subsidios paga la diferencia entre el cálculo del costo de generación y la tarifa que pagamos. Perfil calcula para 2019 en 3.000 millones de dólares los subsidios a Cammesa (para que ésta pueda pagar las tarifas dolarizadas a Edenor, Edesur, Central Puerto y PAE).

 

Las tarifas y el nuevo gobierno

Como hemos visto, desdolarizar es necesario pero no suficiente. Según el diario Perfil, el macrismo se va con un 3.000% (sí, tres mil por ciento) de aumento de tarifas de luz y gas. Sólo convalidar semejante saqueo implica no corregir el rumbo tarifario. Si además se suma el plus de lo postergado por el gobierno para 2020, y se siguen además actualizando las tarifas por inflación, seguirán siendo un asalto a los bolsillos populares. Ni hablar de seguir subsidiando a estos monstruos.

Por otro lado, plantear el esquema de los “equipos técnicos de Alberto”, como deja trascender Perfil, sobre estudiar los costos y a partir de allí negociar tarifas y futuras actualizaciones, presenta un pequeño inconveniente. “Me resisto a responder”. En septiembre de 2016 el entonces ministro de Energía Aranguren, que hasta unos meses antes había sido el histórico CEO de Shell Argentina, contestaba así un simple requerimiento de senadores nacionales: ¿cuál es el costo de producción del gas en Argentina?

¿Cómo se podría establecer el costo de las petroleras y gasíferas sin hacer pública su contabilidad? La alternativa es hacer lo que hizo Macri: que las empresas presenten sus “ecuaciones” y “esquemas” y resignarse sólo a corregir lo más burdo.

Las expectativas populares sobre el nuevo gobierno enfrentarán una de sus primeras pruebas en materia tarifaria junto al Pacto Social, sean parte de éste o no, y al que hemos estado denunciando con todas nuestras fuerzas, como tarea preparatorio para su enfrentamiento por los trabajadores.

 

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