¿Al límite?

Traducción: Mateo Contreras

India y Pakistán se preparan para la guerra. Traducimos este artículo de análisis de las conflictivas relaciones entre dos Estados que fueron parte de la India histórica colonizada por los británicos, dividida por líneas nacionalistas y religiosas tras la independencia en 1947: musulmanes en Pakistán, hindúes en la hoy conocida como India. La división, mayormente artificial y arbitraria, fue realizada con una profunda intervención y supervisión de la vieja potencia colonial británica. Izquierda Web no acuerda con algunas de las afirmaciones del autor, en particular la afirmación de que «no hay una verdadera independencia en el mundo actual».

Edición del suplemento semanal Marxismo en el siglo XXI.


India y Pakistán se preparan para la guerra. El casus belli es, una vez más, la ocupación en Cachemira. El control de esta región en disputa ha sido desde 1947 el principal obstáculo para la normalización de las relaciones entre ambos estados. El 21 de abril, un grupo de militantes cachemiros atacó y mató a 26 turistas que disfrutaban de la belleza de Pahalgam, sus valles llenos de flores, arroyos cristalinos y montañas nevadas; la responsabilidad del ataque fue reivindicada y rápidamente desautorizada por una organización poco conocida llamada el “Frente de Resistencia”. Esta fue una afrenta particular a Narendra Modi (cuyo historial incluye presidir, como Ministro Principal, la matanza de unos 2.000 civiles en la masacre de Gujarat en 2002, y durante mucho tiempo un defensor de los pogromos antimusulmanes). Un nacionalista hindú de extrema derecha ahora en su tercer mandato como Primer Ministro de la India, Modi había declarado anteriormente que ya no había ningún problema serio en Cachemira. Su solución final -revocar el estatus de autonomía a Cachemira en 2019 – había tenido éxito.

Nada justifica la matanza de los turistas de Pahalgam, y pocos cachemiros o indios musulmanes apoyarían acciones de este tipo. Pero el contexto histórico es necesario para comprender la situación general de la provincia. Incluso Israel tiene un Haaretz. No es el caso de India. Cachemira sigue siendo un tema intocable. Esta provincia de mayoría musulmana nunca ha sido autorizada a la autodeterminación, como prometieron los líderes del Congreso en el momento de la Independencia. En cambio, se dividió entre las nuevas repúblicas de la India y Pakistán, después de una corta guerra en la que el comandante británico del Ejército paquistaní se negó a comandar sus tropas, dejando una fuerza dispersa para enfrentarse a las tropas regulares del ejército de la India. Ese conocido pacifista, Mahatma Gandhi, bendijo la invasión india. Se suponía que los artículos 370 y 35A de la Constitución de la India garantizarían el estado especial de Cachemira, entre otras cosas prohibiendo a los no cachemires el derecho a comprar propiedades y establecerse allí. Esto se combinó con la brutal represión de cualquier demostración de descontento, convirtiendo a Cachemira en un estado policial con unidades militares siempre cerca. Los asesinatos y violaciones eran comunes. Fosas comunes fueron descubiertas.

Los valientes ciudadanos indios (Arundhati Roy, Pankaj Mishra y otros) expusieron implacablemente estos crímenes. Angana Chatterji citó numerosos ejemplos descubiertos en el curso de su trabajo de campo 2006-II:

Muchos han sido obligados a presenciar la violación de mujeres y niñas de sus familias. Una madre a la que, al parecer, se ordenó ver la violación de su hija por personal del ejército suplicó por la liberación de su hija. Se negaron. Luego suplicó que no podía ver ese acto y pidió que la enviaran fuera de la habitación o de lo contrario la mataran. El soldado puso una pistola en su frente, manifestando que le concedería su deseo, y la mató a tiros antes de que procedieran a violar a su hija.

Este crimen no habría sido ilegal. La Ley de Fuerzas Armadas de 1958 (Poderes Especiales) otorga impunidad a los defensores uniformados del Estado Central en las zonas perturbadas, confirmada por el Tribunal Supremo de la India.

La estrategia de Modi en 2019 era inundar Cachemira con tropas indias, imponiendo encierros, arrestando a líderes locales y periodistas e instalando suficiente terror a la población, para asegurar que no hubiera protestas tales que pudieran provocar objeciones de las potencias occidentales. El objetivo era convertir el Valle en el centro ganadero para todo el país. La represión parecía estar funcionado, hasta ahora.

*

El Gobierno indio está convencido de que los asesinatos fueron orquestados por el Ejército de Pakistán. Hasta ahora no se ha proporcionado ninguna prueba, pero la acusación es más plausible que la respuesta pakistaní de que se trataba de una operación de bandera falsa. Para añadir a la confusión, el 24 de abril el Ministro de Defensa de Pakistán, Khwaja Asif, confirmó en la televisión británica que Pakistán tenía una larga historia de entrenamiento y financiación de tales organizaciones terroristas, diciendo “Hemos estado haciendo el trabajo sucio por Estados Unidos durante tres décadas”. Unos días más tarde Asif también pronosticó una “incursión” india en Pakistán, sólo para luego retractarse del comentario.

Los políticos indios de casi todas las tendencias están pidiendo la guerra. Shashi Tharoor, un Congresswallah y un ex alto funcionario de la ONU ha declarado: «Sí, se derramará sangre, pero más de ellos que de la nuestra». El estado de ánimo popular es para una corta y filosa guerra de venganza. El genocidio de Israel en Gaza ha sido referenciado de manera aprobatoria, pero es más probable se lleve adelante otro modelo. Después de que Israel bombardeara la Embajada iraní en Damasco en abril de 2024, la CIA se apresuró a organizar una respuesta cuidadosamente controlada por parte de Irán, con fuerzas aéreas de EEUU, Francia, Reino Unido y Jordania en la región preparadas para derribar los drones y misiles iraníes entrantes.

El Ejército y la Fuerza Aérea de la India están actualmente involucrados en la planificación de un asalto, pero puede ser del tipo iraní. Los generales retirados se jactan de las reservas de drones de la India. La medida más extrema que se discute es ocupar la Cachemira controlada por Pakistán y unirla con su contraparte ocupada por la India. Las amenazas de cortar el suministro de agua a Pakistán son puras mentiras y la respuesta de Bilawal Bhutto “Si el agua no fluye fluirá sangre” fue inmadura y estúpida, incluso para un ex Ministro de Relaciones Exteriores paquistaní.

La prensa india ha alegado que un incendiario discurso público a los representantes de la diáspora paquistaní el 17 de abril por el jefe del Ejército del país, general Asim Munir, fue la señal para el ataque en Pahalgam. Otros, entre ellos un ex mayor del ejército paquistaní, Adil Raja, afirman que el ataque fue una iniciativa personal de Munir para impulsar su posición y allanar el camino para una nueva dictadura militar. Esto fue supuestamente negado por el ISI (agencia de inteligencia pakistaní). ¿Control de daños o verdad? Difícil de discernir, aunque el espantoso discurso de Munir ofrece algunos indicios.

El discurso estuvo claramente diseñado para dejar en claro a los ricos paquistaníes de ultramar que el Ejército dirige el país. Algunos en la audiencia deben haber sido contratados para dar ovaciones de pie al discurso crudo, grosero e ignorante del Jefe del Ejército. No puedo recordar a ningún dictador militar del país que haya hablado de esa manera. El general entrenado por Sandhurst (academia británica del ejército. Traductor), Ayub Khan era templado y secular. El general Yahya Khan era muy entretenido cuando estaba borracho y evitaba las apariciones públicas. El general Zia-ul-Haq era un sádico religioso, pero desesperado por un acuerdo con la India; denunciar a los hindúes no era su estilo. El general Musharraf era esencialmente secular, relativamente culto y muy interesado en un acercamiento con la India.

El intento del general Munir de posar como una versión uniformada de Modi fue un fracaso sombrío. Hizo tres afirmaciones, todas ellas asquerosas mentiras nacionalistas. Primero, que los hindúes eran y siempre habían sido el enemigo, y que los musulmanes jamás podrían convivir con ellos. Esta es la inversión de la afirmación de Modi, de que todos los musulmanes indios son conversos del hinduismo y deberían volver a la vieja fe. Alguien debería haber educado al General: los musulmanes coexistieron con hindúes y más tarde con sijs durante casi doce siglos antes de 1947. El período mogol (odiado por Modi y fundamentalistas islámicos por igual) condujo a ejércitos integrados por soldados hindúes y soldados musulmanes, que defendían el Imperio creado por musulmanes.

El Islam se expandió tan rápidamente que muchas tradiciones y rituales preislámicos en África occidental, Europa, India, China y el sudeste asiático se incorporaron a la nueva religión. La versión exclusivamente wahabí de la historia, enseñada hoy en Pakistán, es estrecha y falsa. Hubo muchos casos en partes de la India prebritánica (e incluso más tarde también), de adoración conjunta hindú-musulmán a santos. Esta versión imbécil de la historia islámica hace un gran daño a los paquistaníes en el país y en el extranjero. Es una de las razones de la incapacidad de tantos jóvenes musulmanes para combatir la islamofobia.

Munir se refirió así a Cachemira: «Será nuestra vena yugular, no la olvidaremos, no dejaremos a nuestros hermanos cachemir en su lucha histórica». En realidad, la mayor parte de los cachemiros viven bajo el dominio indio desde agosto de 1947. Cachemira controlada por Pakistán no encaja en la metáfora anatómica del General. Tal vez sería más acertado compararlo con una vía biliar redundante del hígado del general Yahya (dictador militar pakistaní. Traductor).

La tercera referencia ultra emocional se refería a la inviolabilidad de la “teoría de las dos naciones”, que era la base del mapa ideológico de Pakistán. Pero esto fue violentado por el Ejército paquistaní en 1970, cuando se negó a reconocer el hecho de que los bengalíes del este de Pakistán habían ganado una mayoría general en las elecciones de ese año. Fue la negativa del general Yahya a aceptar el resultado lo que llevó a enormes masacres de musulmanes bengalíes por parte de sus supuestos hermanos de Pakistán Occidental, seguido de una guerra civil y la intervención india. Ese fue el final de la teoría de las dos naciones. Contrariamente a lo que el General dijo a su audiencia, lejos de salvar a Pakistán, el Alto Mando del Ejército ha acercado al país a la ruina política y económica. Una lista de jefes del Ejército que se retiraron como multimillonarios debería haber sido puesta a disposición de los expatriados reunidos.

*

Aceptemos, en pos del argumento, que Pahalgam fue una operación pakistaní. ¿Por qué ahora? Funcionarios paquistaníes sostienen que la India está detrás del Ejército de Liberación de Baluchistán (ELB), una organización guerrillera nacionalista que quiere que la provincia del suroeste rompa con Pakistán. La acción más audaz del ELB fue el 13 de marzo, cuando descarrilaron un tren en el paso de Bolan y tomaron como rehenes a los pasajeros civiles. Las unidades del ELB atacaron campamentos militares y estaciones de tren con bastante regularidad. Esta atrocidad en particular estaba muy bien preparada. Pakistán está seguro de que la India está armando y financiando el ELB. Las especulaciones sobre la actividad naval china en el puerto de Gwadar sugieren a muchos que EE.UU. podría añadirse a la lista de financiadores de ELB. Decenas de trabajadores chinos han sido asesinados por nacionalistas de Baluch.

Es un panorama complejo y Pakistán está lejos de ser intachable en la creación de esta situación letal, pero de la misma forma que los nacionalistas kurdos descubrieron que no hay una verdadera independencia en el mundo actual; los kurdos se han aliado a Israel y los EE.UU. en Irak y Siria. El ELB se enfrenta a situaciones similares; expulsar a China de Gwadar no puede ser el único objetivo. Los viejos nacionalismos descolonizadores progresistas están muertos y perdidos. La elección para Baluch es Pakistán o India, además de sus respectivos aliados. Como en las zonas kurdas, los líderes designados se enriquecerán mientras la gente común sufre. Es poco probable que Baluchistán sea diferente, y sus minerales y otros recursos subterráneos serán explotados por gigantes multinacionales. Miremos a Irak.

¿Pahalgam fue una represalia por el ataque en el paso de Bolan un mes antes? Es posible. ¿La guerra resolverá algo, aún incluso si la India logra añadir una pequeña porción a la Cachemira que ocupa? Lo dudo. Detrás de escenas, India ha ofrecido a Pakistán un acuerdo en la siguiente línea: «Aceptemos el statu quo y acepten la Línea de Control (frontera) como permanente. Luego un tratado de paz, comercio abierto, levantamiento de todas las restricciones al críquet paquistaní y viajes sin visado”. Me dijeron que el Ejército de Pakistán se vio tentado pero dividido. Ganó la facción de ‘Cachemir es nuestra vena yugular’.

En lo que respecta a la mayoría de los cachemiros, la mejor solución sería un Estado autónomo unificado con sus necesidades de seguridad garantizadas por Pakistán y India y la reinserción de los artículos 370 y 35A de la Constitución de la India. ¿Demasiado bueno para hacerse realidad? Quizás. Pero las alternativas son peores.

Durante la última ronda de protestas contra el gobierno autoritario de Modi en la India -como después de la caída de la dictadura militar de Zia en 1988 – estudiantes y otros, hindúes, musulmanes, cristianos y sijs, se reunieron a ambos lados de la frontera para recitar un poema de Faiz Ahmad Faiz, denunciado por la gente de Modi como «anti-hindú»:

Ya veremos.

Seguro que veremos

El día que se ha prometido

tallado en piedra al principio del tiempo

presenciaremos el día.

cuando la poderosa montaña de opresión y crueldad

será soplada como lana de algodón

cuando debajo de los pies de nosotros, los oprimidos

La tierra se moverá, palpitará y temblará

Cuando sobre las cabezas de los que gobiernan

Truenos y relámpagos destellarán y rugirán

Y sólo el nombre de Dios permanecerá

que está a nuestro alrededor y escondido de nosotros

Que es el espectáculo y la audiencia

Y el eslogan se levantará, «Yo soy la verdad».

Y eso soy yo, y eso sos vos

Y la gente de Dios gobernará por fin

Y ese soy yo, y ese sos vos

Seguro que veremos ese día

Leer en: Tariq Ali, «Tierras Conquistadas», NLR 151.

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