A pocos días de las elecciones se ha planteado un debate respecto de los subsidios al transporte y de los subsidios en general. Por un lado el liberfacho Milei ha planteado más de una vez su intención de eliminarlos. Por otro lado el gobierno decidió responder con una campaña en la que se exponen los valores que deberían abonarse sin subsidios.

El cinismo del gobierno

Hace poco el gobierno anunció que los pasajeros podrán renunciar optativamente a los subsidios al transporte. Es una evidente «chicana» para los seguidores de Milei, que piden un ajuste. Pero bajo la administración de Massa se implementaron ajustes constantes para cuidar religiosamente los objetivos que impuso el acuerdo con el FMI.

Estamos frente a otra de las maniobras del superministro para vender un falso progresismo. Mientras tanto, los salarios se quedaron por detrás de toda indexación del costo de vida, los precios de las tarifas de gas, agua y electricidad aumentaron de manera sideral.

El subsidio al transporte

La necesidad de largos, interminables viajes, más que nada en GBA, se debe al caos o la no planificación urbana en el capitalismo. Los trabajadores son desplazados por los altos precios de las propiedades y alquileres y se ven obligadas a vivir a decenas de kilómetros de sus puestos de trabajo.

En el conurbano el crecimiento es descontrolado. No hay planes de vivienda (al menos no a gran escala) que usen el espacio de manera eficiente. Lo que hay en su lugar es lo que los sectores populares viven en grandes suburbios con un transporte mal organizado. Las grandes distancias, en general innecesarias, que recorren diariamente los trabajadores, son el resultado del mal uso del espacio en el caos capitalista.

En ese marco, común a todas las grandes ciudades del mundo, es un fenómeno internacional el subsidio al transporte público. Desde las principales potencias hasta países latinoamericanos, es una cosa generalizada que el transporte público sea subsidiado porque se convierte la vida misma de cualquier aglomeración urbana grande. En Argentina en particular, los subsidios al transporte y servicios básicos se generalizó mucho más en Buenos Aires luego de la rebelión del 2001.

Pese a todo esto, gradual o salvajemente, lo diga abiertamente o lo oculte, no hay candidato que no sea partidario del ajuste de los subsidios al transporte. No lo hay. El planteo de Milei haría automáticamente inviable a todo Buenos Aires. El ajuste de Massa golpea cada día más fuerte a los bolsillos de los trabajadores todos los días.