Hacen ruido contra la intervención del gobierno a la empresa Vicentín.
Desde Izquierda Web, señalábamos que “Vicentín es una empresa estratégica que debe ser estatizada bajo control de sus trabajadores, rechazamos que la intervención redunde en un salvataje al servicio de los empresarios que la llevaron a la quiebra”.
Hablamos de una de las empresas más importantes del país, con una facturación anual de alrededor de U$S 4000 millones, que ahora se encuentra en concurso de acreedores por una deuda de casi $100.000 millones, más de $18.000 con el Banco Nación. Se trata de una evidente estafa de una empresa gigantesca a los fondos del estado con la ayuda de sus amigos del otro lado del escritorio.
El vaciamiento de Vicentin es una estafa contra todos los trabajadores del país. Repudiamos el #cacerolazo que está en marcha en este momento. Exigimos la expropiación de la empresa sin indemnización y bajo control obrero. Los dueños vaciadores tendrían que ir presos.
— Manuela Castañeira (@ManuelaC22) June 10, 2020
Los cacerolazos contra la supuesta expropiación es claramente reaccionaria: su «defensa de la propiedad privada» es la de los estafadores masivos que viven a costa del trabajo de la mayoría y de los fraudes al erario público.
Ponen el grito en el cielo ante una medida limitadísima de intervención estatal pero no se quejan cuando la intervención del estado es para «estafar» al estado en beneficio de los capitalistas, como ocurrió durante el macrismo con la bicicleta financiera, los préstamos con tasas ridículamente altas, las fuga de capitales con dólares vendidos por el Banco Central por debajo de su cotización, o la privatización de empresas vendidas a precios ridículamente bajos.
El #Cacerolazo más fuerte que escuche en mi vida!! Exploto el país RT!!!!! ? pic.twitter.com/DMJSGSfbWK
— Lanata Forever (@LanatoForever) June 10, 2020
La supuesta «expropiación» asume las deudas sobre una empresa privada que dilapidó fondos del estado. Así vienen siendo las «nacionalizaciones» capitalistas desde los tiempos de «gloria» del kirchnerismo: el estado se hace cargo de empresas vaciadas que dan pérdida luego de que sus dueños se llenaron los bolsilos de manera obscena con ellas por décadas. Así fue con YPF, Aerolíneas Argentinas, etc.
Pero en las afiebradas cabezas de la clase media y los capitalistas movilizados, Vicentin sería ahora una pobre víctima de la voracidad estatal, que le quitaría lo bien ganado con el esfuerzo personal.