Acuerdo de precios y salarios: unidad con empresarios y burócratas para pasar el ajuste

El gobierno busca la unidad entre el empresariado y la burocracia sindical de cara a los ajustes que intentará aplicar por el acuerdo con el Fondo.

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acuerdo de precios y salarios

Esta tarde el gobierno logrará aprobar definitivamente el entendimiento con el Fondo Monetario Internacional. En un intento de que ello signifique el lanzamiento de una nueva etapa de su gestión, Alberto Fernández anunció que a partir de mañana comenzará la «guerra contra la inflación».

De manera un tanto sorpresiva, convocó al titular de la CGT, Héctor Daer, de la CTA, Hugo Yasky, y al titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja, a una reunión en la Casa Rosada. Según sus propios participantes, el encuentro no tuvo más objetivo que anunciarles que a partir de la semana que viene el gobierno impulsará una serie de reuniones con las que pretende llegar a un «acuerdo de precios y salarios».

La iniciativa llega después de que se conozca la inflación de febrero. Al gobierno se le dispararon las alarmas el último martes cuando se conoció que la variación de los precios fue de un 4,7%. El número incluye un salto en los precios de los alimentos que llegó al 8% en el conurbano bonaerense.

La aceleración inflacionaria coincide con la aprobación del acuerdo con el Fondo. Lo que hace aun más complicado el cumplimiento de las metas monetarias y fiscales que impone el acuerdo, y que el staff del FMI monitoreará de manera trimestral.

Aun no hay claridad acerca de qué tipo de medidas prevé la supuesta «guerra contra la inflación». Lo que sí se sabe es que el acuerdo con el Fondo implicará una serie de políticas de «austeridad» que significarán un duro ajuste. Por ejemplo, el gobierno se compromete a reducir sus pasivos monetarios con el BCRA (es decir, reducir los niveles de emisión). Así como a mantener un tipo de cambio «competitivo» (dejar correr la devaluación de manera controlada para evitar un salto cambiario).

Además, el crecimiento económico queda subsumido al objetivo principal de reducción del déficit fiscal y el pago a los intereses de deuda. De hecho, el acuerdo establece que en caso de que se sobrecumplan los objetivos de recaudación, el excedente no puede utilizarse para aumentar el gasto.

En este contexto, el «acuerdo de precios y salarios» que impulsará el gobierno tendrá un objetivo tanto político como económico. En primer lugar, políticamente busca sellar la alianza entre los empresarios y la burocracia sindical. Se trata de partícipes necesarios del ajuste que el gobierno busca descargar sobre las espaldas de la clase trabajadora.

Luego, sí, vienen los objetivos relacionados al salario y la inflación. En un país donde existen negociaciones paritarias, ¿por qué hay que hacer un acuerdo de «precios y salarios si no es para que los gremios bajen sus pretensiones de aumentos salariales a cambio de nebulosas e inchequeables promesas de estabilización de precios por parte del empresariado?

Es exactamente esa la «tramoya» con la que intentarán engañar a la clase obrera acerca de que se está dando la guerra contra la inflación. Además de impulsar alguna nueva serie de medidas relacionadas con los controles de precios (de escasísimo efecto en una economía fuertemente inflacionaria si además no se toman medidas reales contra la gran propiedad privada), el acuerdo tendrá como objetivo principal planchar los salarios. Al mismo tiempo que intentan hacer pasar la reforma laboral de hecho, proceso que ya ha comenzado en algunas industrias del sector automotriz.

Respecto a la efectividad de su «guerra contra la inflación», los resultados ya están a la vista antes de comenzar lo que ya había sido dado por comenzado muchas veces.

En el mismo sentido, el Consejo del Salario determinó una suba del salario mínimo del orden del 45%. Un porcentaje por debajo de la inflación que sigue convalidando los salarios de miseria.

Escalonados en cuatro cuotas, los aumentos significan un Salario Mínimo Vital y Móvil de $47.850 recién a fin de año. Si ese monto ya está hoy muy por debajo de la canasta familiar, mucho más lo estará en diciembre, con la inflación de este año proyectada bien por arriba del 50%.

El oficialismo apostó políticamente a la «unidad nacional» para el acuerdo con el FMI, logrando que la oposición de derecha le vote el acuerdo. Lo mismo busca socialmente agrupando a burócratas y empresarios detrás del programa de ajuste del Fondo.

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