El gobierno quiere imponer de forma autoritaria y desoyendo a la docencia que se pronuncia en contra, una reforma que se lleve puesto el derecho a la educación de les estudiantes y reviente las condiciones laborales de les docentes. Lejos de “solucionar” la debacle educativa de la que es responsable tras años de desinversión, abandono del estudiantado y hostigamiento a la docencia, el gobierno pretende destruir la educación.

En primer lugar, “Secundaria Aprende” es una reforma que ataca la calidad y el mismo derecho a la educación: quieren destruir las materias específicas para formar grandes áreas y solo dar prioridad a Lengua y Matemática. Sumar, restar, leer y escribir para poder ser parte del mercado laboral, mientras recortan brutalmentetodas las materias que fomentan el pensamiento crítico o dan otras perspectivas a la juventud para construir un futuro. Por otro lado, se propone a cada estudiante que siga su propia trayectoria a través de créditos y nivelación según el rendimiento en la escuela primaria, lo que refuerza la desigualdad según el origen social. Una idea de la educación ultracapitalista que toma de referencia modelos educativos que fomentan la competencia y el individualismo por sobre los lazos entre estudiantes. Esto incluye la división de estudiantes según calificaciones por rendimiento, la idea de que cada estudiante haga un recorrido individual e incluso sistemas de créditos para aprobar materias, lo que promoverá la desigualdad y ampliará la brecha entre los distintos sectores sociales. En definitiva, se trata de una reforma que rebaja el contenido educativo, mostrando el desprecio de la derecha del PRO por el conocimiento y el pensamiento crítico, donde el fin único de la escuela secundaria es preparar estudiantes para el mercado laboral y su lógica de competencia, individualismo y meritocracia.

En simultáneo, la reforma supone también un cambio en el régimen laboral docente que viola el Estatuto Docente. Uno de los aspectos de esta reforma comprende una primarización de la escuela secundaria; es decir, la concentración de las materias en áreas. Por un lado, la organización curricular en áreas significa que en donde antes había, por ejemplo, profesores de Historia, Geografía y FeyC, ahora habrá uno solo de Sociales. Esto dejará a muches docentes sin horas. Pero además, la reforma busca la concentración de horas en cargos de 36 y de 72 horas en una misma escuela, en sintonía con un incremento en las responsabilidades que van más allá de nuestras tareas. Y para poder aplicar eso, cada conducción se hará cargo del reparto de horas.

Desde este punto de vista, esta regimentación en cargos de 36 y 72 horas remite a dos problemas sumamente problemáticos en material laboral: por un lado, la sobrecarga horaria, de tareas y la multiplicidad de materias y, por el otro, la expulsión de muchos docentes al fusionarse las materias, las cuales, quedarían prioritariamente en manos de los titulares con mayor carga horaria, promoviendo la guerra de todos contra todos. Y un agravante de esto es que cada conducción tendrá la potestad de realizar el reparto de horas, por lo que está el peligro que dejen de existir los actos públicos, aunque hoy no son democráticos al realizarse de manera no presencial sin ningún control, y se pase a una designación a cargo de la dirección escolar.

A pesar de la falta de información y las mentiras y eufemismos con los cuales el PRO está manejando la reforma en CABA, ya comenzó la resistencia a esta reforma reaccionaria con el rechazo de les docentes a la implementación de este plan escuela por escuela en el marco de que algunas habían sido asignadas como “pilotos”. Más de 40 escuelas rechazaron esta reforma reaccionaria mostrando la fuerza que tenemos les docentes cuando nos organizamos. Este es un primer paso importantísimo porque permite que podamos organizarnos desde las bases junto a les estudiantes y la comunidad educativa y porque es el puntapié para poner de pie a la docencia.

Para hacer frente a este ataque reaccionario de Macri que amenaza a la educación necesitamos medidas contundentes con paros y movilizaciones masivas. Para lograr eso, tenemos que organizar desde las bases a la docencia para imponer un plan de lucha a las direcciones sindicales como las de UTE, que mantienen un silencio traidor frente a la reforma, y dan la espalda a la docencia en pos de negociar con el gobierno.

Tenemos que organizarnos en cada escuela, utilizando las EMI como punto de apoyo, organizando asambleas masivas por escuela para discutir la reforma, organizando acciones zonales y también un plan de lucha para preparar el rechazo masivo en toda la Ciudad desbordando a la burocracia sindical.