A 15 años del asesinato de Carlos Fuentealba

Este 4 de abril se cumplen 15 años del asesinato de nuestro compañero Carlos Fuentealba. Reiteramos el reclamo de cárcel para Sobisch.

¡Carlos Fuentealba presente en la lucha por presupuesto para el salario docente y educación pública y no para el FMI!

Este 4 de abril se cumplen 15 años del asesinato de nuestro compañero Carlos Fuentealba. Este nuevo aniversario se da en un contexto donde en la docencia se vive un profundo malestar, como en el conjunto de las y los trabajadores del país producto de la situación inflacionaria y de atrasado del poder adquisitivo del salario. Y también un profundo descontento con la situación de la educación, donde como nunca el gobierno nacional y los gobiernos provinciales aprovecharon la pandemia para atacar la educación pública donde no se invirtió un peso en infraestructura, donde avanzaron sobre el estatuto docente, atacando la estabilidad docente, los alcances de títulos, aumentando la precarización, como el Plan ATR, las tutorías, etc, es decir, una verdadera reforma laboral. Una verdadera catarata de resoluciones a espalda de la docencia. Ni hablar del salario, con unas paritarias a la baja que no contempla la inflación galopante.

Un ataque que se produce por la complicidad de la conducción celeste de CTERA , SUTEBA, UEPC, UTE, ATEN, etc., que dejaron pasar cada una de las medidas de ajuste y precarización de los gobiernos. Y encima de haber entregado cada uno de nuestros reclamos, ahora pretenden apropiarse del nombre y honor de Carlos Fuentealba. Por eso hoy está planteada la lucha por su memoria para colocarla donde corresponde.

La lucha por su memoria

Con la lucha de todo este tiempo se logró encarcelar al autor material del asesinato, el policía José Poblete, y se aproxima el juicio a otros participes del operativo represivo, lo que es un avance en la exigencia de Justicia por Carlos. Pero el responsable político, el entonces gobernador Jorge Sobisch, no sólo sigue impune, sino que ni siquiera está imputado.

Carlos murió en la Ruta 22, en Arroyito, en el marco de un largo conflicto que se unía a los que protagonizaba la docencia de Salta y Santa Cruz. Pero la Ctera los dejó aislados. Meses después en el mismo 2007, en Río Gallegos, el ministro Varizat atropelló a maestras con una camioneta que de casualidad no culminó en otras muertes.

Por entonces, existían enormes movilizaciones por calles de Neuquén para poder echar de la gobernación a Sobisch y ponerlo entre rejas. La marcha del 9 de abril, a días del asesinato de Carlos, fue la más grande de la historia de Neuquén.  Pero la conducción de ATEN de Guagliardo, el mismo que está hoy, en vez de hacer eje en el “Fuera Sobisch” y mandarlo a la cárcel, resignó esa bandera, y se sentó a negociar salario con el gobierno que tenía las manos manchadas de sangre.

La bandera de Carlos Fuentealba, de su memoria, es de las y los docentes, de las bases, de los sectores antiburocráticos. Es una bandera de las y los trabajadores. Y es una pelea, contra los Guagliardo, los Baradel, los Yasky, que al mismo tiempo que aislaron la lucha en que Sobisch asesinó a Carlos y vaciaron la pelea por encarcelar al entonces gobernador, tienen la caradurez de intentar apropiarse de la figura de un luchador.

A 15 años, la lucha que Carlos libraba desde abajo con la docencia sigue más vigente que nunca: el salario alcanza cada vez para menos y la educación pública es abandonada por los gobiernos, lo que se potenció en la pandemia. Todo esto se va a agudizar con el acuerdo del gobierno con el FMI. Una vez más, la burocracia celeste tomó posición en contra de los trabajadores en el Congreso de la Nación, donde Hugo Yasky…se abstuvo, en una actitud cómplice de la aprobación de este pacto colonial.

Fuentealba fue un trabajador solidario, clasista y socialista. Desde joven fue parte de los obreros de la construcción de Neuquén, aprendió y practicó la democracia de las asambleas masivas y de sus duras luchas. Al calor de esa experiencia fue que se hizo socialista e ingresó al MAS de la mano de Alcides Christiansen, quien en ese entonces era secretario general de la UOCRA. Esas enseñanzas de democracia de los trabajadores, solidaridad y unir los reclamos de todos en contraposición al corporativismo fueron las que sembraba en las escuelas cuando se dedicó a la docencia, mientras a la vez ayudaba a poner en pie el Nuevo Mas en la provincia.

Ya como docente eligió trabajar en los barrios populares, con los hijos de esos obreros con los que se formó en el clasismo. Carlos luchaba por los reclamos docentes, pero también por la educación pública en su conjunto.

A 15 años de su asesinato, llamamos a los agrupamientos multicolores de todo el país a impulsar acciones para reivindicar la figura de Carlos Fuentealba y levantar bien alto sus luchas que viven en las peleas de la docencia y de todas y todos los trabajadores.

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