En recientes notas hemos debatido acerca de los resultados electorales, el contenido de las campañas. También hemos resaltado que lxs representantes en el parlamento de las organizaciones revolucionarias, más temprano que tarde, tienen que volver a trabajar para no separarse de la clase a la cual pertenecen (como supuestamente sería el caso de Del Caño). Pero en la presente nota nos interesa debatir sobre un rumbo que es cada vez más evidente: el PTS ha optado por una vía de desarrollo partidario unilateral en la que prima lo superestructural, de representaciones parlamentarias y acuerdos por arriba, sobre la construcción orgánica militante y de vanguardia.
El problema se pudo ver con la campaña electoral ultra lavada (totalmente autorreferencial, sin propuestas y sin programa) que por abajo tuvo su correlato en la casi nula militancia orgánica de su campaña, que se sostuvo mayoritariamente con un vuelco hacia el aparato. Es sumamente llamativo como se asemeja esto a lo que hizo el peronismo: no tuvo propuestas, no tiene programa y no militó las elecciones. Que los partidos tradicionales nos tengan acostumbradxs a reemplazar la militancia por los aparatos es una cosa. Pero que lo haga un partido que se dice revolucionario nos empieza a decir otra: el PTS está tendiendo a pasar de ser un partido de vanguardia con expresiones en la superestructura a uno superestructural con actuación en la vanguardia.
Es evidente que esa organización conserva una orgánica en determinados sectores estudiantiles (cada vez menor) y de trabajadores. El problema reside en que toda su orientación gira cada vez más alrededor de los “logros” parlamentarios. Así es como cada intervención que lleva por abajo esta organización tiene dos únicos fines. Abonar a sus figuras parlamentarias y engrosar las filas partidarias. También repitieron esto Bregman y Del Caño hasta el hartazgo durante la campaña electoral. Todo giraba alrededor de mantener las representaciones de izquierda; y, sin solución de continuidad… la necesidad de un partido de trabajadores. El programa, las propuestas, qué salida frente a la crisis orgánica del país, bien gracias. Es un rasgo que ha caracterizado a su organización desde siempre, pero que se profundiza y se refleja en todas las esferas donde actúan: la construcción del PTS como un fin en sí mismo.
Si eso ya es extremadamente problemático, la representación parlamentaria se transformó en un fin para construir ese otro fin. Hay una retroalimentación sumamente negativa en la que toda su construcción pasa por tener más parlamentarixs y sus parlamentarixs solo hacen campañas de auto consumo. El resultado es un partido cada vez más de laboratorio, separado de los intereses reales de lxs explotadxs y oprimidxs, un partido de consignas sin un norte estratégico claro, en el que prima el tacticismo en pos de la auto construcción.
Un intento desesperado por resolver la hegemonía en la izquierda
No es la idea de esta nota hacer un recuento extensivo de acontecimientos. Pero sí hay que dejar anotado que luego del triunfo conseguido en las PASO del 2015, con campañas más lavadas o con más consignas, el terreno privilegiado de actuación elegido por el PTS es el electoral. Producto del derrumbe cada vez más categórico del Partido Obrero (que se merece una nota aparte, el disgregamiento que vive ese partido es cada vez más dramático, con elementos mayores de ser una cáscara vacía que con algunos meses de bancas tienen algo de “visibilidad”) ha encontrado la forma de “resolver” esa hegemonía mediante la obtención de figuras parlamentarias. Ya lo dijimos en otras oportunidades, pero con cada elección que pasa el FIT profundiza drásticamente su condición de cooperativa electoral. Ahora, los demás partidos le rinden pleitesía al PTS con tal de rasquetear algunos meses de rotación de bancas, y el partido de Del Caño se volvió una máquina de aplastarlos. Así, con acuerdos electorales, es como buscan un atajo para resolver por arriba lo que no pueden hacer por abajo.
Se están transformando en una organización que habla cada vez más del palacio y cada vez menos de la plaza. Esta orientación los está llevando a debilitarse cada vez más en los lugares de vanguardia donde aún están, a directamente abandonar algunos de esos lugares (caso UNLU, donde incluso tenían secretarias) o a ni siquiera poder hacer pie en colegios de importancia nacional como el CNBA o el Pellegrini.
A lo largo y ancho del país la realidad nos devuelve lo mismo: producto de la degradación política y el gusto por lo superestructural de su dirección, hay un adelgazamiento y lumpenización de su base militante. ¡Que nos expliquen sus sesudxs y profundxs escribas cómo después de obtener una (mentirosa) votación histórica retroceden en tantos lugares!
Pero si dentro del FIT el PTS convive con corrientes sin alma y sin estrategia, dentro de la vanguardia y también en la superestructura se encuentra con el Nuevo Mas. Es categórico que nuestro partido ha avanzado en fuerza y orgánica militante en los principales lugares de la vanguardia estudiantil, empezando a competir directamente por ser la principal corriente juvenil dentro de la izquierda. Somos la principal fuerza en Filosofía y Letras de la UBA, la facultad más politizada del país. Tenemos una construcción cada vez mayor y representaciones en distintas universidades del conurbano así como también en el interior del país. Sumado a esto, la última semana logramos conquistar el ILZ, una vocalía en el CNBA (donde actualmente nuestro compañero Baltazar está siendo atacado directamente por la gestión del colegio), revalidar el centro en la UNLu y una gran votación en el Pellegrini.
Es sabido que venimos sosteniendo y agrandando nuestro Campamento Anticapitalista, el cual se dirige a su sexta edición. Esta iniciativa, que se ha convertido en el principal evento de la juventud de izquierda de Argentina, es tomada por el ahora Jefe de Gabinete Adorni para polarizar directamente contra las ideas más opuestas al ultracapitalismo que encarna este gobierno: el anticapitalismo del ¡Ya basta!, el Nuevo Mas y Manuela Castañeira.
También venimos dando pasos enormes en un sector de trabajadores ultra precarizado y con un componente juvenil muy grande. La organización de los repartidores es un fenómeno creciente y nuestro partido está a la vanguardia por ser parte fundamental de la puesta en pie del Sitrarepa, el Sindicato de Base de Trabajadores de Reparto por Aplicación. Así, somo también parte organizadora y dirigente del segundo Congreso Internacional de Trabajadores por plataformas que se realizará en Los Angeles en abril del 2026.
Por último, pero para nada menos importante: hemos logrado salir de la última campaña electoral con la figura de Manuela Castañeira definitivamente instalada. Es categórico como semana tras semana nuestra compañera recibe ataques de distintos sectores del gobierno y la derecha rancia por ser la que lleva las banderas del anticapitalismo bien en alto, así como no le tiembla un pelo para decir que Milei es el responsable ideológico de los femicidios. Eso le ha valido un amplio reconocimiento (por ejemplo, en la última Marcha del Orgullo, en la que Bregman brilló por su ausencia), colocándola como una de las principales figuras de la izquierda y a nivel general en la vida política del país.
En suma: una organización cada vez más orgánica, militante, con una figura instalada y otras en crecimiento, lo que nos vuelve un partido con un futuro enorme. ¿Será por eso que el PTS está cada vez más nervioso?




