La historia del Día Internacional de la Mujer Trabajadora

8 de Marzo: la historia del Día Internacional de la Mujer Trabajadora

La memoria histórica de una fecha emblemática para el movimiento de mujeres, para la clase trabajadora y para el socialismo revolucionario.

El origen del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras no es fácil de establecer: el movimiento de lucha por los derechos de las mujeres está íntimamente ligado a las huelgas obreras y a las organizaciones de la clase obrera alrededor del mundo entero, con una historia que lleva más de dos siglos. Traemos aquí un recorrido que va desde Estados Unidos, pasando por Europa, Latinoamérica y confluye en los Paros Internacionales de Mujeres que protagonizan millones en el SXXI.

Nueva York, 1857 y 1908: las obreras textiles salen a las calles

En marzo de 1857, una ola de huelgas masivas recorrió el estado de Nueva York, en Estados Unidos. La industria textil se nutría de la explotación esclavista de la población afrodescendiente en los campos algodoneros del Sur, y explotaba a les trabajadores del Norte con jornadas de más de 10 horas diarias. Las mujeres obreras lucharon codo a codo con sus compañeros varones, exigiendo al mismo tiempo aumentos de salarios para alcanzar la igualdad con los obreros. Las huelgas y movilizaciones fueron duramente reprimidas por la policía, pero dejaron sentadas las bases para que esta lucha continuara desde principios de 1900.

El comienzo del Siglo XX volvió a poner al movimiento obrero como protagonista de enormes luchas. En Estados Unidos, la industria textil estaba compuesta en su mayoría por obreras mujeres, y vivían en una conflictividad constante en lucha por sus derechos. Entre noviembre de 1909 y febrero de 1910 se dio el «levantamiento de las 20 mil» en Nueva York. Las compañeras exigían una reducción de la jornada laboral, mejores salarios y sus derechos políticos, como el voto. Fue en el marco de esta ola de huelgas que en 1908 las obreras de la fábrica Cotton decidieron permanecer en su lugar de trabajo hasta que se cumplieran sus reclamos.

La respuesta de la patronal ante la toma de fábrica fue encerrar a las mujeres esperando quebrarlas, y que terminó con la muerte de 140 compañeras que no pudieron escapar de un incendio que se produjo en la fábrica. La terrible noticia recorrería el mundo, dando lugar a nuevas olas de solidaridad y organización a nivel internacional.

Copenhague, 1910: la II Internacional y el Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Dos años después del incendio en la Fábrica Cotton, mujeres de la II Internacional Socialista se reunieron en Copenhague en una Conferencia de Mujeres.

Allí, la comunista alemana y judía Clara Zetkin, miembro del Partido Socialdemócrata y futura integrante de la Liga Espartaquista y el Partido Comunista de Alemania, propuso la definición del 8 de marzo como Día de la Mujer Trabajadora. Recuperaba así la lucha de las mujeres estadounidenses e inauguraba una tradición de lucha feminista y socialista, que tendría como bandera los derechos laborales y políticos de las mujeres.

La participación de las mujeres estaba prohibida en los estrechos márgenes de las instituciones burguesas de la época, que le negaban el derecho al voto a las compañeras. Sin embargo, la lucha de las obreras en Estados Unidos y las dirigentes socialistas como Zetkin muestran que las mujeres se organizaron de forma independiente mucho antes de que los Estados reconocieran ese derecho. De hecho, las mujeres fueron partícipes en las causas que conmovieron a toda la sociedad, y dieron un puntapié fundamental para uno de los desarrollos históricos más revolucionarios de toda la humanidad.

Rusia, 1917: El estallido de la revolución

En el mes de marzo de 1917 el mundo estaba atravesado por la Primera Guerra Imperialista y las penurias que la misma traía para toda la población. En este convulsionado escenario, llegaba el 8 de marzo y las mujeres rusas se disponían a salir a las calles. La guerra había producido un aumento en el costo de los alimentos y del carbón, que las mujeres tenían que soportar mientras veían a sus compañeros marchar al frente de batalla en defensa del Zar.

Las mujeres ya trabajaban en el sector textil, en la producción de cuero y caucho. Sin embargo, con los obreros marchando al frente como soldados, se sumaban ahora tareas antes vistas como masculinas. La inclusión en el trabajo en los tranvías, imprentas y en la industria metalúrgica llevó a que la mitad de la clase obrera de Petrogrado fueran mujeres.

Llegado marzo y en el Día de la Mujer Trabajadora que ya recogía la tradición de lucha de las estadounidenses y la organización socialista de las alemanas, las mujeres en Rusia salieron a las calles en el marco de una nueva huelga. Reclamando por paz, pan y trabajo, las movilizaciones fueron ganando la adhesión de otros sectores sociales. Al finalizar al jornada, 90 mil varones y mujeres habían parado sus actividades para sumarse a las marchas.

Cuando las autoridades zaristas mandaron a reprimir, la respuesta de las mujeres fue revolucionaria. “La mujer obrera representa un gran papel en el acercamiento entre los obreros y los soldados. Más audazmente que el hombre, penetra en las filas de los soldados, coge con sus manos los fusiles, implora, casi ordena: ‘Desviad las bayonetas y venid con nosotros’», narraba León Trotsky acerca de ese 8 de marzo de 1917. Los soldados «se conmueven, se avergüenzan, se miran inquietos, vacilan; uno de ellos se decide: las bayonetas desaparecen, las filas se abren, estremece el aire un hurra entusiasta y agradecido; los soldados se ven rodeados de gente que discute, increpa e incita: la revolución ha dado otro paso hacia adelante”. El 2 de marzo abdicó el zar Nicolás II.

Con la Revolución, las mujeres conquistaron en Rusia derechos que los estados capitalistas negaban a sus compañeras. El sufragio y el derecho a participar en política, el aborto legal libre y gratuito, el derecho al divorcio y al reconocimiento de les niñes nacides fuera del matrimonio, la despenalización de la homosexualidad.

8M: Paro Internacional Feminista

Entrado el SXXI la lucha feminista sigue recorriendo el mundo y enfrentándose a los movimientos antiderechos.

El 3 de octubre de 2016, las mujeres en Polonia convocaron un Paro Feminista contra el intento de restringir su derecho al aborto. Lograron así frenar un proyecto de ley que penalizaba la interrupción voluntaria – ¡e involuntaria!- del embarazo, aún en casos de violación.

El ejemplo fue retomado por el movimiento feminista de Argentina ante una oleada de 7 femicidios en una sola semana, que incluyeron el terrible femicidio de Lucía Pérez en Mar del Plata. Confluyendo con mujeres de toda Latinoamérica y el Caribe, el movimiento feminista de Argentina convocó el 19 de octubre un Paro de Mujeres que llenó las calles de lucha en contra de la violencia machista, a un año del primer Ni Una Menos en el país. La coordinación internacional siguió creciendo, utilizando a su favor las redes sociales y conformando el grupo Paro Feminista Internacional. El mismo llega a agrupar hoy a 35 países.

A partir de la coordinación internacional y la agudización de la crisis en todo el mundo, las mujeres fueron protagonistas e inauguraron la primera marcha contra el Gobierno reaccionario de Donald Trump en Estados Unidos con la Women´s March del 21 de enero de 2017.

Mujeres toman las calles contra el gobierno de Trump en Estados Unidos.

Un movimiento feminista internacional, solidario e independiente

En 2023, el movimiento feminista recorre el mundo: a la lucha de las mujeres y las diversidades que venimos recorriendo se suman ejemplos heroicos en todo el mundo. Son un ejemplo las mujeres iraníes peleando contra el velo y la Policía de la Moral. También las mujeres en Perú que enfrentan un golpe de Estado y son parte de la rebelión popular contra el gobierno de Dina Boluarte.

Foto: OZAN KOSE/AFP

En un contexto de crisis, donde el capitalismo ofrece cada vez menos para la juventud y les de abajo, los movimientos feministas dan una respuesta contundente a las salidas por derecha como las de Trump, Bolsonaro o Meloni en Italia.

A más de 200 años de las huelgas de las obreras textiles, el movimiento feminista está más vivo que nunca.

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