El Hospital Privado de Rosario (HPR), sanatorio del Grupo Gamma, anunció que entre su personal hubieron 20 casos positivos de Covid-19, 13 enfermeros y 7 médicos. Como consecuencia se debió aislar preventivamente a unas 50 personas más, muchos de ellos profesionales de la salud.
En el marco de un crecimiento acelerado de los contagios en Santa Fe y particularmente en la ciudad de Rosario, la noticia pone en alerta al personal de todo el sistema de salud provincial, ya que la amplia mayoría de los profesionales trabajan en más de un efector -en muchos casos en más de una ciudad- para poder sustentarse.
Esta realidad de pluriempleo, horas de trabajo largas e irregulares y de precariedad salarial llevó hace algunas semanas a distintos tipos de protestas, paros, caravanas y bocinazos para reclamar mejores condiciones para el personal de salud. Muchos todavía no han cobrado el bono de $5000 que anunció el gobierno al inicio de la cuarentena.
Desde el gobierno provincial sostienen la apertura casi total de la cuarentena a actividades no esenciales de la industria, el comercio y la gastronomía mientras le echan la culpa a las reuniones familiares y afectivas de la rápida multiplicación de los contagios.
Esta apertura, motivada por intereses netamente económicos y empresariales, se da paradójicamente en el momento que en el país y la región se está viviendo un aceleramiento en la tasa de contagios, que hoy tuvo en Rosario el récord de 39 casos y crece la circulación comunitaria del virus poniendo en especial riesgo a los trabajadores esenciales.
Queda claro que sin un cambio radical en la política de salud, que tienda a regularizar a sus trabajadores, garantizarles medidas de bioseguridad en el lugar de trabajo y sobre todo un salario digno y acorde a su tarea, será muy difícil poder enfrentar el pico de contagios.
