Video: La vacuna contra el Covid no puede ser una mercancía

Que se la declare bien público, común y gratuito para toda la población mundial.

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Dice la Declaración de la Corriente Internacional Socialismo o Barbarie:

«Estamos ante una guerra desigual de todos contra todos por las vacunas, en la que las principales potencias imperialistas corren con enormes ventajas sobre el resto de los países del mundo. Pero aún así las desigualdades capitalistas someten en todos y cada uno de los países a que los de abajo, los explotados y oprimidos, las minorías nacionales y poblaciones de color y las mujeres, sean los más perjudicados. Mientras tanto, los ricos, los poderosos y funcionarios de los gobiernos tienen acceso privilegiado a las vacunas.

El Reino Unido y la Unión Europea han entrado en disputa por las dosis de AstraZeneca-Oxford y Pfizer. Se acusan mutuamente de retener la producción de vacunas de estas empresas para priorizar la inoculación de las propias poblaciones, mientras que las estimaciones tanto de Boris Jhonson (primer ministro del Reino Unido) como las Ursula Von der Leyen (presidenta de la Comisión Europea) es la de lograr la inmunidad rebaño antes del verano boreal.

Estados Unidos, por su parte, tiene reservadas cerca de 600 millones de dosis y acuerdos de compra anticipada por 1000 millones, un número que supera por dos la cantidad de dosis necesarias para inocular a toda la población. También Canadá ha comprado anticipadamente suficientes dosis como para vacunar 5 veces a su población.

Mientras las potencias imperialistas se arrancan los ojos para lograr la inmunidad rebaño en sus respectivos países, el resto del mundo recibe migajas. El plan de reparto de vacunas de la OMS “Covax” garantizaría dosis para vacunar al 3% de la población de los países adheridos, un porcentaje de la población insignificante. Fuera de esto, cada país queda librado a sus propias posibilidades de hacerse de vacunas. De los 92 países que califican para recibir vacunas a través de Covax sólo una docena han logrado algún tipo de contrato con farmacéuticas para aumentar su adquisición.

El resultado de esta situación es que cerca del 60% de las vacunas existentes han sido adquiridas por las principales potencias imperialistas, que representan a su vez el 16% de la población mundial, mientras que se estima que a este ritmo de producción y de acopio de vacunas el 25% de la población mundial no podrá vacunarse hasta el 2022.

Las principales potencias entre las que se encuentran Estados Unidos, la Unión Europea, Gran Bretaña, China, Rusia y Japón han rechazado la posibilidad de eliminar las patentes en defensa abierta de las empresas y la propiedad privada, ante el reclamo por parte de Sudáfrica y la India y un centenar de países bajo el auspicio de la OMS y ONGs como Médicos sin Fronteras u Oxfam.

No es suficiente con declaraciones, por progresivas que sean. Este reclamo debe ir acompañado de la organización y la movilización y la solidaridad internacional entre los trabajadores y el conjunto de los explotados y oprimidos que son los que más sufren las consecuencias de la pandemia en los respectivos países. Es indispensable exigir en las calles a los distintos gobiernos la ruptura de las cláusulas secretas tanto científicas como comerciales. Y junto con esto exigir la producción masiva poniendo por delante los intereses de la mayoría de la población por encima de un puñado de empresas multimillonarias.»

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