Respondemos las mentiras oficiales sobre el Astillero Río Santiago

Después de la jornada de lucha de los trabajadores del ARS del día de ayer y la madrugada de hoy, el gobierno, en boca del ministro provincial Lacunza, reforzó su campaña de calumnias contra los trabajadores y el astillero como tal. Los pasquines oficialistas La Nación, Infobae y Clarín se hicieron eco de la línea política de sus jefes y publicaron sendos artículos de desinformación.

0
541

El título de los diarios y de las declaraciones de Lacunza fue: “Hace diez años que no hacen un barco”. Con esa sola frase liquidan todo dejo de realidad y hacen pasar su campaña hacia el cierre del Astillero.  La frase es una verdad a medias para instalar una mentira completa. Lo más burdo de esta campaña, que pretende hacer creer a los desprevenidos que en el Astillero Río Santiago nadie trabaja, fue cuando el mes pasado Lanata llevó sus cámaras a la fábrica. Mostró como no había nadie allí y dijo que las filmaciones eran de un día miércoles cuando se trataba de un fin de semana no laborable.

Según declaró Lacunza en Clarín, el ARS insume «por año 3500 millones de pesos, el 92% de eso va a sueldos para que funcione» y «más de diez años no hace ningún barco».

Veamos paso a paso el contenido del fraude que hay detrás de estas declaraciones. Lacunza y los medios nos muestran la cifra de 3500 millones de pesos como algo astronómico, como si en uno de los astilleros más grandes del continente fuera un agujero negro consumidor de dinero ajeno. Respecto a los gastos que ha elegido hacer el macrismo, se trata en realidad de una cifra insignificante. No hay mejor fuente para creerle a la izquierda que citar a nuestros adversarios, los empresarios. Lo que estamos por decir no son elucubraciones nuestras.

En febrero del año pasado, la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA, entidad empresarial) denunció como un absoluto derroche la compra a Israel de 4 lanchas artilladas por la suma de 49 millones de dólares. Con la cotización del dólar en ese momento el gasto fue de 784 millones de pesos en una compra por única vez, mientras que para los cánones actuales se trata de 1960 millones de pesos. Sí, usaron más de la mitad de lo que “cuesta” el ARS en la compra de cuatro lanchas. Para peor, según cálculos de los propios empresarios, si se hubieran fabricado en astilleros locales, con esa cifra se hubieran podido hacer 20 embarcaciones del mismo tipo (aunque sin el desproporcionado armamento de guerra). Según la misma fuente, poco tiempo antes se habían construido 3 lanchas similares por un costo de 120 mil dólares cada una. Es decir ¡Menos del 10% del costo de la compra a Israel! Las cifras están en la edición digital de la página de Clarín del  5 de febrero de 2017.

En una operación similar, el macrismo hizo en junio de este año una compra de cuatro patrulleros marítimos a Francia por la suma de 324 millones de dólares. Con la cotización actual, estamos hablando de… 12.960 millones de pesos ¡Más triple que la cifra declarada oficialmente hoy respecto al ARS para la compra de 4 barcos! Y todos estos gastos no son para embarcaciones comerciales dirigidas al desarrollo de la industria nacional, pesquera o de otro tipo, sino a embarcaciones militares. Para peor, las compras se hicieron sin licitaciones, dejando así las puertas abiertas a los sobreprecios. Después de décadas en la obra pública, si hay alguien que entiende de sobreprecios es una persona de apellido Macri. Según la Gaceta Mercantil en abril de este año, si se hubiera abierto la licitación a la compra de los mismos barcos al astillero español  Gondan(ni siquiera hablamos ya de su construcción en territorio nacional, aún más barato) el precio hubiera sido de 100 millones de euros menos, es decir 4.587 millones de pesos menos. Esto es así porque el acuerdo con Francia no estipulaba la utilización de su complejo industrial sino la tercerización de la producción a la empresa Piriou. Los datos son de “La Gaceta Mercantil” del 16 de abril de este año.

Entonces, con ambas compras el gobierno derrochó casi 6.500 millones de pesos sólo por la decisión de comprar en el extranjero y no producir en Argentina. Casi el doble de la cifra que nos dan respecto al Astillero de Ensenada. La política de boicot al ARS no es para gastar menos, se trata de una orientación estratégica de hacer de nuestro país un “granero” capaz de producir poco más que soja y limones. La industrialización de Argentina es relativa, débil, dependiente, ineficiente. “Seudo-industrialización” la llamó Milcíades Peña. Pero la política de Macri es desmantelar incluso esa “industrialización” endeble en vez de hacerla más eficiente.

También se ponen en evidencia con el dato de que “el 92% de eso va a sueldos para que funcione”. ¿Qué industria más o menos compleja tiene semejantes proporciones? ¿92% de sueldos contra un 8% de maquinaria e insumos? Ninguna. Pero no son los trabajadores quienes asignan los presupuestos sino el propio gobierno provincial. Los obreros, altamente especializados, vienen denunciando que es cada vez más difícil trabajar porque faltan insumos e inversión. Ahora intentan simplemente eliminarlos para que la planta no funcione. Si el 92% de los gastos del Astillero van a salarios entonces debería ser evidente que ese número no indica derroche de los obreros sino la política de vaciamiento y desinversión de las autoridades.

“Hace más de diez años que no hacen un barco” dice Lacunza y gritan a coro los diarios. La habilidad que tienen para engañar por partida triple en una sola oración es verdaderamente admirable. En primer lugar, el astillero no sólo fabrica barcos. En segundo lugar, hay embarcaciones importantes cuya finalización se encuentra trabada por falta de insumos (responsabilidad del gobierno), el petrolero Juana Azurduy, el Barco Eva Perón y dos lanchas de entrenamiento de la Armada. En tercer lugar, de esos diez años, tres fueron bajo la gestión macrista, que se encargó de seguir vaciando el Astillero para garantizar su cierre (agudizando los problemas ya existentes bajo el kirchnerismo).

Respecto al primer punto, los trabajadores cuentan que en el Astillero Río Santiago se han fabricado componentes para plantas hidroeléctricas de Brasil y Venezuela, el montaje del techo del Estadio Ciudad de La Plata, las Turbinas de la represa de Yacyretá, el domo de Atucha y un largo etcétera. También trabajan en la reparación de embarcaciones ya fabricadas y en funcionamiento. Respecto al segundo y tercer punto, hay una clara vocación política del gobierno nacional de “dinamitar” el ARS, como dijo Macri. Hace varios años que esos proyectos no están terminados. Pero en diciembre del año pasado, el presidente de los globos amarillos vetó los artículos 10 y 13 de la ley 27418 de “Régimen de Incentivo, Promoción y Desarrollo de la Industria Naval Argentina”. Logró así frenar la conformación de un fondo de inversión en la industria naval de miles de millones.

«El objetivo es que el astillero empiece a trabajar de manera eficiente, productiva, siendo una empresa pública. Por eso lo que queremos es que si esos trabajadores no tienen qué producir, pasen a hacer obra pública, que tanto hace falta en la provincia» nos dice Lacunza en Infobae. ¿Cómo se puede hacer “eficiente” al Astillero y a la vez sacar a sus trabajadores de él para hacer otras tareas? Verdaderamente, una incógnita. Como ya hemos demostrado, esos trabajadores sí tienen qué producir, pero el gobierno y su gestión se encargan de que se haga a media máquina. Pero ahora ni siquiera eso: se han encargado de quitar los insumos básicos para que siga produciendo. Detrás del discurso de “eficacia” se esconde la voluntad de cierre del ARS. Sin mencionar que después del derroche de 6500 millones de pesos en sobreprecios de embarcaciones y los muchos más cientos de millones puestos en el freno de la escalada del dólar, escuchar “eficacia” en boca de un macrista es como soportar la “defensa de la vida” en los labios de un defensor de la dictadura militar.

“Denuncian” luego que los trabajadores tienen un “promedio” salarial de 46 mil pesos mensuales, mientras sectores jerárquicos ganarían unos 100 mil. Si es un promedio y algunos (¡un 18%!) ganan cien mil pesos, entonces muchos ganan bastante menos que 46 mil. Basta tener nociones muy básicas de matemáticas para darse cuenta. Pero aun suponiendo que todos ganaran en torno a los 40 mil pesos, esa cifra pasó de representar 2 mil dólares a principios de año a ser mil en los días que corren. Verdaderamente, no suena a una estafa ni mucho menos. Mientras Lacunza, Infobae, La Nación y Clarín se agitan de indignación por salarios de mil dólares; nos presentan la subasta de 500 millones en un día (el 30 de agosto) como regalo a los especuladores para bajar la cotización de la moneda verde como algo razonable y necesario. Ese día, el dólar tocó los 42 pesos a pesar del remate del equivalente a 20 mil millones de pesos ¡En un día!

Tal vez la frase que mueve a más indignación y odio con estos descarados estafadores sea la siguiente: «Con ese dinero podemos universalizar el comedor, los almuerzos a todos los alumnos y jardines de infantes.” ¡Cínicos! ¡Repugnantes estafadores! Se atreven a decir estas cosas después de lo sucedido en Moreno, después de la muerte de Sandra y Rubén, con cientos de colegios cerrados. Es una provocación por partida doble, a docentes y obreros del astillero. Pero la verdad está en los números del presupuesto 2019, su objetivo es recortar gastos del “déficit primario” para el pago de intereses de deuda. Nada más y nada menos. Anecdóticamente ¿Se acuerdan cuando decían que con el dinero de “Fútbol para todos” se podían hacer muchos hospitales y jardines de infantes?

En resumen: 20 mil millones de pesos en un día para especuladores, es razonable y necesario. 6500 en sobreprecios en dos compras de barcos al extranjero, una necesidad. 3500 millones en una de las más importantes y estratégicas industrias del país en un año, un derroche. ¡Todo un resumen de la gestión ultra capitalista del macrismo!

Sumate a la discusión dejando un comentario:

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí