Repartidores: ¿Con ‘‘ASSIM a la cabeza’’ o con un nuevo sindicato construido desde abajo?

Polémica en la izquierda. Por un nuevo sindicato de los trabajadores precarizados de reparto de aplicaciones.

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En el marco de la campaña de convocatoria por la concentración del 16 de julio en la Legislatura Porteña en rechazo a la ley precarizadora de Larreta contra los repartidores (respecto de la cual ya hemos sentado posición en notas anteriores), se suscitó un debate entre las corrientes, en particular con el PTS, en torno a qué ubicación política debía tenerse respecto al sindicato ASiMM (Asociación Sindical de Motociclistas Mensajeros y servicios), que también asistiría a dicha concentración.

ASiMM lanzó su propia convocatoria, pero la polémica se sucitó cuando en un vivo con Nicolás del Caño una repartidora de La Red (agrupación que responde al PTS) dijera que lo que ellos exigían era que ASiMM se pusiera a la cabeza del conflicto. Esto no fue un desliz en una entrevista en vivo, sino que se replicó la posición y se reafirmó en su foro de noticias virtual.

Lo primero que hay que explicar es que es ASiMM no es un sindicato de masas, tiene personería solamente en CABA, y, aunque sean igual de traidores, no tiene el peso de un sindicato de masas o una central obrera. No se lo ve para discutir una paritaria ni un reclamo. Su intervención política es marginal y su poder de fuego es el de una patota motorizada con personería jurídica. Es decir, perfectamente capaz y dispuesto a romperle la cabeza a un laburante, pero absolutamente incapaz de llevar hasta el final cualquier reclamo de los trabajadores. ASiMM es el sindicato cuya patota fue la encargada de desalojar la toma de la sede de Pedidos Ya.

Es por esto que desde Jóvenes Trabajadores Precarizados consideramos que este llamado fue un error político cometido por una organización que por estar desligada del movimiento de repartidores, de toda experiencia real del momento fundacional que transita y por negarse a organizar desde abajo a los trabajadores se comporta como una secta. Exigirle a este sindicato que se ponga a la cabeza del naciente movimiento de repartidores es una política de derecha, una concesión a una burocracia patotera, marginal y lumpen que tiene como objetivo arrancar de cuajo toda organización independiente y antiburocrática.

El llamado del PTS refleja un absoluto desconocimiento del activismo de repartidores. El movimiento y su activismo, en el momento fundacional que está transitando, combina elementos de la juventud precarizada post pandemia con elementos vinculados a la experiencia previa. Y es en la experiencia previa donde hay odio por la traición de ASiMM, mientras que los nuevos repartidores ni saben que es esa sigla. Es decir que la política del PTS por un lado choca con quienes detestan a ASiMM, mientras que por otro lado infunde falsas expectativas en los nuevos repartidores que son invitados a pensar que existe un sindicato capaz de encabezar su lucha.

El PTS acostumbra repetir fórmulas del marxismo como si estuvieran inscriptas en la piedra. Desde luego que la exigencia a los sindicatos, incluso a los sindicatos burocráticos, es parte del arsenal de la izquierda. Pero sostener esa política de cara a un sindicato marginal, que está desprestigiado en la vanguardia y es desconocido por la amplia mayoría de los repartidores, es un formalismo vacío. En ese formalismo, el PTS se lleva puesta la sensibilidad necesaria para elaborar política revolucionaria concreta.

Por la construcción de un sindicato de repartidores independiente, antiburocrático y combativo.

Desde JTP caracterizamos a ASiMM es un sindicato que no nos representa en ningún plano. En tanto nueva rama del trabajo, el reparto por aplicación requiere una organización sindical propia, y es el activismo antiburocrático el que debe discutir eso, mientras ASiMM busca apropiarselo a las trompadas. A la vez, no nos representa en nuestras exigencias y métodos de lucha. Y es absolutamente ajeno e insensible al fenómeno que transita la juventud precarizada en la pandemia: el aluvión de nuevos repartidores por aplicación, expulsados del mercado laboral por la cuarentena.

Creemos que avanzar en el sentido de la organización independiente de los trabajadores de reparto se logra dando pasos concretos. Reflejándonos en las experiencias de Brasil y otros países, donde miles de repartidores se organizan y salen a la calle, vemos que la potencialidad está, pero para ser un actor político de peso tiene que aglutinar a cada vez más trabajadores.

Es por eso que nuestra orientación va en ese sentido: tomar en nuestras manos la tarea de poner en pie un sindicato de repartidores. Creemos que las paradas de repartidores son un un primer paso para esta tarea: puntos que reúnan unas mínimas condiciones necesarias para los repartidores. Estos pueden ser garantizados por los mismos repartidores organizados en comités por zona, un lugar donde poder cargar el celular, tomar algo caliente, estar bajo un techo, tener un inflador. Pero sobre todo que sea un lugar donde los trabajadores, puedan organizarse, politizarse y discutir como salir a luchar. Por nuestra misma actividad a veces nos encontramos atomizados, dispersos y esto nos permitiría contrarrestar eso y avanzar en la organización. Porque la tarea inmediata es avanzar en organización, desde abajo, solidariamente con otros trabajadores, haciendo oír nuestra voz, para luchar por nuestros derechos y arrancarle a las empresas y al gobierno nuestras exigencias.

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