El 12/12 se realizarán en el Reino Unido las elecciones parlamentarias adelantadas. Se trata de unas elecciones muy importantes ya que deben definir el destino del Brexit (ruptura con la Unión Europea), que quedó en suspenso luego de varias postergaciones -ya que hasta el momento no fue posible llegar a ningún acuerdo al respecto que cuente con los votos necesarios para su aprobación. Dependiendo de si alguno de los dos grandes “bandos” puede obtener una mayoría en el Parlamento, la cuestión del Brexit se terminará decantando para un lado o para el otro – y si nadie puede obtener una clara mayoría, la cuestión seguirá empantanada, como lo está desde 2016.
Comenzaremos entonces por los números que dan al día de hoy las encuestas. Aclaramos de antemano que estas cifras deben ser tomadas con mucha cautela, ya que en los últimos años los sondeos casi nunca vienen acertando – en parte porque varios son realizados con un sesgo que “infla” artificialmente a uno o a otro, pero también en gran parte porque los votantes terminan de definir su voto en el cuarto oscuro con criterios que ellos mismos no conocen de antemano. Pero, de todas maneras, son la única aproximación que tenemos al momento actual de la “opinión pública”.
Las encuestas[1] indican que el actual primer ministro Boris Johnson (Partido Conservador, pro- Brexit) obtendría en las elecciones de diciembre el primer lugar, con alrededor del 43% de los votos. En segundo lugar se ubicaría Jeremy Corbyn (Partido Laborista, progresista-reformista, anti-Brexit) con el 31%. En tercer lugar, el Partido Liberal Demócrata (centro neoliberal, anti-Brexit) con 15%, luego el “Partido del Brexit” con 4% y finalmente el Partido Verde (ecologistas, anti-Brexit) con 3%.
Si estas encuestas reflejaran de manera fiel a la realidad, significa que al momento actual el electorado sigue dividido en dos mitades prácticamente iguales entre partidarios del Brexit y opositores al mismo. Es decir, en la sociedad misma no termina de decantar la cuestión para ninguno de ambos lados.
Pero este dato solo refleja la opinión pública, otra cosa muy diferente es como quedaría conformado el parlamento con estos resultados electorales. Según estas encuestas, Boris Johnson obtendría una cómoda mayoría parlamentaria[2], con 366 bancas (sobre un total de 650) contra 199 del laborismo.
Esto se debe a que el sistema electoral británico no establece una representación proporcional entre los partidos según los votos que cada uno obtiene. Al contrario, para conformar la Cámara de los Comunes, por cada distrito electoral se elige un solo representante, por lo cual la primera minoría puede llevarse todo. Por ejemplo: si en un distrito la primera fuerza obtiene el 40% de los votos, y la segunda y la tercera obtienen 30% cada una, la primera fuerza se queda con el representante del distrito por más que un 60% del electorado haya votado por otros candidatos. Si eso se repitiera de manera idéntica en todos los distritos del país, a nivel nacional la primera minoría se quedaría con el 100% de la cámara, teniendo solo el 40% de los votos.
De esta forma, la clave de cómo queda conformado el parlamento depende centralmente de la distribución de los votos: si el “voto útil” opositor al Brexit se concentrara -en algunos distritos clave- en el candidato con más chances de ganar, los números señalados podrían tener importantes variaciones. Esta dinámica no puede excluirse de antemano. Pero al momento actual, el elemento que parece más determinante es que la mayor parte del voto pro-Brexit estaría concentrado en el Partido Conservador, mientras que el voto opositor aparece disperso. Esto tiene una razón de fondo: el voto pro-Brexit es relativamente homogéneo en términos político-ideológicos (ordenándose alrededor del rechazo a los inmigrantes y al “multi-culturalismo”, así como sosteniendo valores globalmente conservadores e individualistas-meritocráticos), mientras que el voto anti-Brexit es muy heterogéneo: existe un “ala izquierda” anti-neoliberal y reformista (representada por Corbyn), al mismo tiempo que un ala mucho más adaptada al establishment neoliberal-imperialista (representada por los Liberal-Demócratas). Estas dos alas no son fáciles de conciliar, ya que encarnan en última instancia intereses de clase contrapuestos.
Por lo tanto, si las cosas no resultan demasiado diferentes a lo que marcan las encuestas, el antidemocrático régimen británico le daría la posibilidad a Boris Johnson de hacer votar cómodamente en el Parlamento un Brexit duro, pese a que el 50% del país estaría votando partidos opuestos al Brexit. Si Johnson quisiera avanzar por este camino, lo que encontraría posiblemente es una fuerte resistencia en las calles. Pero, por sobre todas las cosas, si Johnson hiciera votar una ruptura del Reino Unido con la Unión Europea en los términos que vienen planteados, esto dejaría abierta una enorme crisis política en relación a por lo menos dos de los componentes del país: Escocia e Irlanda del Norte. En ambas regiones son mayoría los opositores al Brexit, y existe una posibilidad nada remota de que se refuercen en ambas las tendencias independentistas. Es decir, quedaría planteada la posibilidad real de una desintegración del Reino Unido.
Por último, el Brexit que quiere imponer el Partido Conservador tiene un contenido profundamente neoliberal: busca romper con la Unión Europea para establecer acuerdos de libre comercio, entre otros, con el Estados Unidos de Donald Trump. La “letra chica” de dichos acuerdos parece implicar cláusulas tan “simpáticas” como la privatización del NHS[3], el sistema de salud pública del Reino Unido, uno de los mejores y más avanzados del mundo (inclusive en condiciones de recortes y desfinanciamiento). Trump busca poder penetrar en el sistema de salud británico para que las farmacéuticas norteamericanas puedan lucrar allí, con un enorme perjuicio para los trabajadores y el pueblo del Reino Unido. Demás está decir que si Johnson intenta avanzar por este camino, sería una provocación brutal que desataría una enorme resistencia.
En síntesis, las elecciones de diciembre parecieran estar encaminadas hacia una mayoría conservadora y pro-Brexit, pero que no haría más que agudizar la crisis política y dejar al país al borde de enormes conflictos. Todo indica que Reino Unido no va a alejarse del ciclo internacional de polarización, rebeliones y choques sociales, sino que va a adentrarse cada vez más profundo en él.
[1] “General election polls tracker: Tory lead still in double figures as Labour lags behind”, JACOB JARVIS, Evening Standard, 27/11/19. En: https://www.standard.co.uk/news/politics/general-election-polls-tracker-tory-lead-still-in-double-figures-as-labour-lags-behind-a4298341.html
[2] «UK election polls: Boris Johnson’s Conservative Party to win election with up to 366 seats, major new poll suggests». BONNIE CHRISTIAN, Evening Standard, 27/11/19. En:
[3] “Labour Says UK PM Plotting to ‘Sell’ NHS to Trump”, The Globe Post, 27/11/19. En: https://theglobepost.com/2019/11/27/corbyn-johnson-nhs/