La derrota del oficialismo en las PASO fue categórica. No sólo perdió por 10 puntos a nivel nacional, sino que salió derrotado en la Provincia de Buenos Aires, territorio histórico para el peronismo y el distrito más importante a nivel nacional. La importancia de PBA es estratégica, no sólo electoralmente sino con motivos de gobernabilidad en general: allí está el Conurbano Bonaerense, la mayor concentración poblacional y de trabajadores del país.
En este sentido, la designación de Insaurralde no resulta ninguna sorpresa. El hasta ahora intendente lomense es una de las principales caras del kirchnerismo en el Conurbano. Es, por un lado, un hombre cercano al kirchnerismo. Viene de apoyar la postulación de Máximo Kirchner como Presidente del PJ Bonaerense en el 2020. Al mismo tiempo, es uno de los referentes del aparato pejotista bonaerense, un hombre «de territorio».
Su nombramiento no expresa un refuerzo de los sectores «progresistas» del gobierno, sino más bien una mayor representatividad de los intendentes peronistas. Algo que los referentes del Conurbano venían exigiendo después de la derrota de las PASO.
Una carrera hecha dentro del PJ
Insaurralde lleva más una década escalando posiciones dentro del PJ bonaerense. Siendo Primer Concejal, asumió interinamente la intendencia de Lomas de Zamora en 2009, luego de que el entonces Intendente, Jorge Rossi, renunciara a su cargo. En las elecciones de 2011 asumió dicho cargo de forma permanente, tras ganar los comicios locales con el 66% de los votos. Fue el Intendente más votado de la historia del municipio.
En 2013 se candidateó como Primer Diputado por el Frente para la Victoria, en una elección que el kirchnerismo perdió contra el candidato panqueque Massa. Ejerció como diputado tan sólo un año, hasta renunciar, y en 2015 y 2019 volvió a ganar la Intendencia de Lomas de Zamora.
Lomas de Zamora es el segundo municipio más grande del Conurbano bonaerense, sólo por detrás de La Matanza. Está emplazado en un terreno estratégico para quien pretenda ganar la Provincia: la Tercera Sección Electoral. La misma agrupa algunos de los municipios más importantes del Conurbano: La Matanza, Almirante Brown, Avellaneda, Quilmes, Lanús, Echeverría, Ezeiza, Berazategui, y otros. Aporta 18 diputados y 9 senadores provinciales a la Legislatura, y más de 4 millones de votantes al padrón. Se trata de un capital electoral, político y territorial de inestimable importancia para el peronismo.
Insaurralde llega al Gabinete con varios elementos importantes para el gobierno. Primero que nada, posee un capital electoral propio consolidado a lo largo de varios años, particularmente en su municipio de origen. Pero además puede funcionar como enlace entre el kirchnerismo y el aparato del peronismo bonaerense tradicional, una red que encausa decenas de intendentes atornillados a sus sillones durante años, recursos del Estado y un despliegue territorial de gran envergadura.
Festejado por propios y (no tan) ajenos
Muchos se ha hablado en las últimas semanas de las relaciones (supuestamente conflictivas) entre las alas «kirchnerista dura» y peronista o «albertista» del gobierno. Esta idea de dos sectores encontrados dentro del PJ viene de la mano de otra, que persiste desde hace años. Se trata del supuesto pacto entre el kirchnerismo y el aparato tradicional del PJ (que sería algo distinto al primero) para gobernar el territorio. La designación de figuras como Insaurralde en el recambio de ministros arroja un poco de luz sobre el problema. Como Manzur y Aníbal Fernández, Insaurralde ha hecho carrera en el kirchnerismo sin dejar de ser un hombre del PJ con todas las letras.
Lejos de cualquier veleidad progresista, la gestión de Insaurralde en Lomas de Zamora no se diferencia en mucho de la de cualquier «varón» del Conurbano. Más allá de cierta gestión de obra pública, sus tres mandatos consecutivos no han cambiado la realidad de los sectores más postergados del municipio. Mientras se edificaba el barrio comercial de «Las Lomitas» en el centro del departamento (donde el metro cuadrado cotiza como en Recoleta o Palermo), en los barrios periféricos cercanos al Riachuelo (Budge, Villa Fiorito) o incluso aledaños a la cabecera (Llavallol, Turdera, Temperley, San José) persisten graves problemas de urbanización, acceso a la vivienda y falta de trabajo de calidad.
A pesar del discurso oficial de «gestión» y «obra pública» en barrios como Temperley persisten históricas inundaciones que llegan a imposibilitar el tránsito y hacen peligrar la calidad de vida de miles de vecinos. Hace pocas semanas, el propio Insaurralde dictaminó la represión a movimientos sociales que exigían asistencia estatal para los comedores populares del municipio en respuesta a la crítica situación que viven los sectores populares, fruto de los salarios de miseria y la inflación galopante de los últimos meses.
Hace ya 4 años, el municipio se hizo tristemente célebre con el femicidio de Anahí Benítez, estudiante de la Escuela Normal (ENAM, el mismo colegio al que asistió Insaurralde), cuya resolución judicial fue escandalosa y contó con el entorpecimiento por parte de las Policía de la zona.
Como la mayoría de los grandes municipios del Conurbano, Lomas de Zamora está marcado por una enorme desigualdad social y económica. Insaurralde encarna la unión del discurso progresista del kirchnerismo con la gestión clásica del PJ, ajena a cualquier medida progresiva para los trabajadores y los sectores populares.
Justamente por esto, los medios gorilas como La Nación y Clarín han tomado con buenos ojos la designación de Insaurralde. Se trata de un nombramiento conservador, que otorga más participación al sector más de derecha del peronismo bonaerense. La derrota del gobierno en las PASO estuvo protagonizada por un masivo voto castigo y por el rechazo ante la pérdida en materia de condiciones de vida. En respuesta, el oficialismo se apresta a cambiar los nombres propios y a hacer algunos gestos de cara a noviembre, pero sin cambiar en lo esencial su política y su orientación económica.