«Si aumentás en las tarifas solamente en un dígito para todo el mundo no se estaría cumpliendo el programa macroeconómico. Eso no se va a hacer», sentenció el ministro.
El primer aumento general vendría partido en dos, según informó Guzmán en la entrevista que dio a CNN en Español. No hay una fecha confirmada pero, algunas estimaciones indican que para el mes de junio llegarían las primeras facturas con los aumentos.
El segundo aumento se aplicaría con una segmentación a fin de que paguen más quienes mayor poder adquisitivo tengan, decía el ministro. Nos permitimos dudar de que se concrete este aspecto cuando, según datos de este año del ARBA hay unos «230 barrios cerrados en la provincia de Buenos Aires que no están declarados como tales por sus propietarios, por lo que evaden el pago de $1.500 millones de pesos al año en impuestos.»
El programa de ajuste delineado en el Presupuesto 2021 se justificó con eufemismos tales como «la inversión eficiente de los recursos del Estado». El recorte en los subsidios es parte de las metas fijadas por este proyecto. Para este año se prevé que los subsidios no superen el 1,7% del PBI y esto tendrá consecuencias directas para las mayorías trabajadoras, tal como va a ocurrir con las facturas de los servicios de luz y gas.
Si algo quedó claro tras las declaraciones de Guzmán es el afán de hacer los deberes de cara a cumplir con las condiciones que pone el FMI y se plasman en el Presupuesto 2021. «Alguien en la economía tiene que mirar el todo, y soy yo» afirmaba el ministro. Este «ordenamiento» del cuadro tarifario es parte de mirar el todo desde el punto de vista que parte de cuidar las ganancias empresarias mientras las cuentas las siguen pagando las y los trabajadores a costa de golpear sus salarios e ingresos.