En reemplazo de Ginés González García asumió la ex secretaria de acceso a la salud, Carla Vizzotti, a quien hemos visto en los informes y reportes durante la cuarentena estricta. Es médica infectóloga y no es la primera vez que ocupa cargos en Salud, entró en 2005 de la mano de Ginés durante el gobierno de Néstor Kirchner; fue directora nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles desde 2007 hasta 2016 cuando la despidió el macrismo.

Desde hace largos años que es funcionaria estrechamente vinculada a las gestiones de Gines: es de sus mayores personas de confianza. Ya desde ese punto de vista y dada la cantidad de gente involucrada con las vacunaciones de privilegio es realmente imposible pensar que no estaba involucrada o al menos sabía perfectamente lo que estaba pasando. Dentro del Ministerio donde trabajaba había personal que específicamente se estaba dedicando a vacunar a sus empleados y funcionarios.

El escándalo de los vacunatorios vip la puso a cargo del Ministerio de Salud de la Nación, del cual ya era viceministra, en contexto de pandemia donde formaba parte del equipo técnico que tomó las grandes decisiones sobre la gestión de la cuarentena en todas sus fases y de los actuales planes de vacunación. También formó parte de la comitiva argentina que viajó a Moscú a negociar la llegada de la Sputnik V al país. En otras palabras, no se pueden esperar cambios sustanciales en la trama del vacunagate.

“De ninguna manera funciona un vacunatorio VIP en el Ministerio, esta fue una situación excepcional” declaró Vizzotti, que también señaló que la gran mayoría de las personas incluidas en el listado de vacunados en el Hospital Posadas “son relevantes para mantener el funcionamiento del Estado”. Para ella la gestión de Ginés González García fue intachable, es hija de un amigo del ex Ministro de Salud y lo considera su padre político. Se mueve en un difícil equilibrio entre desconocer lo que sucedía y tratar de mostrarse crítica de las prácticas de su ex jefe.

Ahora, bajo promesas y esperanzas de “recuperar la confianza”, se creó un nuevo sistema de monitoreo para revisar qué personal estratégico del Estado accederá a las vacunas. Pero: ¿por qué monitorear si, como ella afirma, la sistemática aplicación de vacunaciones de privilegio no existió? Además, la lista de vacunados aportada por el Posadas que ella misma exigió dejó en claro que hay varios nombres que de ninguna manera entraban en el plan  de vacunación oficial: personal muy por debajo de los 38 años, empresarios que no son para nada esenciales para el funcionamiento del Estado, personas jóvenes aleatorias que simplemente tuvieron la suerte de tener buenos contactos.

Lo último que se supo es que varios miembros de su primer círculo de confianza también fueron vacunados. Ella afirma que «no lo sabía». Suena un poco raro, parece haber sido la única funcionaria a la que los amigos no le contaron, si ellos pudieron hacerlo es porque contaban con la información.

Los funcionarios del Ministerio estrechamente vinculados a Vizzotti que se supo hoy que recibieron la vacuna son:

Analía Rearte: directora nacional de epidemiología, de 45 años.

Juan Pablo Saulle: responsable de la logística de la distribución de la Sputnik V, de 37 años.

Analía Aquino: ex asesora de la Secretaría de Acceso a la Salud, de 48 años.

Juan Manuel Castelli: director nacional de control de enfermedades transmisibles, de 48 años.

Alejandro Costa: subsecretario de estrategias sanitarias, de 49 años.

Todos ellos son altos funcionarios del Ministerio, del círculo de confianza de Vizzotti, que se codean día a día con ella como parte del alto mando del Ministerio del que ahora ella es titular. ¿Realmente podía no saber nada?