La huelga contra la dictadura del 27 de abril de 1979

Una huelga nacional que fue un quiebre en la vida y el accionar de los trabajadores: heridos y sangrando, se pusieron de pie. Y dieron vuelta la curva de la historia: el desgaste y posterior caída del gobierno de la Junta Militar, con altibajos, no se detuvo.

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Huelga contra la dictadura

¿Qué empezó a pasar y a cambiar?

El 27 de abril de 1979 comenzó un proceso, en medio de la sanguinaria dictadura, donde los trabajadores pasaron de una cruda etapa donde sólo recibieron palos y balas (aunque hubo resistencias heroicas que concluyeron en brutales derrotas), a cambiar el signo de esa resistencia.

De poner la espalda para recibir los garrotazos, los/as trabajadores/as comenzaron a inflar el pecho y largarse a reconquistar algo de lo perdido. En ese contexto, ¿qué hicieron los dirigentes sindicales de las centrales? Los que no se habían “borrado”(1), se postraron a los pies de la Junta, como el recordado Jorge Triaca padre (de su hijo también nos acordamos), otros confiaron en la “bondad” de los militares y apostaron a negociar y terminaron presos, como Lorenzo Miguel, dirigente metalúrgico. Los dirigentes independientes y combativos habían sido silenciados con la muerte o la cárcel por años, como el “Petiso” José Francisco Páez, dirigente clasista y revolucionario del SMATA Córdoba, entre otros.

Un nucleamiento opositor era la Comisión de los 25, dirigida por Saúl Ubaldini, dirigente cervecero. En los 80 escalaría a ser secretario general de la CGT Brasil. Lo seguían otros: Roberto García (Taxista), Carlos Cabrera (Mineros), Gerónimo Izzeta (Municipales), Fernando Donaires (Papeleros), Raúl Crespo (SUPE), Roberto Digón (Tabaco) Rodolfo Soberano (Molineros), Raúl Ravitti (Ferroviario), José Rodríguez (SMATA), Enrique Micó (Vestido), Jorge Luján (Vidrio), Demetrio Lorenzo (Alimentación), Natividad Serpa (Obras Sanitarias), Delmidio Moret (Luz y Fuerza), Víctor Marchese (Calzado), Alberto Campos (UOM) y Benjamín Caetani (Aceiteros).

Este sector se pudo poner el traje de “combativos” y con perspectivas políticas de ascender, se “acomodaron” para ubicarse frente a un descontento creciente no sólo de la clase obrera, sino de sectores de la clase media empobrecida y de la juventud. Se disparó una situación nueva que ubicó a los trabajadores, aunque tambaleándose, de pie y en primera fila.

Los dirigentes tradicionales se habían borrado, la vanguardia revolucionaria la habían aniquilado. Resultado: reapareció el aparato de la burocracia peronista con otros referentes y la base del movimiento obrero que, aunque había perdido “lo mejor” tenía un aprendizaje hecho que se hizo activo, que prendió la mecha para empezar a tirar a la dictadura por los aires.

El 21 de abril de 1979 la Comisión de los 25 declara la primera huelga general a nivel nacional contra la dictadura. El otro agrupamiento sindical nacional, la Confederación Nacional del Trabajo, bajo la conducción del ya mencionado Jorge Triaca (Plásticos), Armando Cavallieri (Comercio) y Ramón Baldassini (Correos) no apoyó la medida, llamó directamente a boicotearla.

La convocaron con estos puntos en su programa:

“(…)‘La COMISIÓN NACIONAL DE LOS 25 GREMIOS, llama a todos los sectores nacionales a realizar el próximo 27 de abril una jornada de PROTESTA NACIONAL en defensa de: 1°) RESTITUCIÓN DEL PODER ADQUISITIVO DEL SALARIO Y PLENA VIGENCIA DE LA LEY 14.250.- 2°) OPOSICIÓN A LA REFORMA DE LA LEY DE ASOCIACIONES PROFESIONALES.- 3°) OPOSICIÓN A LA REFORMA DE LA LEY DE OBRAS SOCIALES.- 4°) PRESCRIPCIÓN DE LA LEY DE PRESCINDIBILIDAD Y REPARO DE LOS DESPIDOS MASIVOS QUE ORIGINÓ.- 5°) NORMALIZACIÓN SINDICAL Y DE LAS OBRAS SOCIALES.- 6°) TERMINANTE OPOSICIÓN A LAS MODIFICACIONES DE LOS APORTES PREVISIONALES, LEGALES Y CONVENCIONALES.- 7°) LIBERTAD PARA LAS ACTIVIDADES SINDICALES Y DEROGACIÓN DE LAS DISPOSICIONES LIMITATIVAS.- 8°) LIBERTAD DE DETENIDOS Y ESCLARECIMIENTO DE LOS CASOS DE SINDICALISTAS DESAPARECIDOS. 9°) DEFENSA DE LA ECONOMÍA, PRODUCCIÓN E INDUSTRIA NACIONAL. 10°) CORRECCIÓN DE LA POLÍTICA ARANCELARIA.- Esta jornada de ‘PROTESTA NACIONAL’ los trabajadores la haremos efectiva, no concurriendo a nuestras tareas el día 27 de abril desde las 00 horas hasta las 24 horas, quedándonos en nuestras casas, junto a nuestras familias, meditando y deseando ser comprendidos, no nos guía otro interés que servir a nuestra Patria y a la dignidad humana de nuestros hogares. OJALÁ QUE ESTE ESFUERZO ‘ORGÁNICO’ Y ‘PACÍFICO’ SEA COMPRENDIDO Y NOS LLEVE A TRANSITAR EL CAMINO DE LA UNIÓN NACIONAL. Abril de 1979 ‘COMISIÓN NACIONAL DE LOS 25 GREMIOS’”. (Molina, Blanca, La Jornada Nacional de Protesta del 27 de abril de 1979: resistencia obrera y represión en la ciudad de La Plata y sus zonas de influencia Tesis presentada para la obtención del grado de Licenciada en Historia)

Los referentes principales de “los 25” fueron a parar al Departamento de Policía y de ahí a la cárcel de Caseros. A pesar de esto, la convocatoria a la huelga se mantuvo, con una ratificación expresa el 24, a través de un comité de huelga clandestino. Se incorporó el reclamo de la libertad de los sindicalistas recientemente detenidos.

Un punto de inflexión que abrió nuevas perspectivas y desafíos

Fue un salto en el enfrentamiento que, hasta el momento había sido superatomizado desde el movimiento obrero y sus aliados. Las Madres y familiares de desaparecidos habían ocupado el palco de honor en la oposición al gobierno militar.

Acá cambió la cosa. No sólo porque fue nacional, sino porque, a pesar de que la Comisión de los 25 no dirigía a todo el movimiento obrero, y desde ya que no paró todo, pero sí hubo gremios no adheridos a este agrupamiento que lo hicieron y en muchos establecimientos, los/trabajadores/as decidieron qué medidas tomar. Algunos no fueron a sus lugares de trabajo (que era lo que indicaban “los 25”), otros se retiraron de ellos a las 0 horas, otros hicieron paros de brazos caídos, algunos se organizaron con fábricas vecinas. Se abrió un mundo por abajo que retomó viejas tradiciones y nuevos aprendizajes producto de la clandestinidad potenciada a que obligaba la dictadura. Había en ese momento un peligro “superior” a que te viera la burocracia sindical organizándote en el comedor, en el baño, en la plaza. Que te vieran los milicos.

Afectó principalmente al cinturón industrial del Gran Buenos Aires, a las ciudades más importantes del interior del país y a fábricas como Celulosa Argentina, Chrysler, Santa Rosa, Mercedes Benz, Águila, Peugeot, Citroën, La Cantábrica. Y otros establecimientos en localidades pequeñas, como el caso de la fábrica de cemento de la localidad de Pipinas (cercana a La Plata), que paralizaron la planta. Las líneas Roca, Mitre y Sarmiento quedaron completamente paradas.

Un dato parcial de “ellos” demuestra su preocupación inmediata posterior a la huelga: “La agencia de Inteligencia bonaerense le solicitó a cada empleador la planilla de ausencias de ese día. Así, la Dippba pudo saber que los textiles ‘aportaron’ 44 mil huelguistas y SMATA otros 33 mil, cantidades nada desatendibes.” (Página 12, 28/4/19)

No era poca cosa. Hubo acatamientos orgánicos y otros contrarios a las directivas de “arriba”, como el caso de los Señaleros, enrolados en la CNT. La respuesta inmediata del gobierno fue la detención de numerosos delegados sindicales y activistas.

Pero posteriormente, junto con la liberación posterior de los detenidos, otorgó un aumento general de salarios del 19%.

Fue un paso que inició un salto no sólo de cantidad (incorporación de nuevos contingentes a la lucha) sino de calidad en el enfrentamiento a la dictadura. De defenderse siempre de los ataques, se pasó a la ofensiva, siendo conscientes que a partir de este punto de inflexión que fue el 27 de abril no se podía parar.

Un programa de colaboración de clases que volvió a enchalecar al movimiento obrero

Desde ya que la plana mayor de “los 25”, aunque no fueran de los dirigentes sindicales más cancheros, no eran tampoco ingenuos. Y menos que menos independientes, sino fieles seguidores de la conciliación de clases. Como lo expresa claramente el programa levantado para la jornada del paro.

Se pusieron al frente del movimiento con un programa para enchalecarlo bajo el paraguas protector del movimiento peronista.

Además de no buscar ningún punto de confluencia con los organismos y personalidades de derechos humanos que ya estaban en las calles desde el 77. En relación a los desaparecidos, no sólo no levantan la consigna de las Madres de Aparición con vida, sino que reclaman sólo por los “sindicalistas desaparecidos”. Así como obvian mencionar la prohibición de la actividad de las organizaciones estudiantiles, culturales, de los partidos políticos. Menos que menos la exigencia de que la dictadura se fuera del gobierno. Un llamado a la “unión nacional” también con las FFAA golpistas.

Luche y se van huelga

Pero el empujón del paro del 27 de abril se transformó en los años siguientes en un tembladeral que tiró abajo ese programa en los lugares de trabajo, en las canchas, en las calles, en cualquier resquicio donde se pudiera filtrar el sentimiento obrero y popular que brotaba a flor de piel: “Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar”.

Como siempre, siguió costando “mucha sangre, sudor y lágrimas”, pero ese primer y principal objetivo se logró. Todo lo que tuviera olor a dictadura fue repudiado. Muchos disfraces tuvieron que inventar para esconderse unos cuantos. A algunos no los salvó si la cirugía estética. Otros no lo consiguieron por más amigos que tuvieran en los altos mandos. Comenzó otra etapa, con una mochila cargada de nuevos problemas y desafíos que enfrentar.

Hoy, a días de que la Plaza de Mayo fue de la Izquierda este último 24 de Marzo, seguimos bregando con la misma fuerza y convicción por la independencia política y la unidad de “los de abajo”, para avanzar, derrotando los planes de unidad nacional y contra nuestros intereses y necesidades con que intentan engancharnos “los de arriba”. Ahora tampoco, en una situación muy distinta, hay que darles tregua.

  • “Yo me borré”, expresó desde Uruguay el dirigente textil y de la CGT, Casildo Herrera, al ser consultado por la prensa frente al golpe recién efectuado en Argentina.

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