Han pasado ya dos semanas del inicio de la huelga contra la reforma de las jubilaciones que impulsa el gobierno de Macron. Desde entonces, la presión popular se ha anotado su primer triunfo en la renuncia del funcionario Delevoye, encargado de la redacción del proyecto de reforma, envuelto en un escándalo de corrupción y falta de transparencia.
La enorme movilización del pasado martes 17 igualó o incluso superó las cifras de la primera movilización, reuniendo a 1,8 millones en las calles según los sindicatos. Mientras tanto, el gobierno apuesta al desgaste y las direcciones sindicales se reúnen en Matignon para negociar con el primer ministro y patean la pelea hasta después de las vacaciones de fin de año. En momentos en los que el movimiento se debate entre la continuación de la huelga y la tregua con el gobierno, analizaremos en qué estadío se encuentra la batalla contra la reforma jubilatoria, a quince días del comienzo del paro nacional.
Macron se esconde, Philippe maniobra, Delevoye renuncia: ¡Que se vayan todos!
Desde que estalló el conflicto en curso no se ha escuchado una sola palabra salir de la boca del presidente de la república. En efecto, Macron se esconde en su “ocupada” agenda internacional, resguardándose del costo político de su plan de ajuste interno. El encargado de representar entonces al gobierno ha sido el primer ministro Édouard Philippe, quien recogió el guante de la difícil tarea de explicar los “beneficios” de la reforma jubilatoria a la población que la rechaza ampliamente.
En efecto, Philippe habló para todo el país por primera vez el miércoles 11 y sus declaraciones solo aumentaron el malestar generalizado. Sus palabras fueron claras: “se vive más tiempo, hay que trabajar más tiempo” y es necesario “empujar a los franceses a trabajar más años”. En el mismo sentido, confirmó la nueva “edad de equilibrio” a los 64 años, más allá de los 62 años de edad legal para jubilarse. El resto fueron detalles del proyecto ya conocidos, pero con la insistencia de dirigirse de forma totalmente hipócrita a los docentes y a los trabajadores de los hospitales, explicando que ningún maestro perderá un solo euro con el nuevo sistema. El guiño a estos dos sectores obedece a una voluntad más que clara de aislar a los ferroviarios y trabajadores del transporte urbano. Volveremos sobre este problema más adelante.
Lo cierto es que además de Philippe, el otro hombre clave de esta historia es el ahora “ex” alto comisionado de las jubilaciones, Jean Paul Delevoye. Como sucedió con más de una decena de funcionarios en estos dos años de gobierno de La República en Marcha (LREM), el responsable de redactar la reforma de las jubilaciones tuvo que partir anticipadamente de su cargo. Su vergonzoso escándalo demuestra hasta qué punto llega la hipocrecía de este gobierno de los ricos.
Así como trascendió que Macron se había reunido con el gigante norteamericano de las pensiones privadas Black Rock, el alto comisionado se “olvidó” de declarar sus lazos directos que lo unen a las aseguradoras privadas. A esa primera información luego se le agregaron una enormidad de manejos turbios con dinero público en el Estado que aparentemente también olvidó de declarar. En definitiva, quedó en evidencia ante la opinión pública que quien nos quiere vender su receta de “equilibrio”, “déficit cero”, “universalidad” e “igualdad de oportunidades”, es en realidad un farsante que juega con los fondos del Estado a su antojo y que opera en el marco de las irregularidades.
Con todos los focos apuntándolo, Delevoye renunció a su cargo y esto constituye la primera victoria del movimiento social. La renuncia de “Monsieur Retraites” es una conquista de la movilización y un paso adelante de los trabajadores que debe servir para poner en cuestión a Macron, a Philippe y al resto de los ministros, para que se vayan todos y que se lleven su proyecto de reforma de jubilaciones con ellos.
El nombramiento de Laurent Pietraszewski como su sucesor no es un aliciente, sino una confirmación del rumbo nefasto del gobierno. Este nuevo funcionario acaba de recibir un pago de 70.000 euros del grupo empresarial Auchan por sus servicios prestados, (en el momento mismo que era senador). También se lo conoce por participar de la redacción de la reforma laboral y de haber realizado persecusión política a sindicalistas.
En definitiva, el gobierno confirma su voluntad de seguir adelante con el proyecto de jubilaciones, a pesar de la enorme movilización que se le está levantando en su contra. Luego del sacrificio de uno de sus soldados y mientras preservan a la figura presidencial, la gran estrategia para desarmar al movimiento se juega en el palacio de Matignon, en donde Edouard Philippe cuenta con la inestimable ayuda de las burocracias sindicales, el actor clave en este conflicto.
La burocracia sindical, entre la tregua y la negociación
Los principales sindicatos que organizan la huelga contra la reforma jubilatoria se reúnen en la intersindical que componen la CGT, FO, SUD y FSU. Estos sindicatos son los considerados en Francia como los sindicatos de “lucha”, frente a los llamados “reformistas”[1], entre los que se destaca la CFDT, una organización que cuenta con casi 900.000 afiliados.
La CFDT de Laurent Berger estuvo desde el principio de acuerdo con la reforma jubilatoria y en contra de la huelga. De hecho, fueron las palabras del primer ministro quien los señaló como sus aliados las que obligaron a este burócrata derechista a diferenciarse para sumarse tardíamente a la convocatoria, no habiendo participado de las jornada del 5 de diciembre sí convocaron a la movilización del 17. Pero pusieron un pie en la calle y enseguida lo levantaron. Se reunieron con el gobierno y llamaron a la “tregua navideña” inmediatamente, es decir, a pausar la huelga durante el receso de dos semanas de vacaciones de navidad que comienza este fin de semana, en donde las clases se suspenden y gran parte de la población se desplaza hacia otras ciudades.
La táctica del gobierno es simple. Luego de los anuncios de todo el contenido de la reforma jubilatoria, llaman al diálogo y a terminar con la huelga y abren la puerta a negociar una redacción del proyecto mostrando su disposición a modificar algún punto según conveniencia de los representantes sindicales y patronales. En este sentido, lo que estaría en negociación es la edad de equilibrio a los 64 años, la cual sería el punto a retirar para hacer pasar todo el resto del contenido de la reforma.
Al operativo de la tregua navideña se suma evidentemente el gobierno, la CFDT, la UNSA, y también se anota la Agrupación Nacional de Marine Le Pen. Mientras los medios no paran de decir lo trágico que es que las familias no puedan reunirse en Navidad por culpa de los malvados ferroviarios huelguistas, la política de extrema derecha también se apunta para buscar la desmovilización, mientras que de todos modos se muestra como opositora a la reforma del gobierno, para recuperar políticamente el descontento hacia una salida aun más reaccionaria.
La tregua está acompañada de la negociación. Matignon es un desfile de representantes patronales y sindicales que se reúnen a negociar con el gobierno. Solo SUD y FSU faltaron a la reunión de ayer con el primer ministro en su despacho de gobierno, aunque se lamentaron de no ser invitados a la convocatoria. El resto de los sindicatos se juntó a discutir nuevamente y lo que salió de esta reunión fue la confirmación del rumbo gubernamental, la satisfacción de los burócratas más traidores que llamaron rápidamente a desmovilizar. Por su parte Martinez, secretario general de la CGT, habló en nombre de la intersindical para rechazar la tregua navideña, pero sin convocar a ningún plan de lucha hasta el jueves 9 de enero (día de la próxima movilización nacional). Una particular forma de rechazar la tregua con el gobierno, reuniéndose con él y con los patrones y dejando a los huelguistas abandonados a su suerte durante veinte días.
Los trabajadores, entre la determinación y el desgaste
Son varias las tendencias que conviven al interior del movimiento obrero en este momento de la huelga. En primer lugar, lo que hay que decir es que la adhesión de los trabajadores a las jornadas de huelga y de movilización nacionales llamadas por la intersindical ha sido de enorme importancia fundamentalmente entre los sectores de ferroviarios, transporte, educación, salud y refinerías, con presencia de carteros, entre otros.
Se están llevando a cabo importantes pero iniciales experiencias de autoorganización, bajo la forma de asambleas ya sea locales, por barrio o ciudad, por región, por sector o por lugar de trabajo. Proliferan también los encuentros entre diferentes sectores de trabajadores. Ha habido una enorme cantidad de acciones conjuntas de choferes de bus, con ferroviarios, con enfermeros, docentes y estudiantes, por ejemplo. Abundan acciones conjuntas para bloquear la salida de los buses a las 4 de la mañana o para manifestar en la puerta de una escuela o para volantear juntos en una sede del correo. Este tipo de lazos que se van forjando en la lucha son muy importantes para desarrollar una fuerza colectiva y forjar la unidad de la clase trabajadora en la pelea contra el gobierno.
Pero sin embargo, las asambleas o coordinadoras interprofesionales no logran establecer una coordinación efectiva de los huelguistas que logre aparecer como una dirección alternativa del conflicto frente a la intersindical o los otros sindicatos aliados del gobierno. Porque cuando la intersindical llama a acciones en determinadas fechas, los trabajadores responden de forma contundente demostrando que su determinación está presente para vencer en el conflicto. Pero luego las direcciones sindicales dejan la opción de “reconducir” o no la huelga a cada sector de trabajadores en cada lugar de trabajo. De esta forma, aislados y sin una perspectiva clara de hacia dónde se dirige la pelea, las presiones individuales, el desgaste de la huelga y el temor a los descuentos en el salario pesan enormemente como factores de confusión y desmovilización.
Como si fuera poco, con la llegada de las vacaciones, los docentes y estudiantes saldrán de la escena y es allí que los trabajadores del transporte corren el riesgo de quedar aislados y la solidaridad que se ha ido desarrollando será fundamental para sostener los fondos de huelga, para que no haya ninguna tregua y la huelga continue.
En este sentido, uno de los datos salientes de los últimos momentos tiene que ver con el llamado de la central UNSA a hacer una tregua con el gobierno durante la navidad, hecho que despertó una enorme bronca desde la base que desafíó las directivas de la dirección. La UNSA es una central minoritaria a nivel interprofesional pero que cuenta con el 25% de la representación entre los ferroviarios de la SNCF. El llamado de numerosas secciones locales de la UNSA-Rail a continuar la huelga, desconociendo a la dirección es una muestra de la combatividad que existe en la base de los trabajadores que empuja a la burocracia y plantea elementos de desborde. En el mismo sentido, se acaba de sumar la sección ferroviaria de la CFDT a proseguir el paro durante las vacaciones yendo también contra la decisión del secretario general de la confederación.
En definitiva, intentamos reflejar que la experiencia en esta huelga se encuentra abierta. Si bien las asambleas de huelguistas no han logrado establecer una coordinación que pueda ser una alternativa efectiva a la política de negociación de las burocracias sindicales, existen al mismo tiempo, una enorme cantidad de elementos de autoorganización y de presión desde las bases que la empujan hacia adelante. Por eso a pesar de las vacaciones, y de las maniobras del gobierno y de la burocracia sindical, el resultado del conflicto se muestra abierto durante las próximas semanas.
Una experiencia inicial de organización entre los asistentes de educación
Desde Socialismo o Barbarie Francia venimos participando de la huelga general fundamentalmente a través de la pelea en la educación pública nacional. Hemos fundado junto a compañeros independientes el colectivo “Vie scolaire en colère”, que regrupa a trabajadores huelguistas “asistentes de educación”, un trabajo similar al que realizan “preceptores” o “monitores” en otros países. Se trata de un trabajo eminentemente joven, mayoritariamente realizado a medio tiempo por estudiantes universitarios menores de 30 o de 35 años.
Son los trabajadores más precarizados de la educación que ganan un sueldo equivalente al salario mínimo nacional (por debajo del mínimo docente) y cuya forma de contratación es con trabajos precarios de duración anual o de reemplazos temporales. La reforma afecta especialmente a las futuras jubilaciones de esta generación que serán fuertemente penalizadas y la juventud trabajadora encuentra en este ataque del gobierno un límite en el marco de un permanente ataque a sus precarias condiciones de vida.
En este sentido, nuestra intervención nos ha permitido entrar en contacto con numerosos compañeros que están haciendo sus primeras experiencias de intervención política y de darnos una política para organizar desde abajo a un sector de trabajadores de la región parisina que juega un papel activo en la huelga de la educación nacional y que nos permite ir haciendo experiencias en conjunto junto a otros sectores.
Además de la organización de la huelga y de las necesidades específicas del sector, del fondo de huelga y de los eventos de solidaridad, nos parece fundamental apostar por la convergencia con otros sectores de trabajadores en la pelea en conjunto contra la reforma de las jubilaciones. Al mismo tiempo, estos primeros pasos de organización del sector deben tender al contacto y a la intregación con las coordinaciones educativas y estudiantiles, en primer lugar, y con los trabajadores de los transportes sobre todo en el período de vacaciones escolares. La entrada en escena de los jóvenes precarizados de la educación que venimos impulsando dota también de energía a los compañeros docentes y es una apuesta de nuestra corriente el seguir profundizando en esta dirección la experiencia que venimos realizando.
Reforzar la organización desde las bases para continuar la huelga general hasta derrotar al gobierno
A pesar de todos los problemas organizativos, de las maniobras del gobierno y de la burocracia, el mandato en las asambleas de trabajadores es claro. A pesar del desgaste, el rechazo a la reforma es ampliamente mayoritario y por todas partes los votos a favor de la reconducción piden al mismo tiempo el desconocimiento de cualquier tipo de tregua y de cualquier negociación con el gobierno.
Para nosotros es claro que la huelga tiene posibilidades de ganar si nos apoyamos en los elementos más dinámicos de la situación para profundizarlos y potenciarlos. Esto es: las asambleas desde abajo y las coordinaciones en las que la burocracia sindical pierde el control. Desde el primer momento del conflicto venimos planteando que la huelga tiene que ser general e ilimitada y en cada oportunidad que tenemos intervenimos con esta posición.
Lo que está en juego no es solo esta reforma sino el conjunto de la política del gobierno de Macron, que ha mostrado un principio de debilidad en la renuncia del artífice del proyecto. A su vez, si el presidente se resguarda en su primer ministro y en el conjunto de sus ministros es porque el gobierno va reservándose fusibles para hacer saltar a medida que avancen los acontecimientos.
Por eso hay que avanzar en el retiro de la totalidad de la reforma, sin enmiendas, ni negociaciones. Y será fundamental rechazar la tregua navideña para evitar que los trabajadores de los transportes de la SNCF y la RATP queden aislados en estas semanas que vienen. Por la unidad de los trabajadores desde abajo por fuera de las traiciones de las burocracias sindicales. Por la construcción de un polo político de independencia de clase que pueda nuclear a todos aquellos que quieran enfrentar al gobierno de Macron hasta el final. Desarrollar la huelga general y las coordinaciones desde abajo hasta que caiga la reforma y el conjunto del plan del gobierno de los ricos de Philippe y de Macron.
[1] Hacemos esta distinción no porque consideremos que la intersindical sea una organización combativa de verdadera organización de la lucha, sino para entender el rol que están jugando los diferentes sindicatos.