A continuación presentaremos nuestro posicionamiento con respecto a la crisis actual que atraviesa el Nuevo Partido Anticapitalista, una situación que será decisiva para determinar el futuro de la “extrema izquierda” francesa. Dichos posicionamientos han sido expresados en dos artículos, el primero de ellos que lleva por título “Contra la implosión del NPA”1, que fuera publicado ni bien se conocieran públicamente los rumores del peligro de implosión del partido, posición con la que nuestra corriente fue a participar de los debates de la universidad de verano del NPA, desarrollada en Port Leucate en agosto de 2020. El segundo de los artículos es precisamente un texto de “Balance, debates y perspectivas de la Universidad de Verano del NPA”2, publicado en septiembre de 2020, cuyos apartados fundamentales presentaremos a continuación, en el que pretendemos dar cuenta de los principales debates que atraviesan a la organización y proponemos no solo evitar la implosión del partido sino apostar por la construcción de un partido militante, independiente, unitario y revolucionario. Las caracteristicas del período reseñadas hasta el momento ponen de manifiesto el carácter indispensable de una organización que pueda aglutinar las demandas sociales y conducirlas mediante un programa político de los trabajadores.
a) La situación nacional y el peligro de implosión del NPA
Los debates sobre la situación nacional coinciden en señalar el reflejo que se da en Francia de esta oleada de revueltas sociales a nivel internacional. En este sentido, la secuencia abierta desde 2016 con la pelea contra la ley laboral El Khomri del gobierno de Hollande y el surgimiento del movimiento de los Chalecos Amarillos en 2018 y de la huelga contra la reforma jubilatoria de Macron a partir de 2019, así como las recientes movilizaciones anti-racistas, feministas y de los trabajadores de la salud en 2020, muestran que la combatividad de los movimientos sociales está a la hora del día en este país. El surgimiento de una nueva vanguardia obrera y juvenil formada al calor de estas peleas contra el sistema es un fenómeno real que se contradice con la enorme crisis interna que está teniendo el NPA como consecuencia de no haber estado a la altura de los acontecimientos de la lucha de clases de los últimos años.
Esta crisis se origina evidentemente en la propia génesis del proyecto político del NPA como partido amplio anticapitalista electoral y no militante que los eventos de la lucha de clases externos al partido han venido a cuestionar fuertemente al punto de estar en esta situación actual de riesgo de “implosión”. Los errores políticos de la organización en estos últimos años podemos situarlos en la falta de un posicionamiento claro en el momento del surgimiento de los chalecos amarillos (algunas corrientes incluso negándose a participar pasando totalmente al costado del movimiento), el seguidismo permanente de las direcciones sindicales burocráticas, sin plantear planes de lucha alternativos a los de la burocracia, la falta de una delimitación clara del reformismo, los problemas internos de una organización electoral no militante, la falta de una política ofensiva de reclutamiento en la juventud y más grave aún la falta de una intervención política clara como NPA ni siquiera en las instancias electorales (desaparición en las europeas de 2019 y ausencia en las municipales de 2020 en toda la capital y en diversos distritos importantes del país) son todos factores que contribuyen a un debilitamiento profundo y evidente de las fuerzas del partido.
Ante esta situación, la dirección históricamente mayoritaria en el NPA, surgida de la LCR y agrupada internacionalmente en el Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional ha decidido hacer público su proyecto de romper con la organización. Argumentan que la organización no funciona como un verdadero partido con centralismo democrático dado que por el régimen de libertad de tendencias, cada fracción milita su propia política sin coordinar sus acciones con los demás. Presentan como ejemplo de esta situación la experiencia desarrollada durante la histórica huelga contra la reforma jubilatoria en donde diversas corrientes del partido impulsaron sus propias “asambleas interprofesionales” siendo incapaces de coordinar los esfuerzos del partido de forma centralizada. A su vez, postulan por tanto que la escisión es simplemente la formalización de una ruptura que ya ha tenido lugar en los hechos.
En realidad, este discurso instrumentaliza una crítica hacia las distintas tendencias del partido, señalándolas como el origen de todos los males que atañen al conjunto de la organización, para no aceptar la propia crisis de una política equivocada de la dirección durante todo un largo período de la lucha de clases. Y para colmo se da bajo una amenaza de escisión que es en realidad al mismo tiempo una forma de exclusión contra las tendencias, que más allá de todos sus problemas estratégicos y de orientación, sí mantienen un carácter militante activo y de intervención en la vanguardia de las luchas.
La política de la “mayoría” encuentra dos problemas fundamentales. El primero es que el planteo de escisión se encuentra en oposición a la orientación internacional que los compañeros del SU defendieron en esta universidad de verano en donde en varias intervenciones destacaron que “ya no es el momento de los partidos amplios a la manera de Syriza y Podemos”, esbozando un principio de balance sobre esta orientación y que la lucha de clases se encuentra en una etapa diferente a la de 2009 cuando se lanzó el NPA, en donde la principal tarea actual es tener una política para los emergentes movimientos de lucha. Pero si la lucha de clases nos impone desafíos y oportunidades para la construcción en Francia de una organización militante y revolucionaria, entonces la tarea planteada es la opuesta a la de romper con las tendencias militantes de la izquierda del partido. En este sentido, el lanzarse a un nuevo proyecto “desconocido”, como sostuvo Besancenot, no pareciera tener espacio ni coherencia para llevarse a cabo.
El segundo de los problemas es que gran parte de los militantes que se reconocen como miembros de la “plataforma U”, defendida en el último congreso por la mayoría histórica del partido, están en oposición a la idea rupturista. Nos hemos encontrado con muchos compañeros que si bien comparten las críticas a las tendencias o los problemas internos de la organización, no estarían dispuestos a que el NPA estalle por los aires sin más, y es importante tener en cuenta esta motivación para apoyarse en ella y poder lograr de esta forma evitar la implosión del partido.
b) La política de las corrientes de la “izquierda” del partido
Hasta el momento, el NPA es un partido con libertad de tendencias que se encuentra compuesto por varias corrientes internas que pertenecen a grupos nacionales y/o a corrientes internacionales. Además existe la posibilidad de una libre agrupación de los militantes del partido para formular plataformas y contribuciones de cara a los debates de cada congreso de la organización y es de esta manera que la dirección del partido es elegida y renovada luego de cada congreso. En 2018, por ejemplo, fueron ocho las plataformas que se presentaron al último congreso nacional y, en 2019, hubo cinco plataformas de cara a la conferencia nacional de la juventud del partido.
Así, entre las principales “minorías”, encontramos a la Fraction L’Étincelle (La Chispa), CCR (Corriente Comunista Revolucionaria), A&R (Anticapitalismo y Revolución), DR (Democracia Revolucionaria) y ARC (Alternativa Revolucionaria Comunista), entre otras fracciones, corrientes y sensibilidades internas. Es en este contexto que los militantes de Socialisme ou Barbarie en Francia formamos parte del NPA e integramos sus comités internos manteniendo al mismo tiempo nuestra afiliación internacional. Sin tener el espacio en este artículo para hacer una caracterización exhaustiva de cada una de las tendencias de la “izquierda” del partido, diremos que actualmente existe una preocupación en común por evitar que el partido implosione dando lugar a la amenaza de la escisión.
De este modo, durante el transcurso de las jornadas, los compañeros de A&R hicieron un llamado al resto de las tendencias de la izquierda del partido y al conjunto de la organización para discutir acerca de cómo evitar justamente la implosión del partido. Un llamado al cual los compañeros de CCR y de DR se sumaron y al cual el resto de las corrientes asistió aunque evidenciando diferentes planteamientos críticos al respecto de la propuesta. De este modo, se pudieron ver varios problemas en las formulaciones entre las tendencias presentes.
Así, por ejemplo, Gaël Quirante, de A&R evidenció su malestar al encontrarse a punto de ser echado de su propio partido y de la corriente política en la que milita desde hace años. Por su parte, Yvan Lemaitre insistió en la importancia de cambiar el programa de la organización y dijo que la iniciativa de DR en ese sentido ha sido la de proponer una comisión para la reelaboración programática del NPA. Sin embargo, él mismo confesó que el trabajo de esa comisión hasta el momento ha sido nulo. Por su parte, CCR mantuvo una lógica de autoproclamación durante toda la universidad de verano, llegando a puntos ridículos de exageración, como cuando en la asamblea de la juventud plantearon que el NPA Joven es la única organización que moviliza y organiza a los jóvenes de Francia, un planteo absurdo y absolutamente desconectado de la crisis interna del partido y de la actividad (o más bien la falta de ella) que evidencian concretamente los comités jóvenes que CCR dirige.
Ante este estado de la discusión y frente a la desconexión evidenciada por los tres panelistas, un planteo crítico de la iniciativa se evidenciaba como más que necesario. Es lo que hicieron otras tendencias como la Fraction L’Étincelle y el ARC, que también se presentaron al debate compartiendo la necesidad de evitar la escisión, pero manteniendo una distancia frente a la incapacidad evidente de las otras tendencias para compartir una política en común. Es que en realidad, en vez de ponerse de acuerdo para poder impulsar una política unitaria para evitar la implosión, lo que evidenciaron los panelistas de las tres corrientes citadas en los debates fue la exposición de los desacuerdos que las dividen. Una total falta de coordinación entre ellas y una diferenciación política sobre la caracterización y la intervención concreta que evidencia los límites de estas tendencias para dar lugar a una política en común en el próximo congreso.
Así, por ejemplo, uno de los debates entre las tendencias ha sido la intervención en el frente Bordeaux en Luttes, que obtuvo cerca del 10% de los votos en las municipales de Bordeaux y logró consagrar a Philippe Poutou como nuevo concejal electo. Siendo que se trata de una experiencia positiva para el conjunto de la organización en términos electorales en el reconocimiento de la figura de Poutou y la obtención de escaños parlamentarios para realizar la experiencia parlamentaria en un contexto de posibilidades abiertas de luchas extraparlamentarias, una posición sectaria como la de A&R y otras tendencias en contra de esta formación más amplia nos parece equivocada. De nuestra parte hemos postulado que nos parece correcto realizar experiencias en las que el partido pueda confluir con otros sectores en lucha, como los Chalecos Amarillos, y en donde pueda arrastrar a sectores reformistas hacia un programa de independencia de clase. Existe, sin embargo, el riesgo de diluir el partido en este tipo de formaciones, riesgo que debemos advertir y combatir a lo largo del desarrollo de la misma experiencia.
Contra la implosión del NPA. Por un partido militante, unitario, independiente y revolucionario
Partiendo de la premisa de que estamos ingresando en un período de una lucha de clases más álgida, impulsada por el agravamiento de las condiciones de existencia de la clase trabajadora y pudiendo postular que existen luchas en curso desde los sectores explotados y oprimidos, ya sea con carácter defensivo ante los ataques de un capitalismo en crisis como de carácter ofensivo como las luchas por una sociedad más igualitaria en términos de género, raciales o climáticos es que entendemos que es tarea de primer orden sostener y defender las herramientas que posee la clase para organizarse, en este caso el partido.
Nuestro posicionamiento frente a la tentativa de escisión para hacer estallar al NPA es de una profunda oposición porque consideramos que más allá de todos los problemas que tiene este partido mantiene de todas maneras una posición de independencia de clase y una ubicación histórica del trotskismo en la escena política francesa. Por ese motivo su implosión sería un retroceso terrible al que es necesario oponerse. Experiencias vistas en otros países a lo largo de la historia nos marcan la advertencia que una ruptura semejante podría constituir un retroceso muy grande y profundo del cual es muy difícil reponerse. Hemos podido conversar con muchos compañeros durante la universidad de verano y consideramos que romper el partido puede significar un saldo muy negativo en términos no solo materiales sino también procesándose una profunda desmoralización en compañeros de todas las edades, en un contexto que ya de por sí presenta indicadores de fragmentación de los movimientos sociales, de las luchas en curso y de la propia clase.
Nuestra política en este sentido ha sido la de plantear la necesidad de la unidad y de realizar una declaración en común de todos aquellos que quieran evitar la escisión del partido. Nuestra propuesta es clara y la volvemos a repetir una vez más. Nos oponemos rotundamente a la implosión del partido y a una ruptura que contribuiría a sumar más a la fragmentación política del conjunto de la clase trabajadora y que constituiría un retroceso histórico de magnitud.
Es necesario defender el partido como organización para la intervención en la lucha de clases en un contexto de crisis agravada en el cual su continuidad resulta más que necesaria. Es una necesidad del período que el NPA se mantenga reafirmando su carácter independiente como partido de la clase trabajadora. Y que además avance en la reestructuración de su régimen interno para dar paso a un partido militante que funcione como herramienta para la intervención en la lucha de clases.
Consideramos que es parte de la tradición del marximo desprender de nuevas situaciones nuevas formas organizativas en donde se salden para adelante los debates fraternales que puedan surgir. Al mismo tiempo, un ataque contra las diferentes minorías del partido es un ataque contra la democracia interna y es necesario defender el derecho a tendencia de la organización. Ante esto el próximo congreso del partido deberá consagrar la más amplia libertad de debate, sin aplicación de criterios excluyentes para con las nuevas incorporaciones a las filas del NPA, para poder incluir a todos en un debate del cual salgamos fortalecidos como partido.
Planteamos públicamente, como lo hemos hecho oportunamente en cada debate de los que hemos participado, la necesidad de unificar al partido detrás del planteo de evitar la escisión, razón por la cual hemos propuesto hacer una declaración en común de todos aquellos que comparten esta preocupación. Entendemos que hay una mayoría entre los militantes que se opone a la escisión y si bien no podemos saber qué ocurrirá después del congreso, entendemos que el congreso del NPA tendrá lugar en los próximos meses y que no habrá una separación antes de ese momento.
Aportaremos nuestro compromiso militante a estas posiciones que estamos planteando aquí en los lugares donde desarrollamos nuestras intervenciones. Contra la implosión del NPA. Por un partido militante, unitario, independiente y revolucionario.
Las elecciones y los revolucionarios: Por una intervención electoral anticapitalista independiente
a) El adelantamiento de la discusión electoral sin resolver los problemas de fondo
El agravamiento de la crisis sanitaria trajo como consecuencia al interior del NPA la postergación del congreso partidario originalmente previsto para fines del año 2020. Una segunda reprogramación establecía que el congreso tendría lugar durante los meses previos al verano 2021 (alrededor del mes de junio). Sin embargo, el adelantamiento de las discusiones electorales de cara a las presidenciales 2022, con varios de los principales contendientes ya lanzando sus campañas, dio lugar a una inversión en el orden de los debates, haciendo que la discusión electoral se imponga sin que se haya saldado ninguna de las tensiones del suspendido congreso. Como si esto fuera poco, el acuerdo entre el NPA y la Francia Insumisa para las regionales 2021, a la iniciativa de la dirección histórica del partido, y la autoproclamada “pre-candidatura” presidencial de Anasse Kazib 2022, impulsada por CCR-Révolution Permanente, han tensado la situación interna nuevamente al límite de la escisión.3
De este modo, al tiempo que el Consejo Político Nacional del NPA tenía su reunión del domingo 4 de abril de 2021, el militante ferroviario Anasse Kazib anunciaba públicamente a través de sus redes sociales su proclamación como “pre-candidato” del NPA-Révolution Permanente para las elecciones presidenciales del 2022. En los días subsiguientes, el CCR publicaba en sus medios toda una serie de artículos y declaraciones para propagandizar esta candidatura de forma exterior al partido. Evidentemente, no se le escapa a nadie que estos anuncios tienen el objetivo de ejercer presión a la organización y son incorrectos metodológicamente porque pasan por alto todas las instancias democráticas internas. Al mismo tiempo esta candidatura autoproclamatoria favorece las tendencias a la fragmentación del partido y lo deja a las puertas de la escisión con el CCR, quien ya plantea abiertamente la construcción de su propio “Partido Revolucionario de los Trabajadores”.
En este contexto que todavía se encuentra abierto, una próxima reunión de la dirección nacional del partido deberá decidir las modalidades para dar lugar a una conferencia nacional electoral de la organización que pueda definir una candidatura presidencial del NPA para las elecciones 2022, la cual entendemos que tiene que servir para unificar al partido detrás de una campaña anticapitalista independiente.
b) Elecciones regionales 2021: Algunas apreciaciones sobre el acuerdo electoral NPA-Francia Insumisa
El viernes 16 de abril de 2021 se anunció oficialmente en conferencia de prensa el acuerdo alcanzado por el NPA, la Francia Insumisa y la Izquierda Democrática y Social para conformar la lista «Occitanie Populaire» de cara a las elecciones regionales de junio del 2021. Este acuerdo se inscribe en la lógica del arreglo alcanzado en la región de Nueva Aquitania, en la que un sector minoritario del NPA -con Philippe Poutou a la cabeza- cerró un frente con la FI a pesar de no contar con el aval de la dirección regional.4
Podemos decir que la génesis de estos frentes electorales se encuentra en la experiencia de «Bordeaux en Luttes», lista conformada en las municipales 2020 que consagró a Poutou como consejero municipal de Burdeos con alrededor del 10% de los votos. Esta lista conformó una «excepción» en la política nacional de la Francia Insumisa, que en casi todas partes se presentó como furgón de cola en un frente encabezado por el Partido Socialista, los Verdes y el PCF.
En dicha oportunidad, la lista fue encabezada por el candidato obrero del NPA, suscribió un acuerdo de independencia de clase e incluyó una cláusula específica de no aliarse a los Verdes en ocasión de una posible segunda vuelta. Además, «Bordeaux en Luttes» buscó conformar una «representación política de las luchas», surgida a partir de la experiencia real y contando con la adhesión de figuras extrapartidarias del movimiento social, anti-racistas y chalecos amarillos.
Si bien la inclusión de la FI resultaba problemática desde el principio, también es cierto que la apuesta del NPA constituía, en un contexto de fragmentación creciente, una oportunidad para reforzar políticamente al partido en la disputa por un programa anticapitalista. Sin embargo, los acuerdos alcanzados actualmente parecen ir en la dirección contraria, sobretodo teniendo en cuenta la situación interna del partido, amenazado de dar lugar a una «escisión» a corto plazo.
A pesar de partir de la necesidad de representar políticamente las peleas en curso contra el gobierno de Macron, es el programa de la Francia Insumisa el que se impone, el cual lleva la dinámica de la pelea extraparlamentaria a caer en las redes del institucionalismo. Una trampa de la cual el caso del vecino español «Podemos» constituye un ejemplo revelador para sacar conclusiones al respecto del peligro de la adaptación a la democracia burguesa.
En estos momentos, en el que ya se lanzan las principales candidaturas presidenciales para el año próximo, el coqueteo con la Francia Insumisa constituye una dinámica peligrosa. Sería un error político grave que la lógica de unidad con esta formación termine presionando al NPA al punto tal de no presentar un candidato independiente en 2022 y de ir corriendo detrás de la campaña de Mélenchon, como propone un sector (por ahora minoritario) de la dirección del NPA.
c) La necesidad de una intervención electoral revolucionaria independiente
Si bien hay sectores minoritarios dentro del partido que rechazan la necesidad de que el NPA cuente con un candidato propio para participar en las presidenciales del 2022, la realidad es que actualmente la gran mayoría de la organización comparte la necesidad de presentar una candidatura independiente. Incluso, quienes impulsan y quienes rechazan los acuerdos con la Francia Insumisa para las elecciones regionales, hablan al mismo tiempo de mantener una candidatura independiente para las presidenciales. 5 6De esta manera, se pone de manifiesto la necesidad de realizar una próxima conferencia nacional electoral para definir democráticamente los lineamientos de la campaña y elegir al candidato o la candidata que representará al partido en la contienda electoral nacional.
A nuestro modo de ver, las necesidades del período ponen de manifiesto la tarea para los revolucionarios de dar una intervención conjunta en la lucha de clases y también en el terreno electoral. Dicha intervención deberá estar al servicio de reafirmar la independencia política de los trabajadores, de apostar a la construcción de un partido político capaz de dar una respuesta a la fragmentación de las luchas sociales y de afirmar un programa anticapitalista revolucionario. Entendemos que el avance hacia una candidatura independiente y unitaria del NPA tiene que estar al servicio de estas perspectivas, para que construir, como hemos afirmado anteriormente, un partido político militante, anticapitalista y revolucionario.
3En su último comunicado, miembros de la dirección histórica del partido hablan de “un punto de no retorno” y de “una ruptura consumada”, a partir de esta “pre-candidatura”.
4Aclaramos que se trata del sector históricamente mayoritario en el partido a nivel nacional, pero que siendo minoritario regionalmente lanzó este frente bajo el sello de “NPA en lutte”, sin ser validado por las instancias democráticas del partido.
5 Sylvain Pyro: “Regionales 2021: las elecciones y los revolucionarios«.
6 Tribuna: “Defender la expresión independiente de los revolucionarios, también en las elecciones.”, firmada por L’Etincelle, DR y A&R en L’Anticapitaliste, 28 de abril de 2021.