En las últimas horas estalló la polémica en las filas del propio gobierno, tras la firma por orden expresa del presidente de un comunicado que condena «los crímenes del régimen del gobierno de Nicolás Maduro».
Alicia Castro, embajadora argentina en Rusia, renunció tras este impactante hecho político, tras emitir una larga declaración política: «Hoy quiero presentar mi renuncia como embajadora, porque no estoy de acuerdo con la actual política de Relaciones Exteriores».
En las redes sociales, se encendió el debate con pasadas de facturas de aquí y de allá al interior del peronismo.
Repudiamos el voto del gobierno argentino en la ONU contra Venezuela. No apoyamos a Maduro pero somos firmes contra el golpismo imperialista y de gobiernos cipayos como también parece ser el de Alberto Fernández. Solo el pueblo venezolano puede decidir sobre su gobierno.
— Manuela Castañeira (@ManuelaC22) October 7, 2020
Desde el madurismo, fueron durísimos con Fernández. Se habla hasta de una «traición al legado de Néstor Kirchner». Por presión del ala más dura K, el presidente llamará a Maduro para intentar aclarar que el voto «no fue contra Venezuela». Sin embargo, apoyar una declaración que se entromete por derecha digitada claramente por el imperialismo en los asuntos del país latinoamericano, apoyado en un informe de Bachelet, firmado junto a Bolsonaro, es algo difícil de digerir, incluso para el progresismo de paldar negro.
El gobierno se justifica diciendo «condenar» el bloqueo económico de EEUU contra Venezuela, sin embargo, ni una palabra de la declaración firmada menciona ni se posiciona ante la ingerencia imperialista.
Hay que rechazar implacablemente este escandaloso giro derechista del gobierno, lo cual no significa de ninguna manera apoyar al gobierno de Maduro. Criticar su política no significa para nada alinearse a Trump y Bolsonaro, justificando una intervención imperialista (que incluso tiende a lo militar) en los asuntos del país, que deben ser resueltos por los trabajadores y el pueblo venezolano.