Evo Morales entrega a Battisti al reaccionario gobierno italiano

Battisti es un militante de izquierda perseguido por el Estado italiano desde los 70'. Había conseguido refugio político en Brasil bajo Lula y lo perdió con la asunción de Bolsonaro. En Bolivia, Evo Morales se niega a darle refugio, tomó la misma orientación que Bolsonaro y lo quiere entregar al gobierno de derecha italiano.

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Por GABRIEL BARRETO

Cesari Battisti, militante de izquierda perseguido y condenado en Italia por el supuesto – no hay pruebas que Battisti tenga participación en el hecho- asesinato de miembros de la extrema derecha italiana en la década de 1970, momento en que no había garantía para los derechos democráticos en ese país, fue apresado en Bolivia en la noche del sábado (12) por miembros de Interpol entre agentes italianos y bolivianos en la ciudad de Santa Cruz de La Sierra.

Su prisión fue celebrada por autoridades italianas como el vice Primer Ministro, Matteo Salvini de la reaccionaria Liga Norte y por el gobierno brasilero, que, a penas  supo de la prisión se apresuró a decir que Cesare Battisti sería enviado para  Brasil antes de ir para  Italia.

Lo interesante en el intento de capitalización de la prisión de Battisti fue expresado por Eduardo Bolsonaro en las redes sociales, declarando que «el presente está llegando», dejando aún más en evidencia la posición del gobierno en su alineación internacionalmente con los gobiernos ultra-nacionalistas de países como Italia, Hungría e Israel y cumpliendo la promesa hecha por Bolsonaro el año pasado en un almuerzo con embajadores.

Además de eso, traer a Battisti para Brasil era una intención del gobierno de arrogarse el mérito. Más, al final, por miedo de que hubiese alguna acción política que atrasara la extradio, Battisti terminó siendo enviado directamente para  Italia sin pasar por territorio brasilero, como querían los Bolsonaro.

Nos posicionamos  contra la extradición y defendimos que el gobierno de Evo Morales concediera asilo político a Battisti. Porque la decisión de extraditarlo tomada en la transición Temer/Bolsonaro, como ya mencionamos anteriormente, no es un hecho aislado, está asociada con las iniciativas de criminalización de activistas, militantes y movimentos sociales. Sin embargo, esa no fue la posición adoptada por Morales, quien entregó a un perseguido político por  el gobierno de extrema direita italiano. Comenzando por el pedido de refugio hecho por Battisti al gobierno boliviano, que no fue atendido, todo indica que Battisti no se estaba  escondiendo en Bolivia, sino aguardando una decisión de su justo pedido de asilo político a las autoridades bolivianas que optaron por entregarlo.

Pero ese acto de Morales no fue un rayo en un cielo abierto. La presencia de Morales sin intermediarios en  la asunción del gobierno de Bolsonaro quedó marcada por ser una «extraña» presencia de un reconocido líder «de izquierda» latinoamericano, entre presidentes como Mauricio Macri (Argentina), Ivan Duque (Colombia), Sebastian Piñera (Chile) y Martin Vizcarra (Peru).

La posición del gobierno boliviano  de una vergonzosa colaboración con la extrema derecha internacional demuestra los límites de clase de los gobiernos burgueses «progresistas». Estos administraron el capitalismo durante la primeira década del siglo XXI, no tomaron medidas anticapitalistas, desmovilizaron a los trabajadores y gobernaron con y para la clase dominante.

Con la crisis económica y estructural, ese tipo de gobiernos están siendo descartados por esa misma clase dominante y dando lugar a gobiernos reaccionarios de derecha o extrema derecha, como es el  caso de Brasil, de Chile, de la Argentina, de Colombia, de los Estados Unidos,  etc. Confirmando, una vez más, que no se puede dar apoyo político a gobiernos burgueses, por más pogres que parezcan ser.

Es necesario, así, siempre construir movimientos independentes de los patrones, de los gobiernos y de la burocracia, desde abajo, en partidos socialistas revolucionarios auténticos para derrotar a la clase dominante, tomar el poder y desarrollar medidas de transición al socialismo. La lección política que se precisa extraer definitivamente es que esos gobiernos «progres» no son nuestros gobiernos, como dice la izquierda reformista, porque siempre terminan traicionando a los trabajadores y quedando al lado de la clase dominante en las cuestiones decisivas.

Para finalizar, en relación a Battisti, prácticamente no hubo movilización política de la izquierda contra su extradición y prisión. Lo que pensamos es un serio problema, puesto que la determinación de su extradición por el gobierno brasilero y boliviano, es parte de la ola reaccionaria internacional para criminzalizar toda forma de lucha de los trabalhadores y oprimidos. Por eso, es necesario que todas las organizaciones de izquierda den cuenta de esa cuestión y organicen un Comité Internacional para que podamos dar continuidad a la campaña por la libertad de Battisti.

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