“(…) sólo una mujer se presenta como precandidata a presidenta del país. Se trata de la dirigente de izquierda Manuela Castañeira, del Nuevo Movimiento al Socialismo, quien, como el resto de precandidatos, deberá reunir en las internas abiertas del próximo 11 de agosto al menos el 1,5 % de los votos válidos para poder representar a su partido en las elecciones generales del 27 de octubre”. (Diario La Vanguardia, Estado Español, 20/06/19)
Con la ronda del fin de semana último concluyeron las elecciones a gobernador en el interior del país (faltan Mendoza en septiembre y CABA y Provincia de Buenos Aires unificadas con las PASO). Invariablemente, los resultados han sido conservadores.
En las que fueron las elecciones más importantes del domingo último, Santa Fe, el oficialismo perdió, pero, en todo caso, la campaña de Perotti fue más a la derecha que la del socialismo y la elección de Amalia Granata (“Frente unite por la vida y la familia”, coalición entre sectores de las iglesias Católica y Evangélica),marcó una tonalidad hasta reaccionaria a la jornada[1].
En todo caso,ocurre aquí algo clásico, al menos respecto de las características del país desde el 2001 (aunque admite desigualdades y especificidades): el centro del país es más dinámico, más “progresivo” que el interior.
Esto no necesariamente debe ser siempre así. Ahí está el período del Cordobazo (comienzos de los años 70) donde la radicalidad venía de la “periferia” al centro. Actualmente no podemos hablar de radicalización. Pero sí de tendencias progresivas, que hoy día se irradian desde el centro a la periferia.
Argentina es un país centralizado política y económicamente. Es un clásico que el interior muchas veces se oponga al centro como que otras lo siga. Las dinámicas, incluso en períodos revolucionarios, y sobre todo en ellos, hay que apreciarlas en cada circunstancia.
El comienzo de la campaña electoral ocurre como si la dinámica de la crisis se encontrara“suspendida”. Sin embargo, acaban de aparecer los datos de empleo y crecimiento, cifras escandalosas: el desempleo alcanzó el 10.1% superando por vez primera desde el 2006 los dos dígitos. Otro tanto se encuentra subempleado (trabajan menos de 36 horas semanales) y el instituto económico FIEL considera que hay 7.2 millones de personas con problemas de empleo. Como si esto fuera poco, en el primer trimestre de este año la economía cayó 5.8% interanual, un desastre por donde se lo mire. Todos datos que seguramente explotarán no bien la campaña electoral vuelva a cederle el paso a la realidad.
En cualquier caso, es muy difícil hacer pronósticos electorales por anticipado. Las elecciones burguesas tienen la dimensión de la estadística: su ámbito son las más amplias masas. De ahí, que para las corrientes revolucionarias de vanguardia sacar conclusiones“estadísticas” sea muy difícil.
La perspectiva más probable es la derrota del gobierno, incluso en primera vuelta. Con la sumatoria de Massa al espacio kirchnerista, esta posibilidad se ha agigantado.
Sin embargo, a contramano –hasta cierto punto- del clima electoral que se vive en el centro del país, de fuerte odio a Macri, en el interior las tendencias parecen algo más contradictorias; todavía hay que ver cómo se proyectarán en el plano nacional.
Y se detectan, también,otras tendencias. Existe una franja de la juventud, el movimiento de mujeres, el voto de la propia izquierda, incluso sectores de vanguardia de los trabajadores, sectores minoritarios pero igualmente de masas, que escapan a la polarización electoral entre las candidaturas patronales (y que aparecen como el reverso de las candidaturas extremo-derechistas tipo Granata).
Es decir: tendencias mayoritarias al centro y centro derecha (Fernández y Macri), pero implicando también, eventualmente, ciertos desbordes hacia los “extremos”.
Sobre esa franja progresiva que podría escapar a la polarización va a trabajar la campaña electoral de nuestro partido. Esto con la fuerza redoblada del enorme impacto que ha tenido el lanzamiento de la precandidatura presidencial de nuestra compañera Manuela Castañeira, única precandidata presidencial mujer para esta elección.
Conservadurismo
¿Cuál es la explicación del resultado conservador de las elecciones provinciales? El origen del fenómeno es seguramente múltiple. Los aparatos patronales del interior intuyeron la cosa cuando decidieron separar la elección.
Como hemos dicho, existe una franja mayoritaria opositora al gobierno que seguramente se inclinará por el binomio “liberal progresista” de FF[2].
Sin embargo, la cuestión parece hacerse algo más “heterogénea” cuando se aprecia el interior. La mayoría de los gobernadores han tenido margen para despegarse de la crisis nacional. La pregunta es por qué.
Una respuesta posible es que la crisis, el vértigo de la misma, no se ha hecho sentir de la misma forma en el interior. La idea de establecer una “Muralla China” que separe los eventos provinciales de los del país,ha tenido su peso.
Concomitante a esto, quizás, existe otra explicación vinculada a la utilización reaccionaria del sentimiento anti-centralista, federalista. Este sentimiento tiene, eventualmente, bases reales en algunos casos, pero es en gran medida ficticio.
Real en el sentido“cultural” del término: que todo se resuelva en Buenos Aires y no en las provincias. También algún aspecto presupuestario. Todo esto sobre la base que, de todos modos, no existe en la Argentina una cuestión nacional en el sentido estricto del término (salvo respecto de las poblaciones originarias donde la opresión es dramática)[3].
Las bases ficticias tienen que ver con la apelación al elemento conservador: el provincianismo; el desconfiar de todos los elementos de modernidad que vienen del centro; por ejemplo, la lucha por el derecho al aborto.
Claro que estos elementos reaccionarios no tienen igual peso en las grandes urbes del interior tipo Rosario, o Córdoba capital, o Mendoza capital, muy parecidas a CABA.
Sin embargo, a la hora del“una persona un voto”, esto se hace valer como contra-tendencia conservadora. La exitosa elección de Amalia Granata en Santa Fe, es parte de esto.
Y esa cueva de bandidos reaccionaria que es el Senado, que funciona como una superestructura alejada de las tendencias más progresivas de la sociedad, no se puede decir que no refleje nada: expresa distorsionadamente lo que de más atrasado hay en determinados sectores y rincones del país (fogoneado, claro está, por las clases dominantes e instituciones oscurantistas como las iglesias Católica y Evangélica).
Tendencias contrapuestas
El centro y las provincias no siempre caminan de manera acompasada. Esto es un clásico de las revoluciones, así como de las olas y contra-olas progresivas y reaccionarias.
Si tomamos grandes ejemplos históricos, revolucionarios, podemos apreciar cómo la Comuna de París en 1871 y el Berlín revolucionario en 1919 fueron derrotados porque no lograron arrastrar al resto del país; quedaron aisladas y fueron aplastadas.
Caso opuesto fue el de la Revolución de Octubre de 1917. En Petrogrado y Moscú los trabajadores tomaron el poder y el resto del país acompañó. Una de las condiciones para estos desarrollos es que desde septiembre de ese mismo año el campesinado venía protagonizando su propia revolución; las revoluciones respectivas (obrera y agraria) confluyeron.
También la Revolución Francesa de 1789 tuvo un desarrollo de este tipo. París, centro indiscutible de la revolución, fue acompañada, aunque también desafiada, por el interior agrario en distintos momentos de la revolución; alternó momentos de radicalidad y otros conservadores (revolución y contrarrevolución, en este caso).
En fin. Puede que con todo esto nos estemos yendo demasiado lejos. Pero tiene el valor de presentar lo que se juega en las dinámicas pendulares de la lucha de clases y los procesos de polarización.
Procesos que como el voto “pro-vida”de Granata pueden radicalizar la lucha por el derecho al aborto y darle vida propia a este vector en la propia campaña presidencial.
En total, el año está arrojando tendencias contrapuestas y en competencia; tendencias que se canalizan mayormente en una falsa (desde el punto de vista de clase) polarización electoral -aunque el sentimiento que las anima sea genuino-. Pero también podría aparecer algo de espacio para los “extremos”.
Por un lado la tendencia progresiva –aun si es limitada- del voto contra el gobierno. Esta tenencia cuestiona al gobierno de Macri con odio, lo que es muy progresivo. Pero su límite es el posibilismo:“cualquiera menos Macri”.
La otra tendencia, sobre todo de las clases medias altas y sectores populares atrasados políticamente, es conservadora. Es verdad que al gobierno le fue mal en la generalidad de las elecciones en el interior. Pero tampoco ocurrió que el gobierno haya perdido alguna de las gobernaciones que posee. En Jujuy, retrocediendo es verdad, Morales mantuvo la gobernación. Y en Mendoza, Cambiemos parece encaminarse a retener la gobernación (estas elecciones se harán en septiembre).
La polarización electoral incrementada que identificamos en nuestro último editorial, se ha ratificado con los últimos desarrollos. El binomio Macri-Pichetto. Y ahora el anuncio de que Massa y el Frente Renovador irán con los K.
Se han terminado por conformar así los dos polos patronales dominantes para las elecciones. Hundiéndose la supuestamente “ancha avenida del medio”,Lavagna ha quedado sin ninguna posibilidad real como exponente “anti grieta”.
¿Cuál es la explicación de esto cuando podía pensarse que su candidatura por la “unidad nacional” levantaría más vuelo?
Por un lado, que el imperialismo, el FMI y el gran empresariado terminaron definiéndose por Macri en la medida que no apareció otra opción creíble que pudiera presentarse como agente directo de sus intereses. Macri ha tenido una gestión deficitaria;pero es agente directo de ellos.
Por otra parte, el peronismo es el aparato político-territorial más grande del país; un aparato que tiene dificultades para estar en la oposición. Hay veces que el aparato político burgués-burocrático y la representación política directa e inmediata de la burguesía y el imperialismo,no coinciden.
Aparecen divididos. Con las preferencias de la burguesía y el imperialismo, por un lado, y el partido patronal mayoritario, por el otro.
Nada de esto niega que sean, Macri y Fernández, candidaturas igualmente burguesas, y que Alberto sea la versión más conservadora y potable para los mercados que pueda exhibir hoy el kirchnerismo: no por nada acaba de definirse como “liberal progresista”(una nueva connotación en el universo K).
Una de nosotros
La polarización entre Macri y Fernández quizás no agote la cuestión. No se puede descartar que una franja minoritaria se “derrame” hacia los “extremos”.
Una fracción de la juventud, el movimiento de mujeres y los trabajadores es factible que se exprese por la izquierda. La izquierda en nuestro país tiene un cierto “piso” y aun retrocediendo, es factible que se sostenga dentro de determinados parámetros.
El impacto causado por el lanzamiento de Manuela Castañeira como única precandidata presidencial mujer; un impacto que incluso comienza a trascender periodísticamente las fronteras, es expresión de esto.
Si casos como los de Amalia Granata son la expresión localizada de un corrimiento ideológico hacia la derecha, el movimiento de mujeres en nuestro país, y la candidatura de Manuela Castañeira, expresan el polo opuesto.
Son varias las tendencias progresivas que conviven a la izquierda de la polarización patronal, incluyendo en esto amplios sectores de la juventud, del movimiento de mujeres ya señalado, incluso sectores del activismo obrero y la propia izquierda.
Sobre esta base social se desarrollará la campaña electoral de nuestro partido con dos vectores que van a polarizar –en este caso,¡de manera real!- el debate electoral. Uno, el cuestionamiento al ajuste y el FMI. Dos, el sostener en alto la bandera del derecho al aborto.
El FIT ha salido a vender un “acuerdo histórico que no es tal”.Pretendió vergonzosamente bajar de la elección a la única candidatura presidencial mujer.
El Nuevo MAS sale a la campaña con el orgullo de presentar un programa anticapitalista encarnado por una compañera, una mujer,en tanto que son las mujeres hoy el símbolo universal de la lucha contra la explotación y la opresión.
¡Vamos con fuerza a una campaña electoral que puede ser histórica para nuestro partido!
[1]El partido de Amalia Granata ingresó 6 diputados provinciales obteniendo 300.000 votos y quedando tercero en la elección legislativa.
[2]Alberto Fernández se definió de esta manera en un reportaje que le realizaron días atrás.
[3]Este caso debe ser dejado a salvo tomando en consideración circunstancias brutales de opresión como las de la población Mapuche(casos Santiago Maldonado, Santiago Nahuel, etcétera), y otras tribus originarias.